Los trabajadores permanentemente hemos 
        cuestionado y combatido este modelo de exclusión, marginación y miseria. 
        Hace ya muchos años que este Congreso de Delegados viene denunciando las 
        consecuencias nefastas de aplicar las políticas y recetas de los 
        organismos financieros internacionales. Nunca nos tembló el pulso a la 
        hora de cuestionar las políticas antipopulares y de entrega de los 
        gobiernos de turno, cualquiera que sea el partido político que estaba en 
        el poder. Ahora vemos que el argentino se ha puesto de pié, iniciando 
        una marcha incontenible hacia la construcción de una sociedad justa y 
        solidaria. Con absoluta claridad le ha dicho ¡basta! a una clase 
        política mediocre, inepta y generalmente corrupta, a la que -con 
        justicia- hace responsable de la degradación del sistema democrático y 
        por las penurias económicas que padecen la mayoría de los habitantes de 
        este país.
      
      
         
      
      
        Los poderosos intereses económicos asociados a 
        las viejas estructuras sociales, se han lanzado en forma impúdica a 
        defender sus privilegios. Cada sector de la economía puja por mantener 
        sus prebendas, sin asumir ningún compromiso social. Los organismos 
        financieros internacionales, que facilitaron el irresponsable 
        endeudamiento externo de nuestro país y que, hasta hace muy poco tiempo, 
        nos mostraban como los mejores alumnos, hoy nos responsabilizan por la 
        debacle de nuestra economía, la que pretenden superar exigiendo más de 
        lo mismo.
      
      
         
      
      
        En medio de semejante puja por la distribución 
        de lo que aún queda de la riqueza nacional y de una tremenda lucha 
        sectorial, se encuentra el gobierno nacional. Tironeado de todos lados, 
        hasta la fecha ha carecido de la fuerza necesaria para defender los 
        intereses nacionales y populares. Aparece sumiso ante los organismos 
        financieros internacionales y su política del ajuste permanente, dando 
        marchas y contramarchas ante las presiones internas.
      
      
         
      
      
        Para los trabajadores argentinos la situación 
        es dramática. Aumenta el desempleo y la devaluación e inflación desatada 
        están pulverizando el salario. Las grandes estructuras gremiales, 
        mayoritariamente peronistas, aparecen como desconcertadas ante un 
        gobierno de idéntico signo ideológico, que se muestra impotente para 
        frenar la caída del poder adquisitivo del salario y que se muestra como 
        cautivo de intereses contrarios a los del pueblo.
      
      
         
      
         
      
      
        Toda crisis siempre 
        es una oportunidad
      
      
         
      
         
      
      
        Sobre las ruinas del modelo que nos impuso el 
        neoliberalismo surge la posibilidad de construir un orden social mas 
        justo, en el cual la equidad y la solidaridad sean los criterios de 
        reparto de cargas y beneficios. Emerge de esta tremenda crisis una 
        sociedad que sale al rescate de sus mejores valores. Una sociedad que 
        revaloriza la solidaridad y que lucha por una justicia independiente, no 
        puede salir derrotada.
      
      
         
      
      
        Los trabajadores representados por el SATIF, 
        nos sumamos a esta lucha del pueblo argentino para reconstruir la 
        patria, sobre la base de un proyecto nacional que nos contenga a todos.
      
      
         
      
      
        Aprendiendo de nuestros errores, decimos
        NUNCA MAS a la corrupción, a la traición de los 
        dirigentes, a los infiltrados en el movimiento obrero y en los partidos 
        populares. NUNCA MAS a la entrega del patrimonio 
        nacional, al desguace del Estado, a los grupos de presión que siempre 
        pretenden que la crisis la vuelva a pagar el pueblo. NUNCA MAS
        a una justicia al servicio de los poderosos, a un parlamento 
        plagado de políticos que han violado el contrato de representación, y a 
        un Poder Ejecutivo que actúa como polea de transmisión de las políticas 
        de los organismos financieros internacionales.
      
      
         
      
      
        Desde esta convicción surge la esperanza de un 
        mundo mejor. Esperanza que no es utopía, sino que es memoria del pasado 
        y promesa para el futuro. A aquellos que dicen que no hay futuro, que no 
        hay esperanza, que no hay camino, desde aquí les decimos que se hace 
        camino al andar y que en la construcción de esa sociedad que anhelamos, 
        la meta es el camino que recorremos para alcanzarla.