Entrevista a Iñigo Moré, experto internacional en inmigración

“Las remesas son una máquina de reducir pobreza relativa y absoluta”

 

 La vida profesional de Íñigo Moré está ligada al mundo de la economía internacional, el periodismo y el análisis. No duda en criticar la actitud de esos gobiernos que necesitan las remesas de los inmigrantes pero que “no hacen nada”, que tienen “un ministerio de turismo pero aún no han creado uno de remesas, aunque los ingresos son mucho mayores mientras que los ciudadanos que perciben remesas son mucho más vulnerables que los que viven del turismo”.

 

El discurso pausado deja espacio a la ironía y cierta mordacidad cuando, sin apartarse del análisis riguroso, aborda la hipocresía con la que se critica la forma de gastar las remesas por parte de los receptores en los países de desarrollo y asegura que, desgraciadamente, “En Haití no hay un círculo de jóvenes empresarios”.

 

“Los receptores no son inmorales, vagos, sinvergüenzas o dependientes, eso es una falta de respeto”, repite a lo largo de la entrevista. Mensaje recibido. A ver si se empiezan a enterar en los despachos de algún organismo multilateral con sede en Washington.

 

-Según la ONU, las remesas supusieron más de 167.000 millones de dólares en 2005. ¿Qué se necesita para que estos flujos de remesas se conviertan en una herramienta eficaz de desarrollo?

-Depende de lo que entendamos por desarrollo. Si lo definimos en sentido amplio, tal y como lo hace la ONU a la hora de elaborar su Índice de Desarrollo Humano, que considera la educación y los servicios médicos como partes esenciales del concepto, las remesas no sólo producen desarrollo sino que probablemente son ya la principal máquina para el desarrollo en muchos países.

 

En un esquema básico de recepción parental, que es el más típico, los hijos son los receptores y gracias a las remesas tienen escuela, sanidad,... y medido en esos términos, en este momento y gracias a las remesas sólo en América Latina hay millones de niños que pueden ir a la escuela, primaria y secundaria, y que pueden hacerlo eludiendo el trabajo infantil y la explotación. Si identiticamos desarrollo solo con crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) la relación es limitada, pero es que establecer esta relación es inadecuado porque supone responsabilizar del crecimiento de un país a quienes ya no viven en él.

 

-Sin embargo, desde algunas instituciones multilaterales se apunta a la falta de responsabilidad de los receptores como obstáculo que impide la optimización de estos recursos.

-Las remesas son una máquina de reducir pobreza relativa y absoluta. Las remesas, definas como definas la pobreza, arrasan con ella. No puedes pedir que gente con salarios modestos puedan sacar adelante un país. Si quieres que reduzcan pobreza hay que abaratarlas y si queremos que produzcan desarrollo hay que ofrecer opciones: bancarización en destino y capacitación de los receptores en materia de emprendimiento. Las remesas han alcanzado un volumen importantísimo que debería tener un impacto que no tiene. No hay relación entre remesas y crecimiento pero no se trata, como ha definido el FMI, de un problema de moral hazard o deshonestidad.

 

Los receptores no son inmorales, vagos, sinvergüenzas o dependientes, eso es una falta de respeto. Los inmigrantes son los más emprendedores... tienen sentido del riesgo y capacidad de adaptación.. Se acusa al segmento más emprendedor de no serlo, lo cual es totalmente absurdo.

 

-¿Dónde está entonces la diferencia?

-El problema es que las remesas son ahorro del emigrante pero para el que lo recibe es un salario, muchas veces, el único que tiene. Y los salarios, en cualquier parte del mundo, se utilizan para sobrevivir. Además el receptor y el país no ofrecen la misma posibilidad que el mundo desarrollado. Hay una falta de opciones. Se trata de países precarios que han expulsado a sus poblaciones. No hay un sistema financiero sólido. Y en ocasiones falta la confianza de la población en el sistema bancario como ocurre en Ecuador o Argentina. Falta una relación entre remesas y crecimiento porque ese concepto no solo depende del receptor.

 

-América Latina es hoy la principal región receptora de remesas del mundo, con casi un 40 por ciento del total, y hay diez países de la región donde esta fuente de ingresos representa más del cuatro por ciento del PIB, con más peso que el turismo o la ayuda al desarrollo. ¿Cómo se explica este liderazgo latinoamericano?

