Colombia

 

El reforzamiento del nuevo

Polo Democrático Alternativo

Carlos Gaviria Díaz

 

 

Las jornadas del mes de mayo de 2006, con el histórico rompimiento de la barrera de los 2.000.000 de votos por el doctor Carlos Gaviria Díaz en la elección presidencial del 28, y el impresionante cierre de campaña en la Plaza de Bolívar de Bogotá el día 21, resultaron inolvidables.

 

Tuvieron gran trascendencia, porque en esas dos fechas quedó plasmado ante todo el país, el triunfo de un Polo Alternativo de izquierda democrática, juvenil, alegre, expectante y decidido a actuar en defensa de los intereses populares, listo a reconstruir el mundo político deteriorado por las oligarquías bipartidistas.

Se dibujó un programa político alterno firme para el futuro por parte de las fuerzas nuevas, y el Polo logró un esperado triunfo: escaló el Everest de la historia en las izquierdas colombianas, a partir de la toma del poder estatal en Bogotá en 1854 por los artesanos socialistas del "Alacrán" Posada, la Junta Central de Francisco Antonio Obregón y el patriótico Ejército Nacional con el general Melo.

La construcción del nuevo Polo

El Polo es ahora el receptáculo visible de todo este acumulado político, latente y actuante, de siglo y medio, y escenario privilegiado de la gestión de todas las nuevas fuerzas nacionales. Hemos trabajado bien y duro para llegar a este hito y recibir aquel mandato popular al que debemos responder con toda lealtad; van mis felicitaciones efusivas para todos y todas en las diversas regiones y ciudades. Pero estos logros tienen un artífice particular, cual es la evolución personal y labor movilizadora del ex-presidente del Frente Social y Político, el senador Carlos Gaviria Díaz.

Él ha sido y seguirá siendo por un buen tiempo nuestro principal dirigente y nuevo director del partido, alrededor de quien tendremos que concentrarnos en nuestra diversidad para sobrevivir políticamente y actuar de manera coherente.

Con estos objetivos, el doctor Gaviria nos dio importantes consignas en su discurso del domingo 28 por la noche, en el Centro de Convenciones: esas consignas son de unidad, dignidad, oposición al régimen, y voluntad de poder, consignas que juegan en un contexto ético y estético a nivel individual y a nivel colectivo.

Sin unidad no podremos avanzar y consolidar el triunfo alcanzado y el proyecto político que nos propusimos. La prueba vendrá pronto, en las elecciones regionales del año entrante 2007. Si no las preparamos bien, con juicio, orden y mutua comprensión, ellas podrán terminar en una debacle que impedirá avanzar hasta el año 2010, meta lejana que, me parece, no está en las preocupaciones inmediatas del doctor Gaviria, aunque parece que sí en algunos otros dirigentes amigos demasiado acelerados.

Lo más urgente para preservar la unidad en el nuevo Polo engrandecido, es restaurar los mecanismos que hemos empleado para llegar a donde ahora estamos, incluyendo continuar la buena costumbre de la consulta interna. Es urgente revivir a la Mesa de Unidad, formalizarla y legalizarla para que con toda autoridad resuelva los problemas más acuciosos regionales y nacionales que se vayan presentando.

Para estos fines, contamos ya con el Ideario de Unidad aprobado en noviembre último; con un detallado programa de gobierno discutido y consensualizado a partir de febrero de 2005; y con la productiva creación de la Mesa de Unidad. Falta superar nuestra dispersión y fracturas, tarea de organización interna que es de la mayor urgencia, con el fin de crear o imaginar vínculos aún más fuertes y profundos entre nosotros, basados en convicciones y sentimientos sinceros. Hay que comenzar esta tarea enseguida, con miras a organizar bien, desde las regiones, el congreso nacional del Polo e impartir orientaciones constructivas para nuestra acción en las próximas elecciones.

