Marines en el Chaco
El servilismo voluntario
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Para el
político y analista paraguayo Euclides Acevedo, la Casa
Blanca cumplirá una agenda exclusivamente estadounidense con
el desembarco de sus tropas en suelo paraguayo, mientras que
el papel que juega este país es absolutamente secundario,
pues se limitará a no hacer cuestionamientos. Acevedo
expresó que la presencia de los marines dentro del
territorio nacional “es un signo revelador de la ausencia de
un verdadero Estado paraguayo”.
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Euclides Acevedo |
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El analista lanzó duras críticas contra la decisión tomada
casi en secreto por el gobierno y el Congreso Nacional de
otorgar la venia correspondiente para la venida de 400
soldados estadounidenses, sin que haya quedado clara la
verdadera “misión” que cumplirán durante un lapso de 18
meses.
Acevedo es el político y analista que ha expresado
públicamente su postura contraria y crítica a la nebulosa
actuación del gobierno y el Congreso Nacional al otorgar un
permiso sin restricciones para el desembarco de tropas
estadounidenses a suelo paraguayo. El ex senador nacional y
ex ministro de Industria y Comercio afirmó que al otorgar la
venia a los militares extranjeros, el gobierno nacional
demostró que el Paraguay no cuenta con una real política
exterior ni de defensa de su soberanía, lo que ha puesto en
jaque la continuidad del país como miembro pleno del
Mercosur y ha generado el enojo de dos de los sus socios más
poderosos del bloque: Argentina y Brasil.
“A nadie escapa que el Paraguay tiene derecho a vincularse
con cualquier país del mundo; sería una tontería que no se
vincule con Estados Unidos, pero creo que ésta no es la
manera más conveniente”.
El analista político se reafirmó en que la administración
del presidente Nicanor Duarte Frutos cometió un gran error
al arriesgar la relación que el Paraguay mantiene con los
demás miembros del Mercosur, “Porque es evidente que seremos
eternos vecinos de Argentina y Brasil, mientras que con los
Estados Unidos, la vinculación será siempre más distante, y
no sólo por una cuestión geográfica, sino por las abismales
diferencias que nos separan, a pesar de que seguirá siendo
el imperio del mundo por mucho tiempo más”.
Pero, para Acevedo, el principal error de Duarte Frutos fue
no recurrir a una negociación previa entre ambos gobiernos,
que pusiera en claro el objetivo de la misión de los
estadounidenses en nuestro territorio y que apuntara a
obtener algún tipo de ventaja comercial y no puras
“migajas”, como la atención sanitaria a sectores marginados
de la sociedad paraguaya. “Duarte Frutos procedió mal,
porque afirmó que el país es soberano desde 1811 pero no fue
capaz de negociar la venida de los estadounidenses; ellos
fueron quienes decidieron venir y punto. En ningún momento
les importó nuestra opinión al respecto”.
Se preguntó por qué las tropas yanquis no decidieron
desembarcar en Chile, país con el cual el gobierno de
Estados Unidos firmó un tratado de libre comercio, o en la
Argentina, Brasil, Uruguay, o incluso en Bolivia, en donde
la Casa Blanca tiene amplios intereses sobre el gas natural.
“¿Por qué nosotros? – cuestionó–, pareciera que el único
Estado permeable para este tipo de cosas es el Paraguay.
Somos muy poco serios como país. Las tropas gringas
desembarcan y nosotros afirmamos que a cambio de eso vamos a
exportar jeans a Nueva York. O sea que cambiamos un
container de ropa por una cantidad de marines que vendrán
aquí a, supuestamente, atendernos los dientes”.
Aplacar reacciones adversas
Euclides Acevedo agregó que la falta de transparencia en el
proceso de otorgar el permiso para el desembarco de los
marines fue el principal error del gobierno paraguayo. Nunca
existió una buena explicación a la ciudadanía por parte de
la administración de Duarte Frutos, ni del Congreso
Nacional, sobre los fines perseguidos por la Casa Blanca con
el desembarco de sus tropas en suelo guaraní.
El analista expresó que resultaba fundamental para el
Paraguay, sobre todo como país miembro de un bloque
regional, implementar el derecho a la consulta y a la
información para aplacar ciertas reacciones adversas –y con
mucha razón– de sus socios comerciales más poderosos, Brasil
y Argentina, como de hecho sucedió.
“En territorio paraguayo podría desembarcar cualquier
ejercito del mundo, si nosotros fuéramos capaces de tener
una estrategia clara al respeto. Pero no la tenemos. Aquí
desconocemos todo con respecto al desembarco yanqui, y si no
sabemos somos parte de una gran masa ciudadana que es sorda,
muda y, por consiguiente, cívicamente analfabeta”, expresó
Acevedo.
La excusa recurrente utilizada por la Casa Blanca para
afincarse en cualquier territorio del mundo sigue siendo la
lucha contra el terrorismo. Como ejemplos palpables de las
consecuencias altamente negativas que esta supuesta lucha
puede ocasionar para un país libre y soberano están
Afganistán e Irak. Pero para Acevedo, los verdaderos motivos
que impulsaría a George Bush a enviar sus soldados a esta
región del continente sudamericano lo constituyen el binomio
Lula-Chávez y, posiblemente, la potencial asunción de la
presidencia de Bolivia del líder indígena de izquierda, Evo
Morales.
El analista político expresó que el problema del terrorismo
no se compondrá con la venida de tropas militares, sino con
la implementación de un servicio de inteligencia, que sería
el mecanismo más efectivo para detectar el movimiento de los
posibles terroristas en la región, razón por la cual, para
Acevedo “la alusión a una lucha contra este flagelo resulta
absurda”.