-Hay varios motivos para explicarlo. Primero, América Latina vive relación amor odio con Estados Unidos, donde recalan, según las cifras más prudentes, veinticinco millones de latinos. Los emigrantes han ido a un país como Estados Unidos, o como España donde hay ya dos millones de latinos. Este pull factor se conjuga con la crisis que vive Latinoamérica desde 1990, crisis que ha generado una enorme presión migratoria en Argentina, Ecuador... Otras regiones también han sufrido estos factores de expulsión, pero no se han podido beneficiar de la proximidad geográfica o cultural con países a los que emigrar. Por otro lado, existe una cultura latina basada en la familia y solidaridad familiar. Y esto está mucho más acentuado que en otros países, como en el mundo árabe.

 

-¿No le resultan abusivos los precios impuestos por las remesadoras?

-Las remesas que recibía España en el siglo pasado costaban el 0,5 por ciento. Ahora, tanto una remesa como un giro tienen un coste medio del 7 por 100 para un envío medio de 150 euros (200 dólares). La transferencia bancaria está entre el 20 y el 23 por ciento. España y América estaban más cerca financieramente hace un siglo y medio que ahora.

 

-¿Cual es la diferencia?

-El coste de regulación. Hace dos siglos cualquiera podía montar un negocio, no había auditorias. Ahora 300.000 euros sólo por la licencia para montar una remesadora, hay que rendir cuentas al Banco Central y otros controles. Todo esto cuesta y el que lo paga es el cliente.

 

-¿Pero esos controles no son necesarios?

-No son controles, sino trabas. Porque las remesas no son un instrumento óptimo para el blanqueo, la mafia o el terrorismo y no lo son porque la media en los envíos es de doscientos euros y sólo para blanquear un millón de euros habría que enviar 5.000 remesas. Calculando que rellenar cada papel para el envío lleva dos minutos y medio, harían falta 208 horas para hacer los 5.000. Es decir, casi nueve días completos trabajando las 24 horas. Y eso solo para iniciar las transacciones.

 

Asistimos desgraciadamente a una tendencia para aumentar los controles y a mí me lleva a preguntarme si no es una acción encubierta para controlar la salida de divisas de un país. El fin es limitar las remesas porque la salida de divisas pone la balanza en números rojos para cualquier país.

 

-España se ha convertido en el sexto remesador mundial y en el segundo, después de Estados Unidos, en envíos a América Latina ¿Están los esfuerzos políticos a la altura del puesto que ocupa España? ¿Las distintas propuestas lideradas por España en este sentido son efectivas o se trata de simples posturas de cara al público?

-Quisiera dejar claro que la actitud del gobierno español es positiva, es el gobierno que tiene la postura más positiva en todo el mundo. No todos los países van en sintonía y algunos que desgraciadamente tienen una actitud contraria y entorpecedora.

 

Esto ocurre incluso en algunos de los países que viven de ellas. Por ejemplo, en Colombia se tasan todas las remesas con un impuesto de cuatro por mil, que es el impuesto más inmoral del mundo, pues el receptor está encima en las capas más precarias de la sociedad. Ni el hecho imponible ni el sujeto viven en el país, pero el gobierno cobra. Es un impuesto para la pobreza y la solidaridad. Paga el que es pobre y solidario.

 

-¿Qué sería necesario para mejorar la situación?

-Las remesas pueden servir para muchas cosas pero desgraciadamente nadie se ha dado cuenta de su potencial. Además hay países emisores que consideran que es una pérdida de divisas y están dispuestos a tasarlas. En el estado de Georgia, en Estados Unidos, quieren gravarlas con el 5 por ciento.

 

El problema es evidente. Si las remesas suponen como media el 4-5 por ciento del PIB del país receptor sólo hay que pensar qué ocurriría si las remesas fuesen tasadas. ¿Hasta qué punto América Latina puede sobrevivir sin ese porcentaje? Las remesas ofrecen oportunidades pero tienen muchos enemigos y solo la iniciativa gubernamental fuerte puede enfrentar el problema. Lo que está en juego es si son justas y legítimas y si van a poder existir en el futuro.

 

 

Juan Carlos Galindo

Agencia de Información Solidaria

21 de abril de 2006

 

 

 más información

 

 

Volver a Portada

 

   UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 -  902 1048 -  Fax 903 0905