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            Estados Unidos   
              
              
                
                  |  Cómo 
                  Coca-Cola infló una prueba de marketing para impulsar sus 
                  ventas |      
            
            
            RICHMOND, Virginia 
            — Hace tres años, durante varios días, Dyquan Gibson y sus amiguitos 
            tuvieron un gran incentivo para estudiar cada tarde en el club 
            infantil de su vecindario. “Si terminábamos nuestras tareas, nos 
            regalaban una hamburguesa”, dice Dyquan, que ahora tiene 11 años. 
              
            
            Dyquan y sus amigos no lo sabían, pero los Whopper gratuitos venían 
            de una consultora contratada por Coca-Cola Co. Los ejecutivos de la 
            empresa de bebidas habían mandado a uno de sus hombres a Richmond 
            con 9.000 dólares. Dio efectivo a los clubes y otras organizaciones 
            sin fines de lucro y les dijo que lo usaran para comprar “combos” de
            Burger King 
            para los chicos. 
              
            Para 
            Coca-Cola, había millones de dólares en ventas en juego. La empresa 
            estaba intentando convencer a Burger King de que llevara a cabo una 
            promoción nacional de su postre helado Frozen Coke, una suerte de 
            granizado o raspado con sabor a Coca-Cola que Burger King vende en 
            todos sus restaurantes. 
              
            Pero 
            Burger King quería hacer una promoción de prueba antes de invertir 
            en una gran campaña nacional, por lo que la cadena con sede en Miami 
            puso en marcha una prueba de dos semanas en Richmond, ofreciendo 
            cupones gratuitos de Frozen Coke cuando los clientes compraban un 
            combo (hamburguesa, papas fritas y gaseosa). 
              
            Si 
            los combos se vendían lo bastante bien, y una cantidad suficiente de 
            gente redimía sus cupones, Burger King realizaría la promoción a 
            nivel nacional. 
              
            Los 
            ejecutivos de Coca-Cola se embarcaron en una oleada de compras de 
            combos porque las pruebas iniciales no dieron buen resultado. Al 
            final, sus esfuerzos sumaron sólo 700 combos, de los casi 100.000 
            vendidos durante la promoción. Pero hasta esta pequeña cifra ayudó a 
            Coca-Cola a presionar por una campaña nacional en la que Burger King 
            invirtió alrededor de 10 millones de dólares. 
              
            Aun 
            en el agresivo mundo del marketing y ventas de la comida rápida, 
            esta táctica de Coca-Cola llama la atención. Aunque el ardid fue 
            supuestamente ideado por dos ejecutivos de rango medio, 
            aparentemente sin conocimiento de la cúpula de Coca-Cola, el engaño 
            a Burger King ha abochornado mucho a la empresa. También la puso 
            bajo escrutinio de la fiscalía federal, que investiga la debacle de 
            la Frozen Coke. 
              
            A 
            comienzos de este mes, Burger King confirmó que un jurado de 
            instrucción en Atlanta le pidió información sobre la promoción de 
            Frozen Coke. Se espera que los fiscales se entrevisten en breve con 
            los ejecutivos de Coca-Cola que fueron parte de la prueba para 
            determinar qué cargos, en todo caso, podrían plantearles. 
              
            
            Coca-Cola niega las acusaciones de fraude y dice que está cooperando 
            con los investigadores. En junio reconoció que algunos de sus 
            empleados “influenciaron inapropiadamente” los resultados de ventas 
            en Richmond, y que tales actos fueron “equivocados y contrarios a 
            los valores de Coca-Cola Co.”. Ofreció una disculpa pública a Burger 
            King y aceptó pagar a la compañía y sus franquicias hasta 21 
            millones dólares para solucionar el asunto. 
              
            Un 
            portavoz de Burger King, propiedad de un grupo de inversión formado 
            por Texas Pacific Group, Bain Capital y Goldman Sachs Capital 
            Partners, dijo: “Estamos muy satisfechos de haber alcanzado una 
            solución” con Coca-Cola. 
              
            La 
            ventilación de estos trapos sucios ha sido una de las escasas 
            manchas de Coca-Cola recientemente. La compañía da señales de estar 
            saliendo de un bache de cinco años. Además, algunos en Wall Street 
            han renovado su confianza en la empresa, en lo que ésta recorta 
            costos y en lo que Steven Heyer, director general de Coca-Cola, 
            reúne un nuevo equipo ejecutivo. Las ganancias netas, que cayeron a 
            US$ 2.180 millones en 2000, de US$ 4.130 millones en 1997, fueron de 
            US$ 3.050 millones el año pasado. 
              
            
            Memorandos internos de Coca-Cola revisados por The Wall Street 
            Journal, y recuentos de gente en Richmond y de ambas empresas, 
            ayudaron a dilucidar la motivación oficial de Coca-Cola para inflar 
            los resultados de la prueba. En la época de la prueba en Richmond, 
            Coca-Cola se enfrentaba a un estancado mercado de bebidas 
            carbonatadas y esquivaba medidas agresivas de su rival 
            PepsiCo Inc., 
            particularmente en el negocio de dispensadores de bebidas. 
              
            Un 
            año antes de la prueba, de hecho, Pepsi desató una guerra de ofertas 
            para tratar de obtener el negocio de Burger King. 
            Coca-Cola controla cerca de dos 
            terceras partes del mercado de dispensadores de bebidas en EE.UU., y 
            un 44,3% del total del mercado de refrescos. PepsiCo tiene un 22% y 
            un 31,4% respectivamente. 
              
            
            Con 
            8.000 restaurantes en EE.UU., Burger King es, después de Mc Donald’s 
            Corp., el segundo mayor consumidor de bebidas para dispensadores de 
            gaseosas.
            Se calcula que los 
            ingresos anuales de Coca-Cola provenientes de Burger King son de más 
            de 200 millones dólares. En los últimos años, 
            Coca-Cola ha asesorado a Burger King en todo tipo de cosas, con la 
            teoría de que cuanto más negocio tenga Burger King, significa más 
            compradores potenciales para Coca-Cola. 
              
            A 
            mediados de los 90, Coca-Cola ofreció la Frozen Coke a Burger King 
            como una forma de impulsar sus ventas de postres y refrigerios. Pero 
            hasta el momento Frozen Coke no ha cumplido las expectativas. Los 
            resultados de la promoción a nivel nacional que realizó Burger King 
            fueron decepcionantes. El promedio de ventas por restaurante el año 
            pasado descendió a alrededor de 22 al día, menos de la mitad de la 
            estimación original de Coca-Cola de 48. Burger King espera que con 
            un cambio de nombre del producto las cosas tomen nuevo rumbo. 
              
              
            
            
            Listín Diario 
            
            (República Dominicana) 
            The 
            Wall Street Journal 
              
            
            2 de octubre de 2003   |