Estados Unidos

           

El retorno del Sindicato

de Campesinos

 

Una inédita alianza del Sindicato de Campesinos -United Farm Workers (UFW)- con organizaciones indígenas podría cambiar el panorama sindical del campo californiano que encuentra un nuevo aliento.

 

La fuerza laboral campesina de Estados Unidos ha cambiado de rostro en la última década. En los surcos de cultivo de estados como California ya no se escucha tanto el español. Ahora, los trabajadores se comunican también en otros idiomas como Mixteco, Zapoteco, Purepecha o Triqui.

 

Aunque no existen datos precisos, algunos activistas de los derechos de los trabajadores del campo aseguran que esta nueva mano de obra indígena ya representa el 20 por ciento de la fuerza laboral rural de California que totaliza unos 600.000 trabajadores. Solamente en el Valle de San Joaquín -que junto con el Valle de Sacramento conforman el Valle Centra- se estima en 60.000 el número de mixtecos, originarios del estado mexicano de Oaxaca y parte de Guerrero.

 

Esta corriente migratoria se inició hace más de dos décadas, pero en los últimos años aumentó notablemente. Su presencia se destaca no sólo por el idioma, sino también por otros elementos culturales, entre ellos la música. Y el idioma es, precisamente, una de las barreras para organizar y sindicalizar a estos trabajadores.

 

Para acceder a estos grupos indígenas, el Sindicato de Campesinos (UFW, por sus siglas en inglés), creado a mediados de los ‘60 en el centro de California, ha contratado ya a siete organizadores indígenas.

 

“El sindicato no estaba organizando indígenas, pero ahora está llevando su mensaje a esta comunidad”, dijo Antonio Cortés, activista mixteco de Madera, nacido en Santa María Tindú, Oaxaca. Cortés trabaja para la UFW desde hace ocho meses. “Nosotros sabemos cómo hablarle a nuestra gente”.

 

Como parte de esta nueva dinámica organizativa, el pasado sábado 21 de marzo varios dirigentes de la UFW, liderados por su presidente, Arturo Rodríguez, se presentaron a una reunión comunitaria en la ciudad de Madera. La mayoría de los presentes eran mixtecos de Santa María Tindú, convocados por Cortés.

 

En el evento, el Sindicato presentó el amplio abanico de servicios que ofrece: organización sindical para jornaleros, trámites migratorios y de impuestos, asesoría legal para casos laborales, programas educativos, y por supuesto, la movilización colectiva para lograr una reforma migratoria.

 

La incorporación de organizadores indígenas le ha dado nueva vida a la UFW, criticada en los últimos años por dedicarse más al cabildeo político que a la sindicalización de trabajadores agrícolas. Pero esta iniciativa podría quizás tener un alcance mayor.

 

“Hace unos diez meses la UFW nos contactó porque tenían la inquietud de contratar organizadores indígenas”, explicó Gaspar Rivera Salgado, coordinador del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB). “Les propusimos hacer reuniones con algunas organizaciones indígenas y con la Ayuda Rural Legal de California (CRLA, por sus siglas en inglés) para compartir experiencias organizativas”.

 

La inclusión de la agencia CRLA, comenta Rivera, se debe a su trabajo en comunidades indígenas para lo cual cuenta con empleados de ese origen étnico.

 

La muerte de al menos tres trabajadores del campo durante la ola de calor del verano de 2008 profundizó las discusiones de estas organizaciones y se comenzó a dialogar sobre posibles estrategias conjuntas. Otras organizaciones indígenas también fueron invitadas. “Nos reunimos cada dos meses y los objetivos principales son conocer qué hace cada organización y crear una amplia red de entidades con una estrategia conjunta”, dijo Rivera.

 

Esa estrategia busca principalmente educar a los trabajadores del campo sobre sus derechos. “Tenemos que ser creativos para lograr que los jornaleros agrícolas indígenas se sindicalicen”, comentó Rivera. Y agregó que de esta manera podrían mejorar sus condiciones de vida. “También tenemos interés en que se conozca y se respete la cultura indígena”.

 

En opinión de Rivera, este diálogo es una oportunidad histórica para las comunidades indígenas y muchas de sus organizaciones. “Este intercambio fortalecerá a las organizaciones puesto que estamos aprendiendo unos de otros”.

 

Las comunidades indígenas tienen diferentes tipos de organizaciones en California. Muchas son de ayuda a los pueblos de origen, como es el caso de Santa María Tindú. Y al integrarse a este diálogo colectivo, quieren asegurarse que mantendrán su independencia. “Trabajamos con la UFW porque respetan nuestra manera de pensar”, afirmó Antonio Cortés.

 

El otro objetivo importante de estas reuniones es definir e impulsar un trabajo conjunto para presionar al gobierno federal a concretar una reforma migratoria. En este sentido, la UFW ha realizado varias marchas en el Valle de Salinas en la semana del 22 al 29 de marzo, y continuará en el Valle Central en abril.

 

Pero este diálogo histórico entre el mayor sindicato de campesinos de Estados Unidos y organizaciones indígenas  tiene numerosos desafíos. “La comunidad indígena es un amplio abanico de ideologías e intereses”, afirmó Rivera. “Por eso nos necesitamos unos a otros”.

 

Esta alianza podría significar una nueva corriente política y movilizadora en California, donde las marchas pro inmigrantes de 2006 y 2007 no se transformaron en organizaciones o coaliciones fuertes, sino que más bien acentuaron las diferencias y el individualismo, especialmente en los valles de California, donde a pesar de la renovación de la composición social y étnica de la fuerza laboral, sigue predominando una cultura política tradicionalista y paralizante.

 

En Fresno, California, Eduardo Stanley

31 de marzo de 2009

 

  

 

Imagen: democraciausa.org

 

 

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