Paraguay

En el medio rural,

la salud materno-infantil no existe

 

En Paraguay la salud está en crisis desde hace años, eso es bien sabido por todos, pero la salud materno-infantil está en peores condiciones aún, y de eso quienes más saben son las mujeres campesinas. Ellas padecen a diario las consecuencias de la desidia y la irresponsabilidad de las autoridades de turno, quienes han vuelto a desperdiciar la posibilidad de reivindicarse ante la población con esfuerzos válidos que apunten a mejorar las condiciones de vida y facilite el acceso a la salud de las población femenina rural y de sus hijos.

 

Pero las campesinas, hartas de padecer el dolor y el sufrimiento que implica dar a luz en sus casas, ignorando si vivirán para ver a sus hijos recién nacidos, decidieron hacerse sentir y exigir al gobierno la implementación de una política sanitaria estatal que mejore ostensiblemente el nivel de la salud materna infantil en Paraguay.

 

Según las mujeres organizadas, “embarazarse y ser pobre implica estar a un paso de la muerte”. Y no exageran. Un relevamiento de datos realizado por los sectores femeninos de organizaciones sociales y campesinas como el Movimiento Popular Revolucionario Paraguay Posible (MPRPP), la Federación Nacional Campesina (FNC), la Corriente Sindical Clasista (CSC) y las Asambleas Populares, en los centros de salud (puestos sanitarios de menor envergadura que un hospital distrital o regional) de cinco departamentos del país refleja con claridad y gran crudeza la terrible situación en que se debate la salud materno infantil en las zonas rurales. Los datos proporcionados por estas mujeres destacan que cada año mueren aproximadamente 240 mujeres campesinas sin recursos por problemas relacionados con el parto.

 

El 50 por ciento de estas muertes se produce por falta de equipamientos en los centros asistenciales y por la insuficiente cantidad de profesionales médicos. Entre tanto, el 30 por ciento de los partos, a nivel nacional, sigue siendo domiciliario, esto implica que las futuras madres no tienen capacidad para solventar un tratamiento durante el embarazo y, menos aún, no cuentan con un centro asistencial suficientemente equipado al cual acudir para dar a luz. Al menos cinco infantes prematuros nacen anualmente debido a la desnutrición de sus madres durante el embarazo. Mientras que cada diez días una mujer muere debido a un aborto mal practicado.

 

Los datos oficiales manejados por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social no difieren demasiado de los relevados por las organizaciones campesinas. Estos destacan que 113 mujeres de cada 100 mil murieron en 2006 por causas perfectamente prevenibles como hemorragias, toxemias, abortos y sepsis. En tanto, estos mismos datos revelaron que, en 2005, de cada 100 mil nacidos vivos fallecieron 1.856 niños debido a causas tales como lesiones producidas durante el parto, infecciones, neumonía e influenza, malformaciones, diarrea, alto índice de partos prematuros, meningitis, desnutrición y tétanos. Los últimos datos oficiales registrados en 2003 indican que 151 mujeres de cada 100 mil fallecieron a causa de cáncer de cuello uterino.

 

San Pedro, el departamento más pobre del país

 

El distrito de Choré es una localidad ubicada en el departamento de San Pedro, que cuenta con un solo centro de salud para 41 mil habitantes. Este pequeño nosocomio tiene una sola sala de partos en donde se atiende un promedio de 38 nacimientos al mes. Cuando esta sala se encuentra ocupada por alguna parturienta que está dando a luz, las demás mujeres embarazadas deben esperar, si pueden, su turno o, directamente, parir en los pasillos. Las futuras madres que no pueden ser atendidas en este lugar, son derivadas al hospital regional de San Estanislao, la comunidad más cercana, sólo si cuentan con recursos.

 

El centro de salud de Choré tiene múltiples necesidades que van desde contar con otras salas de partos equipadas, de pre-parto y de post parto, hasta de medicamentos para las parturientas. También necesitan una sala de reanimación y equipamiento para la atención de los recién nacidos, anestesia, banco de sangre, equipos gineco-obstetras, un pediatra, una auxiliar de enfermería, personal de limpieza y hasta un chofer para la ambulancia. Entre tanto, en General Resquín, otra localidad perteneciente al mismo departamento, la historia es la misma pues para 22 mil habitantes existe un solo centro sanitario que cuenta con un médico que atiende de lunes a viernes, de 7 a 13 horas. O sea que, fuera de esos días y horario, los habitantes de este lugar no pueden enfermarse porque no tendrán un médico a quien recurrir.

