Colombia 

Testimonios de mujeres

Cuerpos marcados, crímenes silenciados

El informe de Amnistía Internacional (AI) Colombia: Cuerpos marcados, crímenes silenciados (AMR 23/040/2004) es el resultado de varias visitas de investigación a Colombia realizadas por la organización durante los años 2003 y 2004. En el curso de esas visitas, AI realizó entrevistas con autoridades gubernamentales, mujeres supervivientes de abusos, testigos, activistas, organizaciones que trabajan en casos de violencia sexual y otras que se ocupan de proporcionar asistencia a las víctimas. El informe se basa en los relatos de primera mano aportados por las propias supervivientes.

 

Se ofrecen a continuación algunos testimonios de mujeres que han sobrevivido a la violencia. Los nombres que se dan en el texto son ficticios, como medida de protección para las víctimas reales.

 

El continuo de la violencia contra las mujeres

 

"Isabel" residía en una localidad del Norte de Santander cuando a los 12 años se unió a las FARC:

 

Mi padre abusaba [sexualmente] de mí desde los cinco años. Él no quería que estudiara ni que hablara con nadie. Sólo trabajar ordeñando las vacas. Mi mamá no sabía nada. Él era el que mandaba. Mi padre fue a buscarme pero no volví. Las FARC me dieron una K-47 con tres proveedores, ropa y botas. Ya no podría [mi padre] hacerme daño. [...] Ahora que ya no estoy en las armas, quisiera irme fuera para estudiar y trabajar. Porque yo valgo. [...] Nunca he contado a nadie de los abusos. Nadie antes me lo había preguntado. Además, esas cosas se callan. Sólo sabía que yo tenía que irme. Testimonio de niña desmovilizada recogido por AI el 29 de noviembre de 2003.

 

"Sofía" se desempeñaba como empleada doméstica desde los 12 años. A los 15 años fue violada por su empleador, un paramilitar, y quedó embarazada. Fue obligada a servir de guía en el marco de acciones de patrullaje en el territorio de Montes de María en el departamento de Bolívar, su lugar de origen. En dicha zona los grupos paramilitares llevaron a cabo sucesivas masacres y homicidios selectivos.

 

[...], cuando estaba embarazada de mi hija, estando embarazada de siete meses, me escapé, pero como nunca tenía un peso ni nada, él me encontró en la carretera y me llevó a la finca a un lugar donde no había nadie y allá con un palo de hierro me golpeó por todos lados estando embarazada de siete meses, después estaba toda hinchada y allá en la casa me preguntaba: "¿Usted habló con alguien?, ¿Quién la estaba ayudando para escaparse?" Como a mí nadie me ayudaba yo le dije que nadie, él me empezó a dar patadas en el piso y empecé a dar vueltas, después mi barriga se fue para un lado y empecé a botar un agua verde. Después de doce horas de estar así, él mando a buscar al médico del pueblo, y el médico dijo que la niña se había hecho "popo" dentro de la barriga y me llevaron a la clínica, allá tuve a mi niña que nació muy enferma. Declaración jurada prestada ante la Unidad Nacional de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación en 2000.

 

Ataques contra comunidades de civiles, masacres y homicidios

 

Según los informes, entre el 1 y el 7 de mayo de 2003 soldados del Batallón Navas Pardo, adscrito a la Brigada XVIII del Ejército Nacional y con brazaletes de las AUC, entraron en las reservas (resguardos) indígenas de Betoyes, Julieros, Velasqueros, Roqueros, Genareros y Parreros, en el municipio de Tame, departamento de Arauca. Según los informes recibidos, el 5 de mayo hombres armados violaron y mataron en Parreros a Omaira Fernández (16 años), embarazada, a quien le abrieron el vientre. "Ante los ojos de todos la abrieron. Los cuerpos de la muchacha y del bebé fueron lanzados al río", relató una de las fuentes a la que tuvo acceso Amnistía Internacional. En el mismo incidente fueron ejecutados tres indígenas. En la comunidad de Velasqueros tres niñas fueron violadas. De acuerdo a la información recogida, un contingente de hombres había sido lanzado en paracaídas desde helicópteros sobre Parreros. Una de las fuentes consultadas por AI indicó: "Se trata de paramilitares que viven en el Batallón (Navas Pardo) con los militares". Estos homicidios y otros ataques al parecer perpetrados por el ejército y los paramilitares en la zona circundante provocaron el desplazamiento de más de 500 personas de las poblaciones de Flor Amarillo y Santo Domingo y de las comunidades indígenas de Betoyes hacia Saravena, en el departamento de Arauca. Informe Comisión Humanitaria de Verificación, Defensoría Delegada para la Defensa de los Derechos Humanos y Asuntos Étnicos, defensoría Seccional de Arauca, Coordinación de la zona de rehabilitación de Arauca de la Defensoría del Pueblo, Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), 23 de junio de 2003.

