Cuando el Cuerpo se Rebela

 

Las Lesiones por Esfuerzos Repetitivos (LER),

en el contexto de las enfermedades ocupacionales.

 

Las LER, Tendinitis, Disturbios Osteomusculares Relacionados al Trabajo (DORT), o de la manera que lo quieran llamar, es una enfermedad muy antigua.

 

El padre de la Medicina del Trabajo, Ramazzini, ya en 1700 describía, que cerca de 2000 mil años atrás existía la enfermedad de los escribas, que a veces se presentaba con un cuadro dramáticamente doloroso, bastante compatible con el cuadro de las LER. Esto sucedía debido al hecho que antiguamente no existían libros impresos como hoy y el conocimiento se transmitía de forma oral o por pergaminos escritos a mano, cuyo profesional responsable era justamente este escriba. Por lo tanto, insisto en recordarles que el escriba ya padecía LER hace más de dos mil años. Vean ustedes que los escribas, después de mucho tiempo en la profesión comenzaban con un dolorcito en las manos, que iba aumentando cada vez más, luego se hinchaba, quedaba rojo, la persona comenzaba a sufrir dolores durante todo el día, hasta no poder trabajar más. ¿Conocen esa historia? Observen lo que les dije: ¡esa dolencia tiene más de dos mil años!

 

Esta manera de organizar el trabajo está cambiando día a día y la explotación del trabajo del que ofrece la mano de obra por aquel que posee los medios de producción está aumentando.

 

Mientras tanto, la magnitud epidemiológica de las LER es moderna, o sea, tenemos relatos anteriores de tendinitis en el transcurso de la historia de la humanidad, pero solamente en los tiempos actuales es cuando se torna más frecuente, llegando inclusive a imposibilitar a un gran número de personas para ejercer sus actividades laborales. En Brasil, el conocimiento sobre LER es más reciente, aun cuando los primeros casos que se diagnosticaron oficialmente como LER tienen poco más de 10 años. El Ministerio de Previsión Social las reconoció por primera vez alrededor de 1986, como una enfermedad de los digitadores y luego se amplió esta cobertura para variados sectores de la economía, donde existían factores anti-ergonómicos que podrían causar la enfermedad, siendo conocida desde entonces con la denominación que ostenta hoy: LER. Actualmente podemos constatar la existencia de la enfermedad en los más diversos sectores profesionales.

 

O sea que hoy, ocho horas de trabajo son efectivamente ocho horas trabajadas, sin tiempo para ir al baño, fumar un cigarrillo o tener un diálogo con el compañero de al lado. Esto, para los capitalistas, fue muy bueno porque además de aumentar mucho la producción, desarticula aún más a los trabajadores/as, que se enferman más y se organizan menos.

 

Una pregunta muy frecuente es: ¿Por qué las LER están atacando un número cada vez mayor de trabajadores/as? ¿Puede ser que algo esté cambiando? Existen muchos intentos de explicación para esa pregunta, pero la que yo realmente creo y que encuentro extremadamente pertinente, es la explicación basada en el cambio del modo como se está organizando el trabajo. Esta manera de organizar el trabajo está cambiando día a día y la explotación del trabajo del que ofrece la mano de obra por aquel que posee los medios de producción está aumentando. Tenemos un film clásico de Charles Chaplin, que aborda este asunto de la producción en serie, que creo que todo el mundo debe haber visto. Se llama Tiempos Modernos. En este film, Chaplin tiene la función de apretar tornillos en una línea de producción, mostrando que en aquellos tiempos (el film fue realizado en los años 30) ya existían movimientos repetitivos, pues esto era inherente al Taylorismo y al Fordismo. Aunque insisto, la literatura médica no registraba un número de casos de LER tan alarmante como tenemos hoy. Entonces, aquella teoría que les mencioné antes, sobre los cambios en la organización del trabajo cobra fuerza, pues a pesar que la industria aún se aprovecha del método taylorista / fordista, el llamado "tiempo muerto" de la jornada de trabajo - que es el período en el cual el trabajador, a pesar de estar siendo remunerado, no está ejecutando su tarea asignada - es prácticamente cero. O sea que hoy, ocho horas de trabajo son efectivamente ocho horas trabajadas, sin tiempo para ir al baño, fumar un cigarrillo o tener un diálogo con el compañero de al lado. Esto, para los capitalistas, fue muy bueno porque además de aumentar mucho la producción, desarticula aún más a los trabajadores/as, que se enferman más y se organizan menos.