 

Entre las necesidades perentorias detectadas en este centro asistencial se destacan elementos tan básicos como camas y colchones, medicamentos y equipos médicos. En Santa Rosa del Aguaray, por ejemplo, la situación es similar, pues hay un solo centro sanitario para 20 mil habitantes, que tienen las mismas deficiencias mencionadas en los otros casos y necesita personal médico y equipamientos adecuados para la atención. Pero las deficiencias se tornan más graves al considerar que cerca de este distrito se encuentra el asentamiento campesino Felipe Osorio, conformado por 280 familias (unas 800 personas en total), quienes viven en condiciones sanitarias deplorables, en el que abundan los niños y niñas en estado de desnutrición, los partos domiciliarios y carentes de todo tipo de atención médica profesional prenatal son la moneda corriente. El puesto de salud más cercano se encuentra a 12 kilómetros del asentamiento, pero el lugar también carece de equipos y personal sanitario.

 

En el distrito de San Estanislao existe un hospital que pese a tener la categoría de distrital tiene múltiples carencias tales como la falta de especialistas obstetras, ginecólogos y ecógrafos. El espacio destinado a las salas y a pacientes está siendo ocupado actualmente por oficinas de entes públicos, algo tan insólito que solamente ocurre en Paraguay. En otras comunidades de este departamento como San Pablo y Guayaibí hay solo un centro de salud pero sin personal sanitario. Y todos se preguntarán: ¿cómo se atienden los partos? Y bueno... las mujeres deben recurrir a parteras caseras que las atienden en sus propios ranchos de madera o en cualquier lugar en donde llame la necesidad. En el departamento de San Pedro, sintetizando, sólo existen tres hospitales (los de San Estanislao, San Pedro del Ycuamandiyú y el de General Aquino), que tienen las mismas falencias ya mencionadas en los casos de los centros de salud; sin profesionales, ni equipamientos, ni insumos suficientes para atender a una población de 340 mil habitantes.  

 

En Caaguazú: ¡encuentre un médico y gane!

 

En el departamento de Caaguazú existen 95 médicos para 480 mil habitantes, de los cuales solamente 192 mil reciben algún tipo de atención sanitaria, mientras el resto nunca accedió a un tratamiento médico especializado. Distritos como R I 3 Corrales, Simón Bolívar, San Joaquín, 3 de Febrero, José D. Ocampo y Mariscal López no tienen médicos. Una de las situaciones más graves se experimenta en San Joaquín, cuyos 15 mil habitantes no cuentan siquiera con un centro de salud al cual acudir para recibir algún tipo de atención médica, por más precaria que ésta sea. Las parturientas que quieran acceder a una atención prenatal deben viajar hasta la localidad más cercana, que se encuentra a 35 kilómetros de ahí.

 

El asentamiento campesino Cristóbal Espínola, ubicado en este mismo departamento, tiene un pequeño centro de salud que solamente cuenta con una enfermera que debe atender al menos dos partos al mes así como las diferentes dolencias que aquejan a los 840 miembros de las 120 familias que residen en este lugar. En el distrito de Repatriación, los partos se atienden solamente los días en que hay guardias médicas en el hospital distrital. Cuando a las parturientas les toca en suerte encontrar a un médico que las atienda durante el parto, deben abonar aproximadamente 50 dólares por un parto normal, mientras que el costo por una cesárea asciende a más del doble.

 

En Central, cerca pero lejos

 

Aunque el departamento de Central alberga en su interior a la capital del país, Asunción, la situación de los pequeños centros de salud para la atención materno-infantil y de otras especialidades es similar a cualquier centro asistencial localizado en los distritos o municipios de los departamentos más alejados y recónditos del país. En los distritos de Las Piedras y Potrero Po’í, cercanos a la ciudad de Itá, a unos 46 kilómetros de Asunción, los centros de salud están absolutamente carentes de lo básico, equipamientos y personal médico.  Precisan de forma urgente de atención médica durante las 24 horas, pero para ello deben contar con pediatras, ginecólogos, odontólogos y personal de enfermería. También necesitan de equipos básicos como incubadoras y medicamentos de distribución gratuita entre las pacientes que concurren a estos nosocomios quienes, en su mayoría, son de muy escasos recursos económicos como para solventar sus propias medicinas.

