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             Uruguay 
  
  
    
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            Vendiendo 
            espejitos con el corso a contramano
            
              
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      Sanguinetti y Lacalle dirigen un combo integrado por famosos rumberos, 
      entre otros García Pintos, Abdala, de Posadas y como presentador, Néber 
      Araujo. Al son de su fanfarria pretenden convencernos que debemos entregar 
      ANCAP a cambio de espejitos.  
      
      Pero el pueblo, que los conoce, no confía en ellos. Esto los desespera, 
      los vuelve paranoicos, y aumentan los decibeles de su cantaleta. Pero no 
      sólo la sufrida ciudadanía uruguaya está en su contra, también lo está la 
      marcha del mundo. 
        
      
      Las 
      naciones de América Latina y el Caribe están atravesando, desde el punto 
      de vista del desarrollo económico y la mejoría del bienestar de la 
      población, por una “tercera década perdida”. Este resultado pone de 
      manifiesto que el modelo económico acatado por los gobiernos de la región 
      desde principios de la década de los 80, “ha mostrado su fracaso”. El 
      modelo económico comenzó golpeando a los más pobres y a las clases medias, 
      pero recientemente, a la par de la extranjerización de las economías, 
      empieza a “pegar” a los grupos más pudientes, 
       
      “esto explica que en los últimos meses 
      varios prominentes empresarios de Latinoamérica estén criticando al 
      neoliberalismo, lo llamen por su nombre y propongan estrategias 
      alternativas”. 
        
      
      Esas son 
      algunas de las conclusiones de analistas y especialistas en desarrollo 
      económico, industrial y agropecuario convocados por el Programa sobre 
      ciencia, tecnología y desarrollo de El Colegio de México1. 
        
      Allí, José 
      Luis Calva, de la Universidad Autónoma de México, expuso el resultado de 
      20 años del modelo de apertura económica y comercial y liberalización, 
      impuesto a Latinoamérica por los organismos financieros internacionales. 
      En la década de los 80 el producto interno bruto (PIB) per cápita 
      disminuyó en Latinoamérica 0,9% anual, mientras en el conjunto de países 
      de África subsahariana retrocedió 1,4% y en el bloque de naciones del 
      sureste de Asia, que aplicaron una estrategia distinta a la promovida en 
      América Latina por los organismos internacionales, el PIB per cápita 
      aumentó en esa década seis por ciento al año. Los años 90 no fueron 
      diferentes, el PIB per cápita latinoamericano creció a un ritmo de 1,3%, 
      el de África subsahariana retrocedió 0,4% y el del conjunto de naciones 
      del sureste de Asia creció 6% anual. 
        
      En nuestro 
      país la derecha neoliberal no se da por enterada. Sus voceros, con Julio 
      María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle a la cabeza, insisten en mantener 
      un modelo que se reconoce fracasado en todo el mundo y en enajenar ANCAP. 
      Por su parte, los grupos más pudientes -vale decir los mentados 
      inversores- reniegan del neoliberalismo y proponen estrategias 
      alternativas. En su paranoia, ambos personajes se sienten acosados por 
      estas actitudes “antipatriotas” y la desesperación aumenta su 
      peligrosidad. 
        
      
      II 
        
      El fracaso 
      del modelo neoliberal está más que demostrado. Veamos dos antecedentes 
      cercanos:  
        
      
      El tándem 
      Menem-Cavallo fue, en su época, el paradigma que tanto el FMI como el 
      Banco Mundial recomendaba a nuestros países. Hoy, ambos personajes son 
      odiados por la mayoría de su pueblo que los hace responsables, entre otras 
      cosas, del escandaloso incremento de la miseria y la corrupción. Domingo 
      Caballo ahora se dedica a dictar clases en la Universidad de Harvard y a 
      huir de periodistas y micrófonos. Por su parte, el 17 de octubre 
      -conmemorando el “Día de la lealtad” de los peronistas- un patético Menem 
      dijo que el actual gobierno argentino 
       
      “está destruyendo al país”, 
      agregando que 
       
      “aquí no queremos ni 
      colectivismo, ni marxismo, ni comunismo”. La música nos suena 
      conocida. 
        
      El otro 
      ejemplo lo encontramos en el expresidente boliviano Sánchez de Lozada. En 
      su primera presidencia (1993-1997) privatizó teléfonos, trenes, la estatal 
      petrolera IPFB y los gasoductos. El PBI creció casi 5% anual pero el 
      pueblo no vio mejorar su nivel de vida, continuando entre los más pobres 
      del planeta. En 2002 el déficit fiscal llegó a 9% del PBI, el triple del 
      que tenía dos años atrás. En su segundo período de gobierno aumentó la 
      apuesta y se propuso exportar gas natural a través de puertos de Chile, 
      país que en la guerra de 1879 le quitó a Bolivia la salida al mar. Las 
      consecuencias son conocidas. Ante las protestas de su pueblo, que la feroz 
      represión no logró controlar, y pese al manifiesto apoyo del presidente 
      Batlle -o tal vez a consecuencia del mismo- el “Goni” esta vez salvó a 
      Bolivia huyendo en helicóptero rumbo a Estados Unidos. 
        