 

Nuestro cuerpo tiene límites, a pesar de ser una máquina maravillosa. Por ejemplo, las personas que tienen diabetes, poseen un límite del nivel de azúcar en la sangre. Asimismo, cuando el azúcar está un poco alto en la sangre de estas personas, su cuerpo logra controlar un poco este estado, minimizando los efectos del azúcar alto. Pero si se sobrepasa este límite, el azúcar pasa a ser excretado por la orina y el organismo comienza a perder mucha agua, provocando un estado inicial de deshidratación, seguido de otras complicaciones. Esto significa que el cuerpo tiene límites fisiológicos que excediéndolos aún aguanta un poco más, pero cuando se agrede sistemáticamente al cuerpo humano, y se agrede más allá del límite, entonces aparecen las condiciones para que ocurran las enfermedades.

 

... atendí 48 pacientes portadores/as de LER de las industrias de la alimentación. Entre ellos, 46 eran mujeres y 2 eran hombres, por lo cual 95,8% eran mujeres. ¿Esto demuestra que la mujer es más débil?

 

Y eso sucede con las LER. Cuando comenzamos a trabajar en la ciudad de Sorocaba, Estado de São Paulo, en relación a las LER, llegaban pacientes portadores/as de LER de 4º grado (que es el más avanzado). Después que iniciamos un trabajo dirigido a la salud ocupacional a través del sindicato, los trabajadores/as comenzaron a adquirir conciencia sobre esta enfermedad, buscando entonces la ayuda necesaria aun en su estado inicial, lo que clínicamente correspondería a los grados 1 o 2. De esta forma, constatamos que cuando trabajamos en torno a las LER, difundir la información entre los trabajadores/as es un factor fundamental para vislumbrar el control correspondiente.

 

Decidí presentarles la situación especial del sindicato de la alimentación, enfocándonos hoy en lo que sucede con los trabajadores/as de este sector, que además de los factores habituales para contraer LER también tienen un agravante que es el frío y el calor, los cuales son elementos físicos que necesariamente están presentes en los ambientes de trabajo donde se producen o manipulan alimentos.

 

Por lo tanto, antes de discutir el problema de la enfermedad de las personas que tienen LER, tenemos que discutir los puestos de trabajo que facilitan la aparición de las LER en las personas.

 

Ahora vamos a ver rápidamente un trabajo referente a la atención que realicé durante el año 96 en el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación de Sorocaba, atendiendo a trabajadores/as portadores/as de LER encaminados por esa organización. Este año comenzamos el trabajo en el mes de mayo y les traje los datos hasta abril del 97, por lo tanto, son datos referentes a 1 año de seguimiento de los pacientes. En este período, atendí 48 pacientes víctimas de LER de las industrias de la alimentación. Entre ellos, 46 eran mujeres y 2 eran hombres, por lo cual 95,8% eran mujeres. ¿Esto demuestra que la mujer es más débil? 

 

En las diferentes reuniones sobre LER que participamos, fue bastante común que surgiera esta tesis: la mujer contrae más LER porque es más débil. Siempre dicen lo mismo: la musculatura de la mujer es mucho menor, ¡la mujer es más frágil! Y en una audiencia llevada a cabo en el Ministerio de Trabajo pregunté a los técnicos de una empresa:

 

"... si pensamos en un trabajo pesado, en el cual tengamos que cargar muchos sacos de 60 kilos durante toda una jornada, ¿quién los debe cargar, el hombre o la mujer? " Todos respondieron: "...el hombre, obviamente". Yo no estuve de acuerdo, diciéndoles que no, ¡pues quien debería realizar un trabajo tan pesado sería una máquina y no un ser humano!