 

En Itapúa, nadie se salva de la soja

 

En el departamento de Itapúa, en donde la producción sojera causa estragos entre la población, la situación también es desoladora. En la ciudad de Coronel Bogado sólo existe un centro de salud para 35 mil habitantes, al cual también concurren pobladores de otros municipios cercanos como San Pedro del Paraná, General Artigas, San Cosme y General Delgado. Este nosocomio cuenta con infraestructura edilicia pero sin equipamiento y personal médico en su interior. Los aranceles son accesibles, pero siguen siendo caros para los más pobres.

 

En el distrito de San Cosme y Damián existe un centro de salud con tres camas para internaciones, pero no cuenta con insumos y la atención médica es brindada a la población de 11 mil habitantes sólo cuatro veces por semana durante dos horas por día. Fuera de estos horarios, los que estén enfermos deben rebuscárselas en otros centros privados o concurrir a los de las localidades más cercanas para recibir atención. Bueno, eso si tienen recursos para solventar los largos traslados de un lugar a otro.

 

En San Pedro del Paraná, el centro sanitario cuenta con un solo médico que atiende dos horas diarias, de lunes a viernes, para una población de 20 mil habitantes. Lo mismo pasa en otras localidades como General Artigas y Alto Verá, así como en Colonia Obligado y Hohenau. En esta última localidad, hay un médico para 10 mil habitantes, en tanto que los medicamentos son suministrados por el Banco Interamericano de Desarrollo a través de algunos de sus proyectos. 

 

En Canindeyú, las mujeres mueren en partos mal asistidos

 

En el departamento de Canindeyú, en el distrito de Siete Montes, que se encuentra a 53 kilómetros del hospital más cercano, se realizan aproximadamente 15 partos domiciliarios al año. Muchas de las mujeres no sobreviven ante la absoluta precariedad con que son atendidas por las parteras caseras y mueren a causa de hemorragias u otras complicaciones similares. En la comunidad existen mujeres en evidente estado de desnutrición  al igual que sus hijos e hijas.

En la localidad de Tava Jovpói, existe un centro de salud pero está cerrado y en total estado de abandono desde hace años, aunque en esta comunidad se registran unos 20 nacimientos al año. Sólo durante 2006, tres recién nacidos fallecieron a causa de la falta de atención en el momento de llegar al mundo.

 

En otra localidad de este departamento, denominada Yasy Kañy,  el centro de salud atiende unos seis nacimientos al mes, cifra que es muy inferior a la cantidad de mujeres que concurren en busca de atención prenatal, que son al menos unas 30 por mes. El lugar cuenta  con solo dos médicos para la atención de pacientes. En esta localidad abundan los niños desnutridos y en el último año ha aumentado la cantidad de muertes de mujeres por cáncer de cuello uterino y abortos mal practicados. Finalmente, en la comunidad Cristo Rey existe un puesto de salud pero sin médicos. Unas 25 embarazadas, que recurren mensualmente al lugar para recibir atención prenatal así como a dar a luz, son atendidas por una... ¿promotora social? Esta comunidad registra unas cuatro muertes maternas al año por falta de una adecuada atención.

 

Este es el terrible panorama sanitario que presentan apenas unas cuantas comunidades de cinco de los 17 departamentos en que se divide el país. Todos los departamentos mencionados están localizados en la región Oriental, separada de la Occidental o Chaco por el Río Paraguay. Aunque cueste creer, la situación sanitaria para las madres y los hijos de la región Oriental está, en cierta medida, en mejores condiciones de accesibilidad, infraestructura edilicia, equipamiento y personal médico que el Chaco paraguayo, aunque como está visto, aún está a años luz de distancia de ser toda la que se necesita para brindar una atención eficiente y de calidad a las madres campesinas y sus hijos.

En Paraguay,  Rosalía Ciciolli

© Rel-UITA

13 de marzo de 2007

Rosalía Ciciolli

 

 

 

  

 

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