No es necesario atollarse en minucias organizativas, pero sí esperar un papel determinante y orientador de parte del nuevo director, y la decidida colaboración de nuestros congresistas, diputados, concejales, ediles y de los distinguidos gobernantes de entidades territoriales donde el Polo está gobernando. La tarea está clara "construir democracia, no más desigualdad", lo cual es invitación a actuar con dignidad y lealtad con las necesidades y expectativas de nuestros pueblos.

Sobre las ideologías necesarias

El Polo nuevo, impulsado desde las bases regionales con democracia real en sus rangos, puede ahora trabajar para alcanzar la consistencia necesaria y defender la potencia y continuidad del nuevo partido en la prueba de las elecciones de 2007. Esta necesidad urgente de construcción del Polo lleva a entrar sin miedos al terreno ideológico. Sé de las resistencias y temores que este tema suscita. Pero invito a trabajar con serenidad y dejar atrás algunas posturas y tesis que puedan resultar históricamente determinadas, actuando "sin sectarismos ni ambigüedad" y sin pruritos de personalidad o arrogancia, sin ningún "ismo". El PDA de izquierda democrática que ha triunfado, contiene este catalítico organizativo, porque lleva un buen tiempo coexistiendo en sus grupos y corrientes internas, con los positivos resultados que saltaron a la vista el 21 y el 28 de mayo.

Para reforzar el nuevo Polo aquí dibujado, quiero empezar planteando aspectos relacionados con la identificación político-ideológica de nuestro principal dirigente. Gaviria, como muchos de nosotros, es de origen liberal por familia pero ha sido capaz de descargar aquel pesado lastre. Él mismo se ha autocalificado como de la izquierda democrática, lo cual es justo, pero parece que no ha sido suficiente. Algunos comentaristas insistieron, durante la campaña presidencial, en calificarlo como "liberal doctrinario" o liberal a secas, como fue con Gerardo Molina quien en realidad culminó su vida como declarado socialista. Al mismo tiempo, otros observadores en especial enemigos políticos, lo endilgaron como "comunista camuflado". Me parece que, por ahora, y con base en las propias tesis expuestas por el doctor Gaviria en la plaza pública y en el programa de gobierno, sería adecuado reinterpretarlo como "radical demócrata", tal como lo percibió la revista Cambio del 27 de marzo de 2006 en su artículo de portada.

¿Cómo radical?. Esta palabra se ha pervertido en su uso, al olvidarse sus orígenes etimológicos (del latín radix, raíz). Existe un partido derechista llamado "Cambio Radical", claro que poco convincente, que será de corta vida. Pero me parece que con el radicalismo bien entendido, iríamos por buen camino. Ojalá esto no se malentienda. Ser radical es tener criterios bien formados para reconocer y sentir las raíces de donde proviene la savia de la cultura y de la personalidad. Esta es una tesis clásica de los revolucionarios desde 1789. Pero, a diferencia de la deformada interpretación partidista señalada atrás, o de la reducida interpretación socialdemócrata, en América Latina ha surgido una escuela socialista crítica y humanista que busca raíces propias en cada cultura y en cada nación, para reconstruir sociedades en crisis, como la nuestra, tarea que ha correspondido a renovadoras corrientes populares autóctonas, desde Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador y Venezuela hasta México y Guatemala. En Colombia existe hoy una nueva escuela radical demócrata que sigue los pasos del "radicalismo" de Murillo Toro, Camacho Roldán, Parra y los Pérez de finales del siglo XIX, dirigentes que llegaron todos a ser presidentes de la República. Pero que, a diferencia de los patricios mencionados que eran demasiado europeizantes hasta el punto de proclamar al Olimpo de los dioses griegos como su faro orientador, y que lloraban leyendo a Lamartine y Victor Hugo, a diferencia de aquéllos, nosotros los radicales demócratas del siglo XXI queremos investigar, conocer y apreciar nuestras propias raíces como pueblos y naciones de donde se derivan valores fundantes de absoluta utilidad en las gestas políticas actuales.

