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                    Reconocer la realidad del trabajo infantil |      
                    El nombre de su lucha choca en los oídos de Occidente, es la 
                    lucha por la dignidad en el trabajo… infantil. Frente a la 
                    postura abolicionista de las organizaciones internacionales, 
                    el movimiento de los Niños y Adolescentes Trabajadores (NATs) 
                    reivindica una regulación de su situación y, ante todo, un 
                    protagonismo en la toma de decisiones que afectan 
                    directamente a sus vidas. Organizados desde hace 30 años en 
                    América Latina (MOLACNATAS), 10 años en África (MAEJT), y 
                    algo más de 20 en Asia (BAL MAZDOOR UNION y BHIMA SANGHA), 
                    celebraron su Primer Encuentro Mundial en Kundapur (India) 
                    en 1996. Estos días se han reunido de nuevo en Berlín (entre 
                    el 19 de abril y el 2 de mayo) para poner en común sus 
                    experiencias y unir esfuerzos para crecer como movimiento 
                    mundial. 
                      
                    Los NATs son unas redes de organizaciones de niños y 
                    adolescentes que dependientes de cada país, trabajan a nivel 
                    regional, nacional o continental sobre unos principios 
                    comunes para obtener el derecho y la regulación del trabajo 
                    infantil. «Sí al trabajo, no a la explotación», es uno de 
                    sus lemas principales. Parten de la base de que el trabajo 
                    infantil es una realidad y les respaldan los datos: 211 
                    millones de niños menores de 15 años y 141 millones de 
                    adolescentes entre 15 y 17 trabajan hoy en el mundo. Por eso 
                    están convencidos de que la lucha por la abolición del 
                    trabajo infantil es poco realista y poco útil, y apuestan 
                    por una lucha contra el abuso y por el trabajo digno.   
                    La postura de la OIT   
                    Enfrente tienen a todos los grandes, empezando por la 
                    Organización Internacional del Trabajo (OIT), con la que 
                    llevan años intentando dialogar para que escuche al menos 
                    sus voces. La OIT ha ido modificando los convenios 
                    propuestos sobre trabajo infantil. El primer convenio 
                    específico por la abolición del trabajo infantil fue el 
                    Convenio 138, también llamado de Edad Mínima, porque 
                    consistía en establecer las edades mínimas de trabajo 
                    reformando convenios anteriores. Se adoptó en 1973 y hasta 
                    hoy lo han firmado 130 de los 176 países que forman la OIT. 
                    El Convenio estableció la edad de 13 años para trabajos 
                    ligeros, y de 12 para países cuya economía y medios de 
                    educación estuviesen insuficientemente desarrollados. Pero 
                    la ratificación no supone aceptar sólo una edad. Ya en el 
                    artículo uno, el Convenio especifica que los países que lo 
                    ratifiquen deben comprometerse a  “seguir una política 
                    nacional que asegure la abolición efectiva del trabajo de 
                    los niños y eleve progresivamente la edad mínima de admisión 
                    al empleo o al trabajo a un nivel que haga posible el más 
                    completo desarrollo físico y mental de los menores”.   
                      
                    Así dicho no suena mal, pero traducido a la realidad 
                    significa la persecución del trabajo infantil. En palabras 
                    de los niños y adolescentes que han asistido al encuentro: 
                    “las medidas de persecución del trabajo infantil conducen a 
                    su invisibilidad, no a su erradicación”. La norma general es 
                    que si un chico no puede trabajar de día buscará un trabajo 
                    en la noche, lejos de los ojos de los policías. Esto trae un 
                    empeoramiento inmediato de la situación, ya que el nuevo 
                    trabajo será, sin duda, más duro que el anterior (en 
                    Latinoamérica se pone el ejemplo del paso de vendedor 
                    ambulante en el día al trabajo nocturno en una mina), si es 
                    que finalmente no conduce directamente al niño a prácticas 
                    delictivas como el tráfico de drogas o el robo. 
                      