 

Con relación a la edad, la faja de surgimiento en los trabajadores/as es predominantemente hasta los 40 años.

 

Entonces, no tenemos que diferenciar el trabajo de un hombre con el trabajo de una mujer, pero sí establecer si el trabajo es digno de un ser humano o no, y ese es el problema real que debemos debatir, pues en caso contrario, caeremos en el error de discutir hechos superficiales, que en realidad disimulan la realidad, confundiéndonos y alejándonos del objetivo, que en este caso es el de encontrar una superación para el problema de las LER. ¿Por qué entonces tenemos 95,8% de portadores de LER del sexo femenino en el trabajo que realizamos? Por una cuestión muy obvia y sencilla. Porque esas funciones son ejercidas, en su mayoría abrumadoras, por mujeres.

 

Por lo tanto, antes de discutir el problema de la enfermedad de las personas que tienen LER, tenemos que discutir los puestos de trabajo que facilitan la aparición de las LER en las personas.

Es lógico que hablar sobre LER no es tan sencillo. Existe una serie de variables inherentes al puesto de trabajo - como ritmo, presión de los jefes, presión por producción, horas extras, etc. - y también otros factores relacionados a la susceptibilidad individual de cada uno. Esto significa decir que "cada caso es un caso", en el sentido de que un puesto de trabajo con problemas ergonómicos puede ser más agresivo para un trabajador y menos para otro.

 

Voy a citar dos ejemplos extremos que tuve en Sorocaba: en una industria, en el mismo puesto de trabajo, ejerciendo la misma función y dentro de la misma organización del trabajo, tuve un caso comprobado de LER que se desarrolló después de dos meses de labor, mientras que otro caso llevó 6 años para manifestarse en otra trabajadora. Vamos a conversar un poquito sobre estos casos. La trabajadora que contrajo LER a los dos meses tenía una personalidad extremadamente inestable, insegura, era del nordeste y vino solita para Sorocaba, sin familia, a batallar y, además, acababa de separarse del marido, o sea, todo lo malo que podría sucederle en su vida le estaba sucediendo en aquel momento, y lamentablemente, consigue un empleo donde tendrá que someterse a pésimas condiciones de trabajo. En esta persona, la LER se manifestó rápidamente.

 

Con respecto a la otra trabajadora, que padeció LER después de 6 años de trabajo, era una persona extremadamente equilibrada, que vivía una situación financiera y familiar bastante confortable. Esto nos da una lección: las características personales pueden interferir en el tiempo de aparición de la enfermedad, pero las condiciones de trabajo ergonómicamente desfavorables, ciertamente, más tarde o más temprano, llevan al surgimiento de la enfermedad. Debemos decir también que en esta empresa que, específicamente, era una multinacional, hubo una presión muy intensa del sindicato a fin de mejorar las condiciones de trabajo, lo que llevó a la empresa a realizar mejoras.

 

Además, la movilización sindical también realizó acciones para difundir conocimientos sobre la enfermedad entre los trabajadores/as, lo que generó una toma de consciencia sobre la dolencia por parte de ellos, teniendo como resultado que no ocurriesen más casos graves, aunque todavía tengamos el registro de nuevos casos, pero en su etapa inicial. Ahora precisamos luchar para que no existan otros casos en la etapa inicial.

 

Y una mujer de 42 años, despedida con LER, ¿qué posibilidad tiene de conseguir empleo? Prácticamente ninguna. Entonces es fundamental ver a las LER como un problema de la sociedad.

 

El sector donde encontramos mayor cantidad de LER en una industria del rubro de la alimentación (específicamente en un matadero de pollos), fue en el de embalaje. Este es el sector donde se registra gran número de casos, también en la industria metalúrgica, del papel, etc. Pero verificamos que el sector de trabajo que le seguía en importancia, era la sección de desvisceración de pollos, donde el trabajador retira las vísceras del pollo de manera manual, en un local que se mantiene a baja temperatura. Además, existen determinadas funciones que no vamos a encontrar en otros sectores de la economía, pero que existen sólo en el sector de alimentación, como por ejemplo, ¡lavar huevos! Ninguno de nosotros debe haber oído hablar sobre ¿lavado de huevos en la industria metalúrgica?

