España

La brecha salarial de género
es del 11 por ciento

 

La Confederación Sindical Internacional (CSI) publicó un ‘Informe sobre la brecha salarial de género’ para llamar la atención sobre las desigualdades existentes en los ingresos entre hombres y mujeres.

 

El informe calcula la brecha salarial en 63 países, 30 europeos y 33 del resto del mundo. Partiendo de esta información la brecha salarial de género a escala mundial se sitúa en el 15,6 por ciento, lo que implica que las mujeres ganan en promedio un 84,8 por ciento del salario de los hombres. Europa, Oceanía e Iberoamérica registran resultados más positivos que Asia y África, donde la participación femenina en la actividad laboral es, además, menor y la economía informal -para la que no se dispone de datos- tiene un mayor recorrido.

 

El promedio de brecha salarial de género en 2006 para los países europeos que figuran en el informe es del 14,5 por ciento. La brecha es del 11 por ciento en España, según datos procedentes de la Encuesta de Condiciones del Vida del Instituto Nacional de Estadísticas. En el gráfico adjunto se recoge la evolución de la brecha salarial en España a partir de las estadísticas oficiales disponibles entre 1994 y 2006. El aumento del año 2002 se debe al empleo de una nueva metodología de cálculo. Se observa un cambio a partir de 2003, si hasta ese año la brecha salarial había aumentado progresivamente, a partir de ese año la tendencia se invierte y la brecha comienza a estrecharse.

 

Detrás de esta inflexión a la baja está la mejora de la situación laboral masculina, que con el cambio de siglo empieza aproximarse a niveles de ‘pleno empleo’, lo que propicia la mayor incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y la mejora en sus condiciones de empleo. No obstante, también con el cambio de siglo España conoce un novedoso flujo inmigratorio que ubica a un número creciente de mujeres inmigrantes en el servicio doméstico, actividad que se ejerce -en la mayoría de los casos- por cuenta propia y cuya remuneración, en consecuencia, no se considera en el cálculo de la brecha salarial.

 

En este sentido, el informe de la CSI señala que la brecha salarial no incluye la participación femenina en la economía informal, lo que distorsiona los resultados sobre todo en los países donde ésta tiene una mayor importancia. La afiliación sindical estrecha la brecha salarial de género, siendo menor entre los trabajadores sindicalizados que entre los que no son miembros de un sindicato. Por el contrario, la educación superior en las mujeres no conduce necesariamente a una brecha salarial menor y en algunos casos la diferencia de hecho aumenta en función del nivel de educación obtenido. Según estudios realizados por la Comisión Europea, la brecha salarial en los estados miembros de la Unión Europea aumenta con la edad, los años de servicio y el nivel de educación.

 

Curiosamente, la brecha salarial tiende a ser mayor en los entornos laborales dominados por mujeres (como sanidad, educación y trabajos sociales) que en entornos dominados por los hombres, debido probablemente al hecho de que los cargos directivos de dichos sectores suelen estar ocupados por hombres, mientras que las mujeres trabajan frecuentemente en puestos a tiempo parcial y en las escalas salariales inferiores. Según el informe, otros sectores que registran permanentemente una brecha salarial mayor en varios países son la industria minera, el sector de suministros públicos y el sector de servicios financieros. La administración del estado y otros servicios comunitarios, sociales y personales, generalmente presentan una brecha salarial menor.

 

El informe plantea también una serie de retos para mejorar la situación laboral de las mujeres. En primer lugar, propone adoptar una definición común de brecha salarial en el ámbito internacional y un compromiso de elaboración que permita distinguir entre la parte de la brecha que se origina por las diferencias en la incorporación al mercado de trabajo entre hombres y mujeres (antigüedad en la empresa, sectores, ocupaciones, jornadas, etc.), de la parte que se debe a discriminación directa o indirecta. En segundo lugar, se plantea la necesidad de realizar auditorías periódicas en el lugar de trabajo, sobre igualdad en la remuneración.

 

Por último, se proponen medidas que van más allá del ámbito estrictamente laboral, pues el informe participa de la idea de que la igualdad en la remuneración sólo corrige una parte de la brecha salarial de género. Y, en este sentido, plantea medidas para que en las escuelas se aliente a las estudiantes a elegir disciplinas en las que predominan los hombres; políticas para que ambos padres concilien la vida laboral y familiar (propone que la licencia por maternidad cuente para el cálculo de la antigüedad); prácticas de contratación y promoción que faciliten el acceso de las mujeres a las profesiones mejor pagadas y ocupadas mayoritariamente por hombres; y medidas para fomentar la sindicación y negociación colectiva en los empleos donde predominan las mujeres (tiempo parcial, duración determinada y trabajo a domicilio).

 

Tomado de Comfia

12 de junio de 2008

 

 

 

 

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