Tales son los criterios que nos guían como socialistas contemporáneos. Ya hay algunos tratados al respecto que están circulando y creando opinión, y un grupo de intelectuales estamos listos para promover el nuevo radicalismo propio, y lo raizal de nuestro mundo tropical, como criterios básicos. Tomamos muy en cuenta a nuestros "pueblos originarios", porque son los que realmente han construido a la nación colombiana dándole su sabor particular. No es la Colombia de las élites extranjerizantes que nos han gobernado de manera tan discutible. Sólo falta que partidos y movimientos nuevos, como los del Polo, se reconozcan en esta búsqueda autonomista, nacionalista y culturalista, y empleen el radicalismo democrático contemporáneo, como elemento de cohesión interna de las nuevas fuerzas, esto es, como pegando ideológico de unificación y acción concertada. Y como ariete de lucha contra los obstáculos del status quo inadmisible que viene frustrando las justas aspiraciones de nuestros pueblos.

Sobre los componentes políticos del Polo

Este tema del radicalismo histórico y democrático como pegante de actitudes, sentimientos e ideas en el nuevo Polo, me lleva a un segundo planteamiento sobre los componentes políticos de éste. Vistos como elementos de oposición al régimen y de vocación de poder.

Todos sabemos que las diferencias entre nosotros, a veces demasiado personalizadas, son las que cubren la gama desde la izquierda hasta el centro izquierda. Les invito a recapacitar sobre nuestra función pública con miras a gobernar y seguir gobernando donde ya estamos situados. No dejemos que aquellas diferencias del tipo secundario o marginal se agranden o conviertan en tumores destructivos. Cada cual tendrá que hacerse un examen propio para determinar si se acerca o no a los presupuestos ideológicos del "radicalismo democrático" que ha enfatizado siempre lo social, con las inclinaciones socialistas raizales y marcos éticos-estéticos que aquí estamos proponiendo. Por fortuna pertenecemos a un movimiento de bases sociales y regionales en el que no se acepta la imposición vertical ni se practican expulsiones contraproducentes ni castigos semejantes.

Supongo que esta propuesta, algo audaz, pueda producir polémica interna y posiblemente alguna decantación partidista. Pero el propósito no es en ninguna forma delimitar o reducir al Polo, sino reforzarlo como eje político articulador de la oposición. En la práctica así ha ocurrido en el FSP desde su creación. El caso del FSP lo destaco porque allí no sólo hemos sido compañeros comprensivos de las diferencias, sino que hemos logrado construir amistades sinceras y respeto mutuo con fundamentos éticos, con todo lo cual se quiere ingresar de lleno al nuevo Polo como corriente o tendencia.

Si el Polo debe ser "radical" en el sentido aquí recordado, además de "democrático" y "alternativo" como ya se ha acogido con éxitos, está así abierto a la discusión, comenzando con los respectivos ajustes que ello implicaría en nuestro programa de gobierno, el ideario de unidad, la Mesa de Unidad y el Consejo Nacional. Aspiro a que esta Carta llegue a las plenarias del próximo congreso nacional del Polo, y que sea discutida en nuestros grupos temáticos, tertulias y retiros, por lo que quedaré agradecido.

Las expectativas sobre este congreso naturalmente son grandes, y hay que prepararlo desde ahora y desde las regiones. El momento es crucial. De allí depende que el impresionante acumulado político de izquierda que hemos ganado en los últimos años no se malgaste o se disuelva, sino que siga agrandándose y fructificando en el Kaziyadu o renacer de los Huitotos, para el bien de los pueblos colombianos, el de sus clases productivas y trabajadoras, y el de las prácticas políticas en general.

Con todo el entusiasmo de esta epopeya que el destino nos permitió vivir en estos días y meses, quedo con suma esperanza y con el orgullo de pertenecer al nuevo y radical Polo Democrático Alternativo

 

Orlando Fals Borda

Rel UITA / La Insignia

20 de junio de 2006

 

 

 

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