 

Los sindicatos tienen que abrazar esa lucha y conseguir aliados dentro de la sociedad civil. Se deben aproximar a las asociaciones de portadores/as de LER y dar apoyo a esas personas.

 

Con relación a la edad, la faja de surgimiento en los trabajadores/as es predominantemente hasta los 40 años. ¡Existen personas de 17 años con LER en industrias de la alimentación de Sorocaba! Por lo tanto, ustedes ven que hay un aumento hasta los 42 años de edad y después una caída. El caso de una persona con mayor edad que tuve con LER en la industria de alimentos tenía 49 años. Este es un asunto sumamente preocupante para todos nosotros, porque imaginemos una persona de 20 años, joven, fuerte, que sabe conversar, con conocimientos de informática que hoy se exige constantemente, pero padece LER. ¿Cuál es la posibilidad que esa persona tiene de conseguir empleo? Es difícil, cada vez es más difícil. Y una mujer de 42 años, despedida con LER, ¿qué posibilidad tiene de conseguir empleo? Prácticamente ninguna. Entonces es fundamental ver a las LER como un problema de la sociedad. ¿Hasta cuándo el gobierno, los poderes públicos, el gobierno federal van a mantenerse omisos ante este sistema que fabrica pacientes con LER?. En la medida que la persona tiene LER, es derivada para la Previsión Social. ¡La Previsión va a explotar! Porque las fábricas además de elaborar sus productos fabrican LER. Y es una barbaridad, fabricar LER y endosárselas a la Previsión. Por lo tanto, esa no es sólo una discusión del sindicato - no debería ser - debería ser de toda la sociedad porque es un problema social que además de generar todas esas personas que se sienten inválidas para el trabajo, va generar un problema de costo social altísimo. Los sindicatos tienen que abrazar esa lucha y conseguir aliados dentro de la sociedad civil. Se deben aproximar a las asociaciones de portadores/as de LER y dar apoyo a esas personas. Otros posibles e interesantes socios, específicamente para los sindicatos de trabajadores/as en las industrias de la alimentación, serían los servicios de Vigilancia Sanitaria. Tenemos que usar nuestra creatividad, utilizando alternativas de resistencia y de lucha, las cuales están en nuestras manos.

 

... lucha por mejoras es una lucha esencialmente política e ideológica y no técnica, pero los técnicos pueden contribuir a fin de mejorar la orientación para dirigir esta lucha,...

 

Para cerrar me quedé pensando: ¿será verdad que dentro del sector alimentación las LER son realmente importantes? ¿Será qué en el total de casos de enfermedades ocupacionales las LER son importante? Me detuve a ver la distribución de las LER entre todas las enfermedades ocupacionales (o por diagnóstico). En aquellos pacientes que evalué, 85,4% tenían problemas relacionados a LER, 2% eran infecciones de las vías renales superiores, 2% de pérdida auditiva (sordera ocupacional) y 18% era un problema relacionado con la columna (dolencia lumbar, lumbago). (Obs: existen pacientes con dos diagnósticos, por ejemplo LER y Pérdida Auditiva). Entonces, sin sombra de duda las LER son el primer motivo de preocupación que debemos tener.

 

Si ustedes evalúan los trabajos en el sector metalúrgico en otras ciudades habrán variaciones, pero las LER no van a dejar de ser la primera causa. Puede ser el 70% o puede ser el 90%, pero siempre será la primera causa. Esa es la tendencia. Debemos usar estos datos para mejorar los acuerdos sindicales que se realizan (convenios colectivos). La lucha por mejoras es una lucha esencialmente política e ideológica y no técnica, pero los técnicos pueden contribuir a fin de mejorar la orientación para dirigir esta lucha, y en este momento, con respecto a las enfermedades ocupacionales, nosotros, técnicos de la salud que trabajamos con sindicatos, estamos diciendo que se debe prestar gran atención y preocupación a las LER.

 

 

 

Dr. Roberto Carlos Ruiz

Sorocaba – São Paulo

13 de junio de 2000

 

 

 

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