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Colombia

Con Carlos Rodríguez, presidente

 de la CUT

Asumió en un momento crucial para el movimiento obrero y para el país, que hoy se debate entre la guerra, la pérdida de soberanía y la creciente exclusión de su pueblo.

 

-¿Cómo evalúas el proceso electoral en la CUT?

-La Central tiene 550 mil afiliados, de los cuales 50% son maestros, en consecuencia la contienda electoral es muy desigual. Un maestro cuenta con 250 mil posibles votantes, y hay organizaciones que tienen 200, o quizás 300 afiliados. La lista en la cual participé fue votada en 241 sindicatos, y la segunda lista en 26 sindicatos. Eso demuestra la concentración de la votación en el magisterio.

-¿Cuántos sindicatos conforman la CUT?

-Hay 746 sindicatos afiliados. La intención es desarrollar lo aprobado por el Congreso de la CUT, esto es pasar de 746 organizaciones a 18 grandes sindicatos por rama de industria. Estamos trabajando para lograr un millón de afiliados, considerando la diversidad que existe en los tipos de vinculación laboral.

-¿Qué porcentaje de los afiliados sufragó?

-Votó el 56% de nuestros miembros.

-¿La CUT es la mayor central obrera en Colombia?

-Efectivamente, la CUT tiene 550 mil afiliados, la segunda es la CGTD con 129 mil, y la tercera es la CTC con 52 mil afiliados. Entre todas tenemos unos 730 mil trabajadores organizados, frente a una población económicamente activa de casi 9 millones de personas.

-Una de las carencias del sindicalismo colombiano es su escasa presencia en la actividad privada.

-Esa es una realidad producto de la flexibilización laboral. La mayoría de las empresas en Colombia tiene contratos flexibilizados, donde no rige el código sustantivo de trabajo. Cuando los trabajadores se sindicalizan, no son tenidos en cuenta para la renovación del contrato de trabajo que tiene un período de 2 meses, y hasta de 30 días. Ahora, inclusive, se introdujo la modalidad de destajo, lo que impide la sindicalización de los trabajadores del sector privado.

-Asumes como presidente de la CUT en un momento en el cual el país atraviesa serias dificultades en lo económico y en lo social.

-Si, es cierto. Colombia tiene una situación de desempleo caótica, el informe oficial plantea unas 3,5 millones de personas desempleadas y otro tanto en el subempleo. Contabiliza 20 millones de personas en la pobreza y 9 millones bajo la línea de pobreza. Un crecimiento del Producto Interno Bruto del 1,5%; un déficit fiscal del 2,3% y por ninguna parte se ve una posible reactivación económica.

Asimismo, Colombia está importando 8 millones de toneladas de alimentos, en perjuicio de la agroindustria nacional. No tiene sentido que el sector campesino y agrario esté tratando de hacer esfuerzos por cultivar y crecer, cuando al mismo tiempo el gobierno importa alimentos empujando al sector a la bancarrota. La apertura indiscriminada ha hecho trizas el aparato productivo; en los últimos 10 años se han liquidado 30 mil empresas. Por ello estamos muy interesados en hacer un acuerdo con los empresarios para defender la industria nacional, para introducir mecanismos de protección y reactivación del campo y la producción de alimentos.

Ligado a esto está la insensatez de una guerra que lo único que hace es llenar de cruces los caminos de Colombia. Hay una falta de sentido común por parte de la insurgencia, que plantea un único lenguaje: el de la guerra. Igualmente hay sectores violentos en los empresarios y en el propio gobierno que no creen en el diálogo, que es el camino idóneo para dirimir los conflictos.

Además, tenemos una situación educativa lamentable; el plan de desarrollo va por un lado y la educación por otro. Mientras que en algunos lugares como en El Tolima, donde hay que enfatizar la agroindustria y la formación técnica, encontramos que la mayoría de las carreras son de orden académico. Ello implica un reordenamiento total en el área educativa. Teniendo en claro todas estas dificultades, vamos a enfatizar con los empresarios sobre la necesidad de establecer nuevas relaciones laborales. Vamos a insistirle al gobierno utilizando al máximo el diálogo como mecanismo para encontrar salidas a la problemática nacional. Creemos en la necesidad de llevar adelante un Acuerdo Nacional, que muy seguramente nos va a llevar a un plan de empleo de emergencia.

-Asumes la presidencia de la CUT y en forma inmediata se produce una reacción descalificadora hacía tu persona y el sector ahora mayoritario.

-Pues era de preverse, porque en la práctica ellos han tenido un comportamiento no democrático. Recordemos el 4º Congreso de la CSTC (Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia), donde quienes hoy nos denigran expulsaron al sector minoritario y no le dieron ningún cargo. Consideramos a la democracia como un espacio donde se brindan garantías a la oposición, donde la minoría debe intervenir en escenarios de crítica y confrontación. Los términos del documento que circuló en Internet son malintencionados, son epítetos descalificantes, que inclusive colocan en la picota pública a quienes asumimos hoy la dirección de la CUT. Hasta se nos tacha prácticamente de “Uribistas”. Pero esto no nos amilana, no tenemos miedo en coincidir con el gobierno en ciertas cosas, como también podemos coincidir con alguna formulación de la insurgencia. La autonomía del sindicalismo radica en que podemos coincidir con el que sea, pero somos autónomos del gobierno, de los empleadores, de la iglesia y de los partidos políticos.

-Quizás mucha gente interpreta la negociación como un acto de entrega, de debilidad.

-Sin duda alguna, pero la CUT tiene como propósito la solución política negociada del conflicto armado. Aunque se esté en la confrontación más alta, hay que negociar, hay que hablar.

-Por último, tu mensaje para el movimiento obrero internacional.

-En primer lugar quiero agradecer a la UITA por su apoyo y de la manera más fraternal sugerimos que continúen con ese respaldo que es tan necesario. Nosotros vamos a convocar a los Secretariados Profesionales a una reunión para coadyuvar con nuestros esfuerzos educativos, de formación y para que prosigan con su apoyo solidario.

 

Autor:

Gerardo Iglesias

© Rel-UITA

02-12-02

 

 

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