Paraísos fiscales, pobreza y terrorismo

 

La Comisión Europea ha declarado ilegal (o lo hará en breve) el régimen fiscal de Gibraltar, la reducida colonia británica en territorio español. Gibraltar es un paraíso fiscal con 30.000 sociedades fantasmas donde se blanquea el dinero ilícito de la mafia rusa de la Costa del Sol española.

 

 

Según Naciones Unidas, hay 74 paraísos fiscales en los que están depositados una cuarta parte del PIB mundial, seis billones de dólares. Aunque otras estimaciones elevan la cifra a once billones de dólares. La organización civil internacional ATTAC define los paraísos fiscales como "algunos países, islas o enclaves geográficos con regímenes jurídicos opacos, reglamentaciones fiscales muy laxas que ofrecen exenciones y beneficios muy atractivos para el capital financiero y para la actividad financiera en general; los ofrecen a extranjeros no residentes y a sociedades domiciliadas legalmente en el lugar, aunque sólo sea con una dirección postal". Los paraísos fiscales o centros financieros offshore se caracterizan por no poner impuestos a los movimientos y operaciones financieras, su hermética oscuridad respecto a esas operaciones, sus protagonistas y beneficiarios, y la persistente negativa a facilitar información aunque la pida una legión de jueces. La OCDE, que agrupa a los países más desarrollados del planeta, ha tardado once años en acordar un amago de definición de paraíso fiscal. No es de extrañar porque entre sus miembros hay dos paraísos fiscales (Suiza Y Luxemburgo). Diferencias de léxico aparte, la razón de ser de los paraísos fiscales es un secreto bancario a prueba de bombas y la garantía de la mayor oscuridad administrativa posible. Esto los convierte en colaboradores necesarios para la inestabilidad del sistema financiero mundial, para el blanqueo de dinero ilícito del crimen organizado, para empobrecer más a los países del sur y, finalmente, para que los grupos terroristas dispongan de vías seguras de blanqueo y financiación.

 

En los paraísos fiscales para blanquear y evadir impuestos son imprescindibles las empresas-pantalla, llamadas sociedades instrumentales, empresas que no existen o que simulan su existencia con una simple dirección postal. ¿Habrían sido posibles los grandes escándalos financieros de Enron (EEUU), Elf (Francia), BBVA (España) y Parmalat (Italia) sin paraísos fiscales con sociedades instrumentales? Esas grandes estafas han perjudicado o arruinado a millones de pequeños y medianos accionistas, pensionistas y empleados.

 

Se calcula que la evasión de impuestos a gran escala en países desarrollados reduce hasta un 15% los ingresos de los Estados y, en consecuencia, la inversión en educación, sanidad y seguridad. Además, la corrupción tiene en los paraísos fiscales los cómplices imprescindibles donde guardar y camuflar el fruto de sus rapiñas: esa corrupción retrasa el desarrollo social, como reconoce el propio FMI, o precipita directamente a la ruina. El caso de Argentina es significativo: el dinero evadido o robado a lo público fue a paraísos fiscales y casi equivalía al monto de la deuda externa que ahoga al país.

 

Investigadores de todo el mundo concluyen que la financiación de grupos terroristas es inseparable de los paraísos fiscales. Según un estudio de la economista Loretta Napoleoni de la London School of Economics, el terrorismo mueve al año alrededor de 500.000 millones de dólares. Ese dinero precisa ser blanqueado porque "el terrorista esta obsesionado por el dinero para comprar armas, pagar pisos francos y viajar de un lado a otro". Según Napoleoni, los grupos terroristas actuales consiguen dinero en un país, lo transfieren a otro y actúan en un tercero. Una situación típica para utilizar paraísos fiscales, tal como descubrió la policía española en 2002: la banda terrorista ETA había blanqueado grandes sumas en paraísos fiscales a través de sociedades instrumentales.

 

Pese al carácter disolvente y desintegrador de los paraísos fiscales, ni el FMI ni el Banco Mundial ni la OCDE tienen intención real de hacerlos desaparecer, acaso porque su existencia es posible por el empecinamiento neoliberal de mantener el secreto bancario así como la desaparición de normas que regulaban los movimientos financieros, y ambos dogmas forman parte de la teología neoliberal imperante. Por otra parte, y a pesar de la relación de los paraísos fiscales con la inestabilidad financiera internacional, el blanqueo, la corrupción y la financiación del terrorismo, EEUU no tiene demasiado interés en suprimir los paraísos fiscales y Europa no se pone de acuerdo consigo misma; ni siquiera ha logrado que los países de la Unión intercambien información fiscal. Sin embargo, la desaparición de los paraísos fiscales es imprescindible so pena de que aceptemos que el planeta Tierra se convierta en feudo de corruptos, criminales y terroristas.

 

Sin duda es una larga y dura batalla porque lo es contra la vieja y nefasta visión que pretende que el beneficio económico está por encima de las personas, del mundo y de la propia vida.

 

 

Xavier Caño

CCS. España

31 de marzo de 2004

 

 

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