“Señor presidente:

Con relación a la preservación de este elemento vital (el agua), quiero referirme especialmente y en forma muy breve a la necesidad de reglamentar sus diferentes usos: el turístico, el de higiene, el de alimentación y el de riego. En este último aspecto, quiero referirme a la necesaria capacitación de los productores y trabajadores agrícolas en las formas de laboreo que impidan el vertimiento de fertilizantes en los cursos de agua, que generan la eutrofización de nuestros embalses y usinas potabilizadoras, tema largamente denunciado por la OSE (Obras Sanitarias del Estado).

Este tema ha tenido durante años un programa de evaluación y de control permanente de fuentes, cuencas hidrográficas y zonas de recargas de acuíferos -Programa ECOFU-, y sus mediciones de los indicadores de riesgo señalan a las actividades agropecuarias como las de más alto porcentaje de incidencia en la eutrofización y contaminación de las corrientes de agua. Unimos así dos temas que han sido destacados permanentemente en la celebración de este Día Mundial de la Alimentación por la FAO: la agropecuaria, su trabajo y el agua.

Por ello, hemos insistido durante años en la necesaria coordinación -tema también largamente reclamado por la OSE- entre las distintas instancias estatales y privadas -por ejemplo, la OSE; la Dirección Nacional de Hidrografía, perteneciente al Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente; las Intendencias y los particulares- que inciden en los diferentes usos y manejos del agua. Asimismo, hemos insistido en la necesidad de crear agencias de cuenca, con independencia de manejo y decisión sobre las normas para esos distintos usos de los recursos hídricos.

Con la preocupación de que los usos agropecuarios inciden en la pureza de nuestras fuentes acuíferas, solicitamos que nuestro país ratifique tres instrumentos marco que hacen a la protección y la capacitación de los trabajadores agrícolas, al manejo de productos químicos peligrosos, a los criterios de seguridad y salud agrícola. Me refiero al Convenio Nº 184 de la OIT y a la Recomendación Nº 192, sobre Seguridad y Salud en la Agricultura, también de la OIT, que fueran aprobados recientemente, en junio de 2001, en la Conferencia de este organismo de Naciones Unidas; y al Convenio de Estocolmo que, a pesar de ser una de las normas internacionales madre que han dado lugar a la legislación que aprobara nuestro Parlamento -tanto en la Legislatura anterior, a través de la ley de impacto ambiental, como en ésta, mediante la ley marco de medio ambiente-, tampoco ha sido ratificado.

Entonces, nos parece importante que hoy, en esta sesión en la que se considera este vital elemento que es el agua, terminemos sugiriendo a nuestro Poder Ejecutivo que ratifique estos tres documentos, que abarcan diferentes aspectos de los compromisos internacionales con relación a la protección de los trabajadores y las trabajadoras agrícolas y que establecen normas sobre el manejo de los productos peligrosos de uso agrícola que pueden afectar la salud de la población y contaminan nuestros recursos hídricos. Son documentos que constituyen un marco interesante para la creación y reglamentación de las normas que hacen a la coordinación y preservación de este elemento tan importante, como se ha señalado por parte de los demás legisladores y legisladoras. Muchas gracias.