Día Internacional de la Mujer
Distintas mujeres,
la misma utopía |
Quizás se pueda poner en duda que la historia la escriben los
vencedores, … lo que no se puede poner en duda es que las
compañeras que murieron hace casi cien años cuando
protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones
de trabajo, no pudieron haberla escrito: ellas no vivieron
para contarla.
En la historiografía hay quienes radican el origen de la
conmemoración con el 8 de marzo de 1908 y el incendio de una
fábrica textil en Nueva York, donde hubo una manifestación
espontánea de trabajadoras textiles. Otras fuentes la
vinculan a una huelga de empleados y empleadas textiles en
1909, e inclusive hay otras teorías sobre su origen.
Posteriormente, 1975 fue proclamado Año Internacional de
la Mujer por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
y desde entonces ha quedado consolidado el 8 de marzo como
Día Internacional de la Mujer. Lo que nadie puede
poner en duda es que este día está íntimamente ligado a las
mujeres trabajadoras.
El año próximo se cumplirán 100 años de los acontecimientos
de 1908 y si aquellas trabajadoras pudiesen contemplar las
condiciones de vida y de trabajo de hoy, probablemente
podrían reconocer muchos logros obtenidos más allá de su
utopía de entonces, pero se sorprenderían al constatar que
en algunos lugares siguen existiendo pésimas condiciones de
trabajo.
También existen otras situaciones de injusticia –antiguas o
nuevas– como la desigualdad de salarios entre hombres y
mujeres, la disparidad de oportunidades, la recarga de las
mujeres por dedicación a tareas domésticas y familiares, su
mayor vulnerabilidad ante enfermedades como el VIH/SIDA, el
aumento de las lesiones por esfuerzos repetitivos (LER) y la
violencia contra niñas y mujeres. Este problema sigue siendo
de una realidad devastadora, ejercida a veces por el Estado,
por extraños o por los empleadores, por otros trabajadores y
hasta por los propios integrantes de la familia. Al
respecto, la ONU afirma que “la violencia contra la
mujer todavía no ha recibido la atención prioritaria y los
recursos que se requieren en todos los niveles para
abordarla con la seriedad y la visibilidad necesarias”.
Proponiendo para el año en curso la consigna: "Poner fin
a la impunidad de la violencia contra las mujeres y las
niñas”.
Las compañeras que murieron en 1908 tenían tres
características que las hacían víctimas de la discriminación
y de la violencia: eran mujeres, jóvenes e inmigrantes,
características más que suficientes para provocar la
violencia patronal y policial. Hoy las mujeres continúan
siendo víctimas de la violencia: violencia doméstica, de la
pobreza, del desempleo, de la incertidumbre económica, de la
discriminación y de la enfermedad.
Por eso, esta celebración nada tiene que ver con “exigir para
las mujeres derechos iguales a los de los hombres”, se trata
de la utopía de un mundo que respete las diferentes
modalidades y permita que las mujeres sean actoras de su
propia vida y donde el hombre no sea el modelo al que
equipararse, donde los seres humanos sean lo que quieran ser
y vivan como quieran vivir, sin un destino marcado por
su sexo o por
el
lugar donde hayan nacido.
A un año del centenario de los acontecimientos de 1908,
mantengamos la utopía de una sociedad más digna, más justa,
más libre y más pacífica para todos y para todas.
©
Rel-UITA
8 de marzo
de 2007
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