¿Geoingeniería y nanotecnología
para arruinar los mares?

 

Procurando beneficios, una compañía estadounidense desafía a la humanidad, al sentido común y al Panel sobre Cambio Climático de la ONU

 

Mientras el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) -principal grupo científico de la ONU en el tema- se prepara para criticar el concepto de la geoingeniería, Planktos Inc., una impertinente empresa de geoingeniería, anunció estar lista para descargar varias toneladas de minúsculas partículas en las aguas alrededor de las Islas Galápagos (Ecuador) cubriendo un área más grande que Puerto Rico. La empresa asegura que a partir de ello podrá rediseñar la atmósfera, ganar créditos comerciales de carbono e inclusive obtener el premio de  25 millones de dólares por la reducción de gases de invernadero ofrecido por Richard Branson. Gran cantidad de científicos de primer nivel son escépticos en torno a la geoingeniería y muchos grupos ambientalistas y organizaciones civiles están protestando airadamente por lo que consideran una estupidez.

 

“En un mundo sensato, se cancelaría la licencia de operaciones a los fanáticos geoingenieros de Planktos,” afirmó Jim Thomas del Grupo ETC. “Sin embargo se les permite contaminar los mares ¡y hasta se los considera para otorgarles un premio millonario! El cambio climático es una verdadera amenaza, pero el sentido común no debería ser su primer víctima.”

 

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el grupo más prestigiado de científicos en cuestiones climáticas, publicó el pasado mayo sus recomendaciones sobre las políticas ambientales de los gobiernos para la reducción del calentamiento global. El panel le otorga un “reprueba”, y “critica con marcado desprecio” la gran cantidad de planes absurdos para rediseñar grandes ecosistemas mediante lo que se ha llamado geoingeniería. El IPCC afirma que “Las opciones de geoingeniería siguen siendo altamente especulativas, y tienen el riesgo de efectos colaterales desconocidos”. El gobierno de Estados Unidos no ha dejado de cabildear ante los miembros del IPCC para que favorezcan la geoingeniería y otras soluciones tecnológicas con el fin de sacar del camino al Protocolo de Kyoto.

 

Al mismo tiempo que el reporte de la ONU se hacía público, un barco de la empresa Planktos Inc., basada en California, zarpaba de Florida para llevar a cabo un experimento de geoingeniería a gran escala. Planktos, empresa que hace “restauración ecológica” a su manera y que también es una compañía de fusión nuclear, está dispuesta a descargar miles de toneladas de diminutas partículas de hierro sobre más de 10 mil kilómetros cuadrados del océano alrededor de las Islas Galápagos. Planktos asegura que con ello estimulará masivamente el crecimiento del plancton, con lo cual secuestrará millones de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera y las sumergirá en la profundidad de los océanos durante el siguiente año. Ya se han hecho once experimentos de fertilización con hierro a menor escala.

 

En 1990 el oceanógrafo John Martin propuso la “Hipótesis del Hierro.” Creía que era posible enfriar el clima estimulando el crecimiento de plancton en los océanos, un proceso que también genera formación de nubes. De Martin es la frase absurdamente célebre: “Denme un barco cargado de hierro y provocaré una era glacial”. En el reporte del Panel sobre Cambio Climático se subrayan los potenciales impactos negativos que podría tener una aplicación de hierro de esta manera. Estos impactos incluyen un aumento en la producción de oxido nitroso y metano, así como cambios inesperados en el plancton, como la producción de un florecimiento tóxico que afectaría la cadena alimenticia oceánica. Grupos ambientalistas locales e internacionales están enfurecidos ante esta arriesgada apuesta que hacen las empresas con los frágiles ecosistemas marítimos, obedeciendo al incentivo de lucro que pueden lograr en el mercado de carbono.

 

“Es una aventura irresponsable de individuos motivados únicamente por el lucro”, afirmó Elizabeth Bravo de Acción Ecológica, organización con sede en Ecuador. “Amenaza nuestro clima, nuestro medio marítimo y la soberanía de nuestros pescadores. El experimento debe detenerse.” Según la UNESCO, las Islas Galápagos son patrimonio mundial a resguardo del Estado soberano del Ecuador.

 

Por su parte, la revista científica Nature publicó un estudio realizado por 47 científicos oceánicos sobre la fertilización con hierro, donde concluyen que la aplicación de fertilización con hierro tiene pocas posibilidades de derivar en una alta captura de dióxido de carbono. Afirmando que estas conclusiones marcan el fin de la utopía de la “geoingeniería” que consiste en la fertilización con hierro de los océanos.” Ulf Riebesell, oceanógrafo biológico del Instituto Leibniz de Ciencias Marítimas en Kiel, Alemania, dijo sin rodeos a Nature: “No podemos hacer “eficiente” a la naturaleza. Esa es la razón por la cual la geoingeniería oceánica no funcionará.” Esta realidad científica no ha disuadido a Planktos, que espera convencer al mercado de que puede vender compensaciones de carbono a fuerza de plancton a los consumidores que quieran limpiar conciencias culposas. Como admitió Russ George, director ejecutivo de Planktos en un programa de la National Public Radio, “Es más bien un experimento de negocios que un experimento científico.”

 

También es muy preocupante que Planktos asegure en su sitio Web que el hierro que verterán será en forma de nanopartículas, porque las nanopartículas flotan por más tiempo que las partículas normales. Sin embargo, cuando se les preguntó personalmente, los funcionarios de Planktos dijeron lo contrario. Si Planktos utiliza nanopartículas, entonces hablamos de la mayor descarga intencional de nanopartículas diseñadas que se haya hecho. En los últimos cuatro años ha ido creciendo el consenso científico sobre los efectos negativos que pueden tener las nanopartículas, debido a sus propiedades únicas, en el medio ambiente y la salud humana. En 2004, la Royal Society y la Royal Academy of Engineering emitieron la recomendación prohibir la liberación de nanoparticulas al ambiente. Esta recomendación fue respaldada por muchos grupos ambientalistas. Planktos afirma que hará la descarga de sus partículas en aguas internacionales y que por consiguiente no tienen que obedecer tratados internacionales o requisitos de permisos.

 

Para hacer el asunto aún más ridículo, Planktos invitó al multimillonario de las aerolíneas, Richard Branson, gerente del Virgin Group, a unirse a ellos en las Islas Galápagos. En marzo, Branson convocó al Virgin Earth Challenge, un premio de 25 millones de dólares a cualquiera que pudiera desarrollar una tecnología de geoingeniería (ver artículo "La humanidad inexistente"). Preocupa que Planktos no sea la única compañía que está compitiendo tecnológicamente para alterar el clima.

 

Rel-UITA*

21 de junio de 2007

 

 

Basado en el comunicado de prensa del Grupo ETC, publicado el  03.05.07

 

Imágen: electronicafacil.net

 

 

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