 

Detenciones, registros domiciliarios y secuestros

 

El 21 de julio de 2003, "Angela", dirigente de la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas de Colombia (ANMUCIC) en el departamento de Cundinamarca, fue secuestrada por presuntos paramilitares. Su cautiverio duró tres días, durante los cuales fue torturada física y psicológicamente y objeto de graves abusos de índole sexual. "Angela" tuvo que abandonar el país pocos meses después.

 

Había una camioneta gris con vidrios oscuros. Me agarraron fuerte y me botaron dentro. Tenían cananas y estaban vestidos con uniforme militar. Me preguntaron por mi nombre, me pisaron y echaron a andar la camioneta. Debe haber sido como seis horas hasta que me bajaron. Yo preguntaba: '¿A dónde me llevan?'. Contestaron que me iban a dar un paseo. Me amarraron, estaba oscuro, yo tenía mucha sed, tenía mucho miedo. Me pegaban, me insultaban, preguntaban por las otras dirigentes de ANMUCIC, me… La entrevistada detuvo su relato al rememorar la angustia vivida y, sollozando, se cubrió el cuerpo con las manos. El testimonio posterior revelaría graves abusos de índole sexual. Testimonio recogido por Amnistía Internacional en setiembre de 2003.

 

En los secuestros llevados a cabo por las FARC a fin de conseguir recursos para financiar sus acciones o con vistas a afirmar su presencia y autoridad en un territorio, las mujeres están expuestas a sufrir abusos de índole sexual, como queda reflejado en el testimonio de Rina Bolaño, bacterióloga que trabajaba con los indígenas, secuestrada en agosto de 2003 en Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte del país, y presuntamente violada durante su cautiverio por el mando local de las FARC Beltrán:

 

Estaba terminando mi trabajo cuando se presentó la guerrilla. "Usted no pidió permiso", dijo Omar López Beltrán, al mando de mi detención. Las FARC enviaron una carta a la Empresa Dusakawi [donde trabajaba] exigiendo que pague 15 millones de pesos [5.600 dólares estadounidenses] de "multa", que es la forma de pedir rescate. Los indígenas arhuacos se movieron ante mi secuestro. Mi secuestro fue puesto en conocimiento de las autoridades. Estando secuestrada, Beltrán me acosaba. Que si alguien hablaba conmigo lo castigaba. Yo lloraba ante todo ese acoso. Finalmente hablé con una guerrillera, y me dijo que él era así. Que siempre lo hacía. A las mujeres les pedía que lo masturbaran. Cuatro noches después, cansado de mi negativa, cogió mi seno y lo maltrató de forma salvaje, y me violó. Hubo mucho ruido porque forcejeé. La noche siguiente volvió a repetirlo. Una guerrillera me preguntó "qué pasó, escuché que te quejabas". Beltrán la castigó por haber sido "chismosa". Así intimidaba a todos. Me tenía aterrorizada. Como era un abusivo todos estaban contra él. Lo encararon a Beltrán y se le volteó la tropa. Ya habíamos empezado a descender para ser liberada. Él saltó diciendo que era mentira. Que le querían malograr la hoja de vida de 14 años en la guerrilla. Yo sostuve la mirada y dije que prefería que me matara. Los otros guerrilleros no iban a permitir que me matara. Me decían denúncielo para que los mandos nos crean. [...] Beltrán quería dinero para liberarme. Los indígenas dijeron que no podían dar dinero, Beltrán no quería ya liberarme, pero a la vez ya no me soportaba pues había perdido control sobre su tropa. Finalmente me dijo que podía irme, pero sola. Tenía mucho miedo hasta que unos indígenas me reconocieron. Me llevaron al "mamo" (autoridad espiritual indígena) para orar y agradecer. Cuando me liberaron yo quería echarme agua y quitarme toda esa asquerosidad, pero yo me había empeñado en denunciarlo. Muchas mujeres secuestradas en el Cesar son violadas, pero no hablan.

