Francia

El suicidio como vía de escape

al “estrés” laboral

  

“El suicidio es la única solución que quedaba”. Así se despedía en una carta abierta Rémy L, padre de cuatro niños y sindicalista, el empleado número 60 del gigante de las telecomunicaciones francés France Telecom que se quita la vida en cerca de tres años.

 

La carta, difundida en los últimos días por el diario electrónico Mediapart, es dirigida “a la dirección de la empresa y a su principal accionista, el Estado” y denuncia las condiciones de trabajo que predominan en la firma.

Unos pocos días después del suicidio de Rémy, que se produjo el 26 de abril, otra empleada de la empresa intentó quitarse la vida abriéndose las venas.

Significativamente, y a pesar de los intentos de la dirección corporativa de no relacionar unas muertes con otras, la mayor parte de las autoeliminaciones se concretaron en predios pertenecientes a la empresa.

Rémy L se inmoló a lo bonzo en un estacionamiento cercano a su lugar de trabajo, situado en las cercanías de la ciudad de Burdeos, una de las regiones más afectadas por la política de reestructuración que lleva adelante la empresa.

France Telecom tiene actualmente 100 mil empleados y pretende reducir su plantilla en 22 mil. Una de las estrategias que ha llevado adelante para conseguir ese objetivo, según admitieron en su momento algunos de sus directivos, fue “desmoralizar” a parte de su personal con una seguidilla de traslados y cambios de funciones.

“Me tiraron a la basura” después de años de servicios, dice en su carta Rémy L, que pertenecía a la firma desde la década de los ochenta. Su puesto de trabajo había sido recientemente suprimido y Rémy había sido desplazado de función en función.

France Telecom se convirtió adrede “en una fábrica de desequilibrados”, escribe en su mensaje. Y prevé: “En diez años, la empresa habrá resuelto sus problemas por la jubilación o el suicidio de categorías enteras de su personal”.

La ola de suicidios comenzó en 2008, en pleno estallido de la crisis financiera mundial, que en Francia se tradujo en el cierre de numerosas empresas y la reestructuración de otras.

La dirección de la firma nunca llevó una estadística de los suicidios de sus empleados, pero hacia fines de 2009 había admitido que 31 de sus trabajadores se habían quitado la vida desde comienzos de 2008.

El Observatorio del Estrés y la Movilidad Forzadas, surgido a iniciativa de dos de los sindicatos de la empresa, informó hasta ahora de al menos 60 casos de autoeliminaciones y 17 tentativas en France Telecom. En 2011, antes del de Rémy, ya había habido uno, y el año anterior 27, que se suman a los 31 de entre 2008 y 2009.

En 2010, la Inspección del Trabajo había denunciado las condiciones laborales en la firma, en especial en las áreas del territorio francés de mayor concentración de personal. En Lille, una ciudad del norte, en 2010 dos empleados se quitaron la vida en una misma semana.

Burdeos es una de las zonas en las que más ha existido lo que llamamos la violencia social de la empresa, y este trabajador había confesado a sus compañeros que se sentía afectado", dijo luego del suicidio de Rémy uno de los sindicalistas del grupo, Sébastien Crozier.

La dirección de France Telecom ha atribuido buena parte de los suicidios de sus empleados a “problemas personales graves” que no supieron superar a pesar de “la asistencia” que habían recibido de “especialistas” que “seguían” sus casos, según dijo en 2009 el presidente de entonces del grupo, Didier Lombard.

Lombard fue obligado a renunciar en febrero del año pasado por presiones del presidente francés Nicolas Sarkozy. France Telecom perteneció completamente al Estado hasta 1997, cuando se inició un proceso de privatización, pero el Estado conserva de todas maneras un 27 por ciento de su capital.

Los sindicatos de la firma reconocen que desde la salida de Lombard las condiciones de trabajo “más estresantes” en la compañía se han atenuado en algo. “Pero hay una lógica que permanece, la de la búsqueda de la rentabilidad máxima, como demuestra el suicidio de Rémy. Esa lógica jamás se compadece del trabajador, aunque sí de los empresarios”, dijo por estos días otro sindicalista de France Telecom.

Cuando se retiró, Lombard cobró cientos de miles de euros en indemnizaciones de diverso tipo. “Jamás padeció ni una milésima parte del estrés que impuso a sus empleados. Rémy L debía hacer milagros para llegar a fin de mes y lidiar con la locura que le imponían”.

 

 

En Montevideo, Daniel Gatti
Rel-UITA
3 de mayo de 2011

 

   Imagen: creerycrear.wordpress.com

 

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