| Por una 
            razón u otra, Parmalat se está convirtiendo en 
            noticia. Ahora las novedades provienen de Costa Rica. En el 
            año 2000, la transnacional italiana se mostró interesada en iniciar 
            operaciones en ese país centroamericano. En abril de 2001 se daba 
            por concretada la compra de Inlatec (conocida por 
            sus productos Del Prado) pero diferencias de última 
            hora hicieron fracasar el negocio. En junio 2002 se concretó una 
            alianza entre Parmalat y la cooperativa 
            Coopeleche, por la cual la empresa pasó a llamarse 
            Parmaleche, propiedad en su totalidad de Parmalat 
            SPA. El 9 de julio de 2002, Coopeleche 
            informa de la ruptura del acuerdo por diferencias económicas. 20 
            días después se ratifica la operación (estimada en US$ 2,3 millones) 
            luego de definir un nuevo modelo de negocio. Para llevar adelante la 
            negociación, la compañía italiana designó a Armando Ottone, 
            quien luego fue designado presidente de Parmaleche. Hasta 
            ahí todo más o menos normal. Pero el 26 de agosto, Ottone, 
            que también se desempeñaba como representante y responsable de
            Parmalat en Costa Rica, fue 
            reemplazado por Aldo Camorani, representante de la 
            transnacional en Nicaragua. Ottone 
            no aceptó la destitución y presentó el caso ante el Ministerio 
            Público, denunciando que la asamblea de accionistas (en realidad es 
            uno solo) que revocó su nombramiento, estuvo plagada de vicios y 
            que, por lo tanto, él no debe dejar su cargo. 
            Javier León, 
            abogado de Camorani en Costa Rica, 
            aseguró que la decisión de prescindir de los servicios de 
            Ottone provino de Calisto Tanzi, máximo 
            jerarca de Parmalat. Ni lerdos ni perezosos, los 
            expropietarios de Coopeleche presentaron una acción 
            judicial el 10 de setiembre y el juzgado a cargo autorizó un embargo 
            preventivo que le permite a la cooperativa tomar la planta de
            Parmaleche, dado que la compra todavía no ha sido 
            pagada en su totalidad.  Algún 
            día será posible constituir un sindicato en Parmaleche, 
            pero con estos antecedentes, ¿qué valor tendría un convenio 
            colectivo?   
            Autor: 
            
            
            Enildo Iglesias 
            
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