 

Normas de conducta e imposición de castigos corporales

 

Como parte de operaciones de "limpieza social", mujeres que ejercen la prostitución han sido perseguidas, "desparecidas" y ejecutadas:

 

En Barrancabermeja, el 2 de octubre de 2003 tres paramilitares secuestraron a una trabajadora sexual de 26 años que había llegado a la ciudad en abril de ese año. Tras llevarla en automóvil hasta una casa abandonada en el barrio de Miraflores, la sometieron a interrogatorios mientras la golpeaban. Le quitaron toda la ropa y uno de ellos le introdujo la mano en la vagina. Le dijeron que le iban a cortar los senos.

 

Persecución y homicidios por homofobia

 

En Medellín, a finales de 2002, una muchacha de 14 años fue desvestida en una de las calles del barrio y le fue colocado un cartel en donde decía: "Soy lesbiana". De acuerdo a la versión de pobladores del barrio, fue violada por tres hombres armados, presuntamente paramilitares. Días después fue hallada muerta, con los senos amputados.

 

Mujeres y niñas bajo condiciones de esclavitud

 

En 2002, en un barrio del nordeste de Medellín, dos adolescentes fueron secuestradas:

 

A mi hija de 13 años se la llevaron por 8 días. Cuando fui a la Policía me dijeron que de pronto aparecía. La niña logró hacerme una llamada, lloraba, decía que no podía decirme nada. Me la regresaron en un taxi por la noche. A ella la tuvieron en una casa de prostitución que ellos [paramilitares] controlan. La chica no quiere hablar, tiene como miedo de contar. A otra chica de 14 años igual. La tuvieron vendada en una casa de citas por 15 días. La amenazaron de que la mataban si contaba algo. La chica quedó embarazada y ahora el niño tiene mes y medio. Esos [los paramilitares] las buscan niñitas. Testimonio de la madre de la menor secuestrada recogido por Amnistía Internacional en noviembre de 2003.

 

Anticoncepción forzada y aborto forzado de las combatientes

 

"Gabriela" tenía entre 11 y 12 años cuando fue integrada al ELN y desde los 13 estuvo en acciones de combate. En el ELN le implantaron el anticonceptivo Norplant:

 

En la guerrilla es una norma planificar. Ponían DIUs [dispositivos intrauterinos], inyecciones. [...] Me pusieron en el brazo eso como tubitos. Desde entonces yo no paraba de sangrar y sangrar, me puse muy mal. Casi estaba para morirme y ya recién me lo sacaron. Cogieron un cuchillo y de ahí me quedó esta cicatriz. No… no era médico quien me lo hizo. [...] A las que quedan embarazadas las hacen abortar." Testimonio de niña recogido por AI en marzo de 2004.

 

"Janet" tenía 12 años cuando se incorporó a las FARC:

 

Desde que una llega allá, te ponen dispositivos o inyecciones. Las embarazadas tienen que abortar. Es el comandante el que decide si tienes al bebé o tienes que abortarlo. Hay de las que se han volado por eso. Si las atrapan las matan no importa qué edad tengan. Es traicionar al movimiento volarte. Testimonio recogido por AI el 29 de noviembre de 2003.

 

Zonas especiales de seguridad y zonas en disputa militar

 

En octubre de 2002, en Arauquita (departamento de Arauca), al menos dos soldados pertenecientes al Batallón de Contraguerrilla 146 "Héroes de Saraguro" llegaron a la finca La Primavera de la vereda Las Bancas Parte Baja. Eran aproximadamente las 11:00 p.m. y los soldados al parecer obligaron a los que allí residían a encerrarse en sus viviendas con las luces apagadas. Según los informes, uno de los soldados entró por la fuerza en la casa de Francisco Guerrero y lo mató de un disparo. Después violó a su esposa, Inocencia Pineda Pabón, de 36 años de edad, en presencia de sus cuatro hijos, tres de ellos menores de edad.

