| 
  
Judith Silva, presidenta ejecutiva del Instituto de la Vivienda Urbana y Rural (INVUR), 
es una querida compañera que integró nuestro Comité Ejecutivo Latinoamericano 
representando a los trabajadores del azúcar de Nicaragua.  
  
Judith 
participó en el 
derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza. Luego estuvo 
movilizada en Matagalpa, en los frentes de corte de café y de algodón, cuando 
otras compañeras y compañeros defendían con las armas la ofensiva de la 
contrarrevolución. Fue dirigenta de la Federación Azucarera y secretaria de 
Relaciones Internacionales de la Central Sandinista de Trabajadores (CST). 
Luego vivió en Dinamarca, donde recuerda, entre otras cosas, el frío 
extremo y los porrazos que se daba en la bicicleta que la llevaba al trabajo: 
“Mi primera experiencia con una bicicleta y, para colmo, pedaleando en el 
hielo...” 
  
-Antes que nada, Judith, 
quiero darte las gracias por este momento, sabemos muy bien lo ocupada que 
estás.  
-De nada, por favor, es un placer encontrarme con vos y Marcial (Cabrera).
 
  
-¿Cómo te encuentras…?
 
-¡Me siento súper bien! Muy 
contenta, porque estoy haciendo lo que a mí me gusta: trabajar llevando 
bienestar a nuestra gente. No es poca cosa. 
  
-¿Cuánto llevas al frente 
del INVUR? 
-Cuatro años y medio. 
  
-Y en ese periodo, 
¿cuántas viviendas se han entregado?  
-Unas 34.500 soluciones habitacionales. 
El gobierno de Daniel Ortega ha restituido ese derecho a esas familias.
 
  
Hemos llegado a más de 250 
mil personas, que hoy viven mejor.  
  
-Imagino que habrás 
recorrido el país de punta a punta… 
-Bueno, he tenido el privilegio de conocer toda Nicaragua, ya que 
el presidente Daniel Ortega está haciendo viviendas en cada rincón del 
país, en todos los municipios, independientemente de que sean alcaldías 
oficialistas o de otro partido político.  
  
El derecho a tener una 
vivienda digna es para todos los nicaragüenses, eso está muy claro para el 
gobierno. 
  
-El cargo, las viviendas 
entregadas, y Judith siempre igual… 
-Es que los cargos y puestos no deben cambiar a las personas. Uno debe seguir 
siendo igual con cargo o sin cargo y permanecer vinculada a los compañeros como 
siempre. El puesto lo pone el pueblo, y un cargo es para ayudar a que la gente 
pueda acceder a mejores condiciones de vida. 
  
-Me imagino que en todos 
estos años has vivido momentos de profunda emoción cuando la gente recibe su 
casa. ¿Qué se siente en esos casos? 
-Mira, nuestro pueblo ha sufrido mucho, y puedo decirte que una de las cosas que 
decidió es volver a creer en el Frente Sandinista. 
  
Miles de familias sin vivienda y sin un techo vuelven a creer, pues ahora viven 
mejor. Y hay personas que te dicen: “Pero yo soy liberal, ¿por qué me están 
dando esto a mí?”.  
Y yo respondo: “Pero usted también tiene derechos sin importar su pensamiento 
político; tiene derecho a vivir en mejores condiciones por el solo hecho de ser 
nicaragüense”.  
  
Entonces, ésas son las cosas que a una la hacen sentirse bien, cuando te 
abrazan, lloran y se emocionan viendo la casa construida o remodelada. 
  
Me preguntabas al comienzo cómo estoy… bueno, estoy feliz y muy contenta. 
  
-Te voy a dar una noticia: 
en el marco de la XIV Conferencia Regional de la UITA queremos reconocerte todos 
estos años de labor, de militancia, durante los cuales nunca dejaste de ser 
sindicalista… 
-¡Hombre! ¡Que alegría!  
  
Yo nunca he dejado de ser parte de la UITA y del movimiento sindical. 
Para mí el Sindicato está en todos lados y hace parte importante de mi ser y de 
mi actividad. Cuando llegué al Instituto me reuní con los trabajadores y lo 
primero que hice fue preguntarles: “¿Ustedes tienen sindicato? Porque si no lo 
tienen, yo les ayudo a organizarlo”. 
  
-Te esperamos… 
-Ahí estaré… 
 |