                    Lo que quieren los NATs  es que se reconozca al niño como 
                    trabajador y, por tanto, sus derechos como agente económico 
                    y social. Regulaciones que especifiquen jornadas más cortas 
                    de trabajo para los niños (para poder compaginar el trabajo 
                    con la escuela), condiciones dignas de trabajo, sueldos 
                    justos, designación de trabajos ligeros y protección ante el 
                    abuso y la explotación. 
                      
                    La OIT ha ido suavizando su postura con los años. En 1996 
                    empiezan a reconocer que no están siendo realistas: "es poco 
                    lo que se sabe a nivel de los países sobre la exacta 
                    magnitud, naturaleza y efectos del trabajo infantil. Faltan 
                    datos fundamentales sobre el número de niños que trabajan, 
                    lo que hacen, durante cuánto tiempo, qué tareas realizan, si 
                    trabajan en condiciones peligrosas o no, etc. Esta falta de 
                    informaciones detalladas y fidedignas constituye un 
                    obstáculo importante para fijar unos objetivos realistas y 
                    concebir actividades eficaces de lucha contra el trabajo 
                    infantil" (OIT 1996c: 16 f.). Después de este 
                    reconocimiento y del Encuentro Mundial de Kundapur al que 
                    acudieron algunos ministros europeos para conocer las 
                    realidades de los NATs, la OIT parece dispuesta a escuchar, 
                    y en la Conferencia de Ámsterdam de la OIT en 1997, son 
                    invitados 9 delegados de los NATs de todo el mundo (3 por 
                    continente). Allí, entre 28 ministros de diferentes países, 
                    y la propia presidenta de UNICEF, Carol Bellamy de, 
                    consiguen hacerse oír por primera vez en la historia con el 
                    apoyo y la buena acogida de muchos ministros y el rechazo 
                    absoluto de otros. 
                      
                    Pero lo que pudo ser un primer paso se convirtió en el 
                    primer paso atrás. Muchos gobiernos vieron esta primera 
                    participación de los niños como un peligro para el futuro y 
                    se les retiró una invitación, ya existente, a la siguiente 
                    conferencia en Oslo en octubre del mismo año. Aunque la ONG 
                    “Save the Children” intentó solucionar el problema con la 
                    celebración de una conferencia paralela en Oslo, la 
                    participación de los niños de manera oficial había 
                    terminado. Además, la postura especialmente reivindicativa 
                    del MOLACNATS (los NATs de América Latina) molestó a la OIT 
                    que desde entonces les ha cerrado las puertas y ha llegado a 
                    darles la denominación de “movimientos peligrosos”. La 
                    relación con África y Asia es un poco mejor, ya que han 
                    podido colaborar en contadas ocasiones con el IPEC. El IPEC, 
                    Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo 
                    Infantil de la OIT -que lleva funcionando desde 1992 con 
                    resultados que la propia OIT calificó de “Escopeta de 
                    perdigones caritativa”, en su informe de 1996-, y las 
                    colaboraciones con los NATs, se han reducido a ayudar a 
                    recuperar a niños de la calle o salvarlos de la 
                    prostitución, pero las colaboraciones suelen romperse ya que 
                    chocan con la postura abolicionista que cierra muchas 
                    posibilidades de actuación real y limita los resultados de 
                    este programa a parches limitados que no ayudan ni a las 
                    comunidades ni a la futura erradicación del trabajo infantil 
                    que tanto anhelan.  
                      
                    El último paso en firme de la OIT fue la elaboración, en 
                    1999, del Convenio 182 o de las Peores Formas de Trabajo 
                    Infantil. Se denominaba de esta manera a la prostitución, el 
                    tráfico de drogas, las distintas formas de esclavitud 
                    -incluido el reclutamiento militar- y «el trabajo que, por 
                    su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, 
                    es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad 
                    de los niños». Se aprecia una intención de hacer 
                    distinciones entre formas de trabajo infantil, pero las 
                    actividades que incluyen como peores formas son delitos, no 
                    trabajos. Este nuevo convenio fue considerado por los NATs 
                    como la primera piedra en el camino para acabar con la 
                    postura abolicionista, aunque los pesimistas creen que es un 
                    primer paso para que los países que aún no han firmado el 
                    182 empiecen a luchar contra el trabajo infantil. 
                      