 

Yo oí el disparo por escondérmele al man (sic) "sálgase de allá debajo de la cama" y entonces yo empecé a llorar y le dije que por favor no me fuera a quitar la vida a mi, que yo tenía tres niños y que no tenía con quién dejarlos y me dijo que "no, yo no le voy a hacer daño a usted, se me acuesta aquí en la cama y se me está quieta" y cuando yo me acosté él se me subió encima y me dijo que tenía que estar con él o que si no que también me iba a morir. Me obligó a tener relaciones sexuales y cuando salió me dijo que no fuera a salir que porque él no respondía por mí, a mi me tocó quedarme un resto de noche ahí con el finado ahí, él en el piso yo en la cama, yo pasé una noche muy dura, muy muy dura.

 

La Brigada XVIII puso bajo custodia al soldado, pero éste escapó dos veces. No se ha recibido información sobre si han vuelto a capturarlo.

 

Mujeres obligadas a esconderse

 

Al escribir este informe,"Liliana" (18 años) llevaba viviendo escondida durante ocho meses en uno de los barrios de la Comuna 13. A los 16 años, según relató a Amnistía Internacional, el ELN la involucró para realizar diversas tareas. Ante sus resistencias a participar le suministraban drogas. Huyó de dicho grupo fingiendo haber quedado embarazada y se fue de la zona. Sin embargo, ante el temor de haber sido localizada, regresó a la Comuna 13. Durante la Operación Orión, a finales de 2002, las fuerzas de seguridad detuvieron a "Liliana" en un operativo y la amenazaron con entregarla a los paramilitares. En enero de 2003, los paramilitares la sacaron de su casa y le dieron un día para entregar direcciones de presuntos miembros de la guerrilla. Nuevamente huyó. Desde enero de 2004 su angustia se ha incrementado. Por un lado se rumorea el retorno de los guerrilleros, y por otro en los últimos meses han aparecido varios cuerpos de muchachas, violadas y mutiladas, presuntamente por paramilitares.

 

En el barrio hay mucha niña escondida. Yo sé de una que hizo un hueco en la tierra para esconderse. Todo ruido me parece que ya llegan. Todas tienen miedo. Mi actual miedo es por las "desapariciones" y luego esos cuerpos de chicas que aparecen desnudos y "picados". [...] Ellos [ELN] me daban "perico" [cocaína], decían que era para que no sintiera nada, para pasarla bien. Yo no quería hacer lo que ellos me exigían. Una vez me dieron una sobredosis y todo mi cuerpo se puso tenso. Ellos me mordían para que reaccionara. Me hice pasar como embarazada porque el ELN no me dejaba salir. Me dieron una pastilla para abortar, y me volé. [...] Durante la Operación Orión, aquí en la Comuna 13, los paramilitares tiraron las puertas a patadas, las amarraban y abusaban de las chicas por ser enamoradas de los milicianos. En enero de 2003 me sacaron de casa los paramilitares, que dijera donde estaban las "caletas" [guaridas], que me iban a torturar, me dieron un día para darles las direcciones. Al día siguiente yo me volé. [...] Si les gusta una muchacha ellos [los paramilitares] no aceptan ser rechazados, a toda costa la hacen suya. Había uno que le dicen Jorge, me dijo, "si se va a vivir conmigo, yo la saco". Toca huir. En enero [2004] me entró todo el temblor. Aquí hay muchos casos de abuso sexual y asesinatos de chicas pero la gente no habla por miedo. Todos tienen miedo. Las chicas están aisladas. [...] Yo no quiero psicólogos. Ellos quieren que recuerde y yo lo que quiero es tener la mente ocupada precisamente para no recordar. Testimonio recogido por Amnistía Internacional en Medellín en marzo de 2004.

 

Denegación de justicia: inacción, complicidad e impunidad

 

Mi niña tiene nueve años. Los hechos ocurrieron hace dos años. Estaba en casa con ella y en el programa de TV se hablaba de violación. Mi niña agachó la cabeza 'Caliche me manosea, me toca la vagina'. Me llené de ira y me enfrenté a Caliche. Le dije que lo demandaría. Fui a la Fiscalía pero ahí no me aceptaron la denuncia porque dijeron que si no era violación no se podía [...] Caliche desapareció pero el 31 de octubre la niña lo vio en Manrique. Él es de las AUC en el Combo del Hoyo, tiene 19 años. Él comentó que si le hacía algo nos mataría. Respecto a la denuncia, todo quedó ahí. Testimonio de una mujer de Medellín recogido por AI el 15 de noviembre de 2003.

 

 

Amnistía Internacional

15 de octubre de 2004

 

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