Apoyo de la UITA a protesta global contra McDonald

Desde el 15 de octubre, sindicatos y ONGs de todo el mundo han estado organizando demostraciones y otras acciones para poner de relieve las prácticas laborales abusivas llevadas a cabo en la cadena transnacional de restaurantes, McDonald’s. Las protestas continuarán hasta fines de octubre. La última ronda de acciones que tuvieron como objetivo al gigante de las hamburguesas se originaron cuando el Comité Industrial Cristiano de Hong Kong (HKCIC, un grupo en pro de los derechos laborales que trabaja estrechamente con las afiliadas de la UITA en la Confederación de sindicatos de Hong Kong) puso al descubierto masivas violaciones a los derechos laborales en City Toys, en Shenzhen. City Toys fabrica juguetes por contrato para Simon Marketing, una compañía comercializadora y proveedora a la que McDonald’s le compra muchos millones de juguetes que forman parte integral de su estrategia promocional global.

En la planta de Shenzhen, HKCIC encontró 2.000 trabajadores, la mayoría de los cuales eran mujeres jóvenes, que trabajaban un número ilimitado de horas por un jornal fijo de US$ 3 por día. El tiempo extra no remunerado - que frecuentemente se extendía hasta las primeras horas de la mañana - era una de las características típicas de las condiciones laborales de estos trabajadores/as sin contrato o seguro. Para compensar el elevado índice de rotación de los empleados/as, la fábrica había tomado trabajadores jóvenes menores de 16 años de edad.

Cuando se publicó la noticia en el Morning Post de Hong Kong, el día 27 de agosto, McDonald’s negó primeramente las acusaciones afirmando que tenía un "Código de Conducta" empresarial y un sistema regular de monitoreo independiente de ese código. City Toys respondió despidiendo a los empleados menores de edad e intentando evitar que se comunicaran con los investigadores. Cuando una auditoría de la compañía confirmó la verdad del informe realizado por HKCIC/Morning Post, McDonald’s se deshizo del problema despidiendo al proveedor - y a los niños.

En una carta al presidente y PDE de McDonald’s, Jack Greenberg, el 8 de setiembre, la UITA denunció esta conducta irresponsable, exigiendo que se brindara "atención y apoyo" a los trabajadores menores de edad y señalando que "simplemente cambiar las órdenes a otro contratista no resolvería el tema de la responsabilidad mayor de la compañía". Mcdonald’s respondió declarando que la compañía "apoya totalmente la decisión de nuestros proveedores de suspender toda la producción de juguetes para McDonald’s de la planta de City Toys en China" y salmodiando: "Tomamos nuestro Código de Conducta seriamente, como lo demuestran nuestras acciones".

Se pueden sacar tres conclusiones de este asunto. Primero, las prácticas laborales abusivas de las compañías de juguetes en el sur de China no deben sorprender a nadie. City Toys tiene un largo historial de abuso de los empleados, incluidos informes documentados de salvajes golpizas por parte de los guardias de seguridad en Shenzhen, publicados hace dos años. Una investigación más amplia realizada por HKCIC sobre diez contratistas de juguetes para McDonald’s en China confirmaron que los salarios bajos, el tiempo extra forzoso, las malas condiciones de salud y seguridad en la planta de la fábrica, las malas condiciones de vida, el empleo de trabajadores sin contratos y una total falta de transparencia en la contabilidad respecto al cálculo de salarios, son la norma en lugar de la excepción. No hace falta decir que los trabajadores de China tienen prohibido organizarse en sindicatos, un hecho muy conocido que parece habérseles escapado solamente a aquellos que escriben la copia publicitaria para el código que monitorea la industria.

Segundo, el procedimiento de monitoreo – para el que McDonald’s paga a la firma SGS de origen suizo – en McDonald’s es similar a los otros esquemas de monitoreo que se han convertido en componente establecido de los ejercicios de relaciones públicas. En ausencia de una organización sindical independiente y del explícito reconocimiento de este derecho por parte de los empleadores, los Códigos de Conducta son insignificantes. De las diez fábricas de la encuesta de HKCIC, 4 de ellas entrenaban a los trabajadores/as y falsificaban documentos para que pasaran el ejercicio de monitoreo. SGS, líder en el sector de monitoreo de códigos, no tenía que buscar mucho para encontrar evidencias de abusos laborales masivos, sin embargo, sus auditores no vieron nada. PriceWaterhouse Coopers, otra importante empresa verificadora del "cumplimiento de los contratistas globales" se ha distinguido por pasar por alto las semanas laborales de hasta 79 horas, documentadas en tarjetas de asistencia de la propia compañía, así como carcinógenos en el lugar de trabajo, en fábricas asiáticas de ropa durante sus auditorías regulares.

Tercero, la contratación externa de la producción de juguetes, a través de un complejo sistema de intermediarios – como el sistema de franquicias que McDonald’s ha utilizado con tanto éxito en sus restaurantes – ha sido empleado sistemáticamente para desviar las críticas del público, derrotar los esfuerzos de sindicalización y evadir la responsabilidad empresarial a nivel internacional. Con unas pocas notables excepciones, la UITA y sus afiliadas conocen a McDonald’s como una compañía fervientemente antisindical que considera a los sindicatos como la amenaza número uno para el interés empresarial. En los últimos dos años, hemos visto a la compañía desplegar enormes recursos financieros para destruir a los sindicatos de Canadá y Rusia. Cuando todo lo demás falló, McDonald´s cerró las concesionarias antes que reconocer el derecho legalmente sostenido de los trabajadores a formar un sindicato. En Alemania, la compañía se alió con un sindicato notoriamente amarillo, con un pasado nacional-socialista con el fin de colocar candidatos con apoyo empresarial en el grupo de los trabajadores del organismo bipartito que administra el fondo de accidentes para trabajadores/as del sector alimentación y restaurantes. Los intentos organizativos en Indonesia han sido obstruidos mediante el despido de dirigentes y activistas. En resumen, McDonald’s ha internacionalizado las prácticas empresariales y técnicas antisindicales de estilo estadounidense, con consecuencias negativas para los trabajadores del sector catering y para la sociedad en su totalidad.

La vergonzosa explotación de los trabajadores de China para producir juguetes infantiles – facilitada por los poderes policiales del estado chino así como por la oposición fundamental a los derechos sindicales – es sólo una parte de un problema mayor. McDonald’s, si se consideran los restaurantes en concesión junto con las unidades de propiedad directa, es hoy en día uno de los mayores empleadores del mundo. Sin embargo, a la amplia mayoría de aquellos que lucen el uniforme McDonald’s se les niega sistemáticamente el derecho fundamental a organizarse y negociar en forma colectiva. El cambio vendrá para McDonald’s, cuando como empresario global con responsabilidades globales, reconozca este derecho en todas sus operaciones internacionales. Ningún Código de Conducta puede sustituir el reconocimiento sindical a escala mundial.

Mas información en la Secretaría General de la UITA: www.iuf.org


 

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