Otro tema que subyace es que a cambio de la entrada de los
militares extranjeros Bush prometió otorgar una cooperación
económica no reembolsable de 25 millones de dólares al
Paraguay. “¿Quién controlará esa ayuda?”, se preguntó
Acevedo. “Paraguay no puede seguir viviendo de la política
mendicante. Y como ejemplo basta con observar en las calles
de Asunción las patrulleras de la Policía Nacional con la
bandera de
Taiwán adheridas a ellas. No es posible que los órganos de seguridad del
Estado tengan que sobrevivir del obsequio extranjero. Esto
revela que nuestra soberanía es completamente limitada”.
Riesgos con el Mercosur
A pesar de
la poco clara actuación del gobierno paraguayo al negociar
la venida de las tropas de la Casa Blanca, para Acevedo es
improbable que este hecho ponga en riesgo la relación del
Paraguay con los demás países del Mercosur.
“Los
brasileños, y particularmente Celso Amorím, hicieron una
notificación un tanto agria al Paraguay sobre este tema,
pero pienso que, a pesar de eso, este hecho no ocasionará un
rompimiento en las relaciones entre los miembros del
Mercosur”.
Dijo que
para contrarrestar las desventajas impositivas para el
Paraguay, en el marco del mercado común, el gobierno debería
designar un contingente de elite de negociadores que
consigan mejores oportunidades, que permitan al país obtener
porciones más importantes de los mercados regionales. Agregó
que Paraguay no puede seguir negociando por la vía de la
extorsión y el chantaje, pues resulta inadmisible
“coquetear” con el gobierno estadounidense con el sólo
objetivo de obtener mayor “docilidad” del Brasil o de la
Argentina, para que accedan a compartir un mayor porcentaje
de la torta de sus mercados con el Paraguay.
“Así no se
negocia. Las negociaciones tienen pautas, reglas, códigos y
estilos que el gobierno paraguayo no sabe cómo poner en
práctica”.
Mariscal Estigarribia,
sitio estratégico
A pesar de
la venida del gran contingente de marines, Acevedo duda de
que los estadounidenses construyan dentro del territorio
paraguayo una base militar, similar a la de Guantánamo en
Cuba, aunque no le cabe duda de que determinadas zonas del
territorio nacional resultarán sitios clave para el
desarrollo de la misión que las tropas vienen a cumplir en
el Paraguay. Uno de esos sitios, por su ubicación geográfica
y el equipamiento que posee, es el aeropuerto que el Tercer
Cuerpo de Ejercito cuenta en la ciudad de Mariscal
Estigarribia, en pleno corazón del Chaco paraguayo. Este
pequeña pero estratégica urbe resulta más que ideal por la
corta distancia en que se encuentra de las más importantes
capitales de la región como Buenos Aires, Brasilia, La Paz y
Santiago.
“Es que
ubicándose en Mariscal Estigarriba o en las afueras de
Asunción, están a una hora y media de La Paz, una hora y
media de San Pablo, dos horas de Santiago, una hora y media
de Buenos Aires; esas son pautas estratégicas que demuestran
que el lugar especial para contar con una ‘campana’ que
controle la región es el Paraguay. Eso es obvio”.
Recuperar la credibilidad
A pesar del
escaso 37% que Nicanor Duarte obtuvo en las últimas
elecciones generales, es el presidente con mayor legitimidad
en la historia de la transición de nuestro país, aunque la
credibilidad que recibía al principio de su gobierno se va
diluyendo a pasos agigantados por el desgaste natural, pero
principalmente por la ausencia de claridad en su gestión,
según opinó Euclides Acevedo. “Esta pérdida de confianza
resulta preocupante, pero pienso que la crisis de
credibilidad que hoy en día existe entre los ciudadanos
paraguayos para con sus gobernantes es la misma que tienen
los países vecinos para con el Paraguay”.
Por esta
razón, para el analista es fundamental que el Paraguay
recupere la confianza de los países vecinos, aunque duda de
que la Cancillería tenga la capacidad necesaria como para
recuperar la credibilidad de los socios mayores del Mercosur.
Agregó que el país debería aprovechar el interés que generó
este tema, principalmente en Brasil, para volver a
posicionarse como un país creíble y digno de confianza para
sus socios. “Debemos aprovechar esta circunstancia de que,
evidentemente, somos importantes para los demás países del
Mercosur, hecho que se evidenció con la reacción del
canciller brasileño, Celso Amorím. Entonces, debemos
notificarnos de que somos importantes, por tanto debemos
administrar eso y recomponer nuestras relaciones”.
Acevedo
expresó que el Paraguay debería manejar una política
exterior que deje en claro a la Casa Blanca que no pretende
convertirse en una próxima colonia estadounidense. Para el
analista, depende de la habilidad negociadora del gobierno
convertir “el error” de otorgar la venia para la entrada de
los soldados al país en una verdadera victoria política, que
permita al Paraguay, mediante una buena política exterior,
reposicionarse dentro del Mercosur y recuperar la
credibilidad perdida.
“Pero para
alcanzar este objetivo necesitamos profesionales dentro del
Estado, donde lamentablemente no tenemos, y los que lo son
no están en el Estado. Aquí existe una mala administración
de los recursos humanos. Debemos empezar a construir los
recursos humanos y estratégicos para fundar una nueva
República. El modelo actual de administración del Estado no
da para más. En el mejor de los casos, perdiendo soberanía
nos convertiremos en Puerto Rico. El otro destino, que es
más probable, si no revertimos estos errores ahora es
parecernos a Haití. La unidad nacional exige en este momento
la alianza de todos los paraguayos que, antes de que sea
demasiado tarde, permita cambiar esta situación y nos
conduzca a construir un nuevo país”.
En
Asunción, Rosalía Ciciolli
© Rel-UITA
14 de
octubre de 2005
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