                    Un nuevo enemigo  
                      
                    En el año de este nuevo convenio aparece en escena un nuevo 
                    enemigo de los NATs, “la Marcha Global”. Un movimiento 
                    respaldado por la OIT que pretende mostrar la lucha del 
                    trabajo infantil desde el punto de vista de los niños pero 
                    con las ideas de la OIT. Por algo su lema es “de la 
                    explotación a la educación”. Pero es que los NATs hablan de 
                    trabajo, no de explotación, y compaginan trabajo y estudio 
                    porque, según ellos, “el trabajo también es educación porque 
                    nos forma como personas”. “La Marcha Global” se vio como la 
                    búsqueda de apoyo de la opinión pública al Convenio 182 
                    ahondando más en esa “ambigüedad casi como una condición 
                    para ganar consenso mundial” (pronunciamiento oficial del 
                    Movimiento Nacional de NATs del Perú frente a “la Marcha 
                    Global”). Este año han vuelto a reunirse en una semana de 
                    acción global que coincidió con la primera semana del 
                    Encuentro Mundial de NATs en Berlín y volverán a reunirse 
                    del 10 al 13 de mayo en Florencia.   
                      
                    La relación con UNICEF tampoco es demasiado buena ya que 
                    comparten la postura abolicionista de la OIT e invitan a la 
                    firma de sus convenios. En la Sesión Especial de la Asamblea 
                    General de Naciones Unidas en favor de la Infancia que tuvo 
                    lugar en mayo de 2002, se invitó por primera vez a niños 
                    como delegados y por primera vez dos de ellos tuvieron voz. 
                    El resultado fue un documento llamado “Un mundo apropiado 
                    para los niños”, elaborado y firmado por los adultos, y otro 
                    llamado «Un mundo apropiado para nosotros», realizado por 
                    ellos mismos. 
                      
                    Pero la línea abolicionista no cambia y los niños siguen sin 
                    tener un protagonismo real en la toma de decisiones. Se 
                    recurre a argumentos como que el trabajo infantil aumenta el 
                    paro entre los adultos, pero no se piensa que la regulación 
                    de trabajo infantil como piden los NATs implica 
                    diferenciación entre tipo de trabajos para adultos y para 
                    niños, por no hablar de que un movimiento organizado de 
                    niños, los sindicatos infantiles que en realidad son, acaban 
                    con su vulnerabilidad frente al patrón, que muchas veces 
                    escoge la mano de obra infantil precisamente por lo fácil 
                    que resulta explotarles frente a los adultos organizados y 
                    respaldados por leyes. 
                      
                    A pesar de todo, su movimiento es imparable. Sólo hay que 
                    reunirse con ellos dos días para comprobarlo. En este último 
                    encuentro se han reunido con representantes del gobierno 
                    alemán y han recibido el apoyo de los principales 
                    sindicatos. Treinta niños y adolescentes, cada uno con una 
                    historia totalmente diferente, todos con al intención de 
                    lograr un futuro donde cada uno pueda elegir si trabaja o 
                    no. Han compartido experiencias y han sentado las bases para 
                    crecer como movimiento mundial con una cooperación entre 
                    continentes más real y constante. Al final de su documento 
                    “Un mundo apropiado para nosotros”, dejaban claro el papel 
                    que buscan en la sociedad: “Ustedes dicen que somos el 
                    futuro, pero también somos el presente”.      
                    Paola Álvarez 
                    Agencia de Información Solidaria 
                    7de mayo de 2004     |  
        
      UITA - Secretaría Regional 
      Latinoamericana - Montevideo - Uruguay 
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