      
      III 
        
      Mientras 
      los neoliberales uruguayos se esfuerzan por salvar la patria -la suya, no 
      la nuestra- los enemigos no descansan. Los presidentes de Argentina, 
      Néstor Kirchner y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, firman el 
      “Consenso de Buenos Aires”. El documento, entre otras cosas establece: 
        
      
      ·       
      
      El 
      bienestar de los pueblos constituye un objetivo prioritario y por ello hay 
      que combatir la pobreza y la desigualdad, el desempleo, el hambre y el 
      analfabetismo. 
      
      ·       
      
      Hay que 
      fortalecer el rol estratégico del Estado. 
      
      ·       
      
      Dar 
      absoluta prioridad a la educación como herramienta de inclusión social. 
      
      ·       
      
      Ratificar 
      que el Mercosur no es sólo un bloque comercial sino un espacio catalizador 
      de valores, tradiciones y futuro compartido. Fortalecerlo e incorporar 
      nuevos países. 
      
      ·       
      
      
      Incrementar relaciones del Mercosur con socios como la Comunidad Andina y 
      continuar participando desde el Mercosur en negociaciones sobre el ALCA. 
      
      ·       
      
      La 
      administración de la deuda pública debe tener como horizonte la creación 
      de riqueza y puestos de trabajo, protección al ahorro, reducción de la 
      pobreza, y posibilidad de mantener políticas sostenibles de desarrollo 
      económico y social. 
      
      ·       
      
      Hacer 
      extensiva la convocatoria del Consenso a todos los países 
      latinoamericanos. 
        
      Los 
      integrantes del combo neoliberal, afanados en ejecutar canciones de 
      protesta contra Tabaré, no se dan por enterados. 
        
      
      IV 
        
      Nuestro 
      presidente, mantiene un forzado silencio. Los directores del combo lo 
      convencieron que es mejor que guarde su trombón, pues cada vez que lo 
      sopla no hace más que desafinar. En su soledad, sigue pensando en un 
      acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos. Pero otra vez la realidad 
      se impone:  
        
      En la 
      ciudad estadounidense Des Moines (Iowa) acaba de reunirse el Foro 
      Campesino México-Estados Unidos. A la reunión, organizada por tres 
      instituciones católicas, asistieron por lo menos ocho organizaciones 
      estadounidenses de pequeños productores y cinco mexicanas. Los pequeños 
      productores estadounidenses denunciaron que, como consecuencia del Tratado 
      de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no se pueden mantener sólo 
      de la tierra, necesitan trabajos o ingresos adicionales y que los 
      subsidios significan un apoyo mínimo, pues los recursos millonarios en 
      dólares son para las grandes empresas alimentarias.  
        
      
      Por su 
      parte, los mexicanos dejaron en claro que su lucha, canalizada a través 
      del movimiento 
       
      “El campo no aguanta 
      más”, no se detendrá hasta que el presidente Vicente Fox 
      cumpla con los compromisos adoptados en el Acuerdo Nacional para el Campo. 
      Y exigen que, frente al colapso económico y Social que ha significado el 
      TLCAN, debe establecerse una moratoria y renegociación del apartado 
      agrícola y forestal del acuerdo, a efectos de establecer un programa de 
      rescate del sector y el retorno al camino de la soberanía alimentaria que 
      perdió México. El encuentro responsabilizó a ambos gobiernos de la mala 
      administración del campo y sostuvo que se tendrían que deslindar 
      responsabilidades legales de quienes negociaron un acuerdo tan malo y de 
      quienes lo han aplicado indiscriminadamente. 
        
      Por 
      último, el Banco Interamericano de Desarrollo, que preside nuestro 
      compatriota Enrique Iglesias, divulgó el pasado martes un informe sobre el 
      desempleo y los bajos salarios. En el mismo se concluye que la ola de 
      privatizaciones de la década del 90 y la liberalización del comercio 
      internacional tuvieron poco efecto en la baja de la desocupación, uno de 
      los temas más acuciantes en la región. 
        
      
      Sanguinetti y Lacalle ordenaron subir el volumen. Hasta que no lo sepulten 
      los votos rosados, el combo neoliberal seguirá atormentando nuestros 
      oídos, desafiando nuestra inteligencia y nuestra paciencia. 
        
        
      
      Enildo Iglesias 
      Convenio 
      Siete sobre siete – Rel-UITA 
      
      27 de octubre de 2003   
       NOTA 
 
      
      1  
      La Jornada, México, 21.10.03 
      
      
          |