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					La 
					discriminación que enfrentan a diario los portadores del 
					virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en el área del 
					Caribe conduce a constantes violaciones de sus derechos 
					básicos y obstaculiza la ejecución de los programas de lucha 
					contra el sida.  
					
					  
					
					"Los prejuicios por motivos religiosos, sociales o de otro 
					tipo se exacerban cuando se vinculan al VIH. Este es uno de 
					los grandes obstáculos en la lucha contra el sida (síndrome 
					de inmunodeficiencia adquirida causado por ese virus) en el 
					Caribe y en el mundo", dijo a IPS Miriam Maluwa, 
					representante de Onusida para Jamaica, Cuba y Bahamas. 
					
					  
					
					En la región se dan casos de "mujeres seropositivas al virus 
					que tienen garantizado el medicamento y no lo buscan para 
					evitar ser señaladas", sostuvo. 
					
					  
					
					Las personas que viven con VIH/sida temen perder el empleo y 
					el lugar donde viven, sin contar las consecuencias que puede 
					tener el reconocimiento de esta situación para sus hijos 
					menores, añadió la delegada de Onusida (Programa de las 
					Naciones Unidas para la lucha contra el Sida) 
					
					  
					
					"La respuesta a la epidemia se obstaculiza también por el 
					limitado compromiso social. La gente tiene miedo de trabajar 
					con personas que viven con VIH porque no quieren que se les 
					vincule con ellas", agregó la consultora legal, con una 
					larga experiencia en materia de derechos humanos. 
					
					  
					
					En este contexto, agregó, es de destacar que Cuba "tiene la 
					menor cantidad de personas viviendo con VIH y la menor 
					cantidad de personas que mueren", pero el año pasado mostró 
					un ligero ascenso de los casos detectados. Por eso se deben 
					"intensificar los esfuerzos de prevención" entre la 
					población en general y en los grupos vulnerables, opinó 
					Maluwa. 
					
					  
					
					Aunque también se reportan niveles de estigmatización en 
					este país, todas las personas afectadas por la pandemia 
					tienen garantizado el tratamiento especializado, 
					medicamentos y acceso al sistema de educación y al empleo, 
					siempre y cuando no se trate de oficios y profesiones que 
					impliquen un riesgo para su salud. 
					
					  
					
					Maluwa desarrolló una visita de cuatro días a fines de este 
					mes a Cuba, que incluyó encuentros con autoridades, 
					especialistas, personas viviendo con VIH y representantes 
					del sistema de la Organización de las Naciones Unidas. 
					
					  
					
					Unas 24.000 personas murieron a causa del sida en la región 
					del Caribe el año pasado y otras 300.000 son portadoras del 
					VIH, 
					según el informe anual titulados "Situación de la epidemia 
					de sida", publicado en diciembre por Onusida y la 
					Organización Mundial de la Salud (OMS). 
					
					  
					
					En el Caribe, la segunda región más afectada del mundo con 
					este mal después de África subsahariana, el sida se ha 
					convertido en la primera causa de muerte en la franja etaria 
					que va de los 15 años a los 44 
					y la transmisión se vincula fundamentalmente a la relación 
					heterosexual, la prostitución, la pobreza y las 
					desigualdades sexuales. 
					
					  
					
					La situación varía considerablemente entre países, según los 
					datos de Onusida y OMS. 
					
					  
					
					La prevalencia promedio del VIH en la población adulta 
					supera uno por ciento en Barbados, República Dominicana, 
					Jamaica y Suriname, el dos por ciento en Bahamas, Guyana y 
					Trinidad y Tobago, y el tres por ciento en Haití. Por el 
					contrario, la prevalencia en Cuba aún no ha alcanzado el 0,2 
					por ciento. 
					
					  
					
					Aunque "el Caribe fue la única zona del mundo donde no se 
					registró un incremento de la epidemia el pasado año", hay 
					que lograr un enfoque integral que incluya "prevención, 
					tratamiento, cuidado y apoyo", opinó Fritz Lherisson, 
					director de la oficina regional de Onusida, con sede en 
					Trinidad y Tobago. 
					
					  
					
					"Estamos ante una epidemia que mata, pero que se puede 
					prevenir y sabemos como hacerlo", dijo Llerisson en una 
					rueda de prensa en la sede de la Oficina del Coordinador 
					Residente del Sistema de las Naciones Unidas en La Habana. 
					Pero frenar la epidemia, alertó, tiene que pasar por un 
					"cambio de actitud". 
					
					  
					
					La necesidad de promover cambios culturales, sociales, 
					legales y a nivel del pensamiento está muy relacionada con 
					la persistencia en un grupo de países caribeños, como es el 
					caso de Jamaica, de leyes que prohíben las prácticas 
					homosexuales y contemplan, incluso, sanciones legales para 
					las mismas. 
					
					  
					
					"Muchos hombres que tienen sexo con hombres viven una doble 
					vida. Tienen hogar, mujer, hijos. Viven pretendiendo ser lo 
					que no son, con temor al estigma y a la discriminación por 
					su comportamiento sexual", afirmó Maluwa, durante su primera 
					visita oficial a La Habana. 
					
					  
					
					Aunque estos procesos "no alcanzan niveles tan amplios en 
					Cuba", Maluwa opinó que el programa existente de prevención 
					entre hombres que tienen sexo con otros hombres en este país 
					"necesita ser afianzado y ampliado". 
					
					  
					
					Alrededor de 12 por ciento de los casos diagnosticados en la 
					región corresponden a hombres homosexuales, aunque la cifra 
					real puede ser mucho más amplia. En tanto, 80,4 por ciento 
					de los 6.827 casos detectados en Cuba entre 1986 y el 22 de 
					noviembre del pasado año eran hombres, la mayoría de los 
					cuales mantenía relaciones con otros hombres. 
					
					  
					
					A diferencia de otros países de la región, "hay buenas 
					relaciones de trabajo con las personas que viven con VIH", 
					comentó Raúl Regueiro, coordinador nacional de la línea de 
					trabajo con homosexuales del gubernamental Centro Nacional 
					de Prevención de Infecciones de Transmisión Sexual, VIH y 
					Sida. 
					
					  
					
					Suele suceder que las personas homosexuales y bisexuales 
					"discriminen y se distancien" de las personas infestadas, 
					dijo a IPS. 
					
					  
					
					Entre las perspectivas de trabajo conversadas con Maluwa 
					durante su visita, Regueiro resaltó la necesidad de ampliar 
					las acciones hacia el grupo de hombres con conductas 
					bisexuales, a partir de una experiencia que ya se realiza en 
					algunas provincias de la zona oriental de la isla. 
					
					  
					
					El proyecto de prevención entre hombres que tienen sexo con 
					hombres forma parte de un programa mucho más amplio, 
					impulsado por el gobierno cubano con el apoyo del Fondo 
					Mundial de Lucha contra el Sida y del Sistema de las 
					Naciones Unidas en Cuba. El aporte financiero del Fondo para 
					el período 2003-2008 asciende a 26,1 millones de dólares. 
					
					  
					
					Onusida puede apoyar el proceso de monitoreo y evaluación de 
					los esfuerzos del gobierno cubano para ver cómo pueden 
					"expandirse" aún más y "documentar lo que se ha estado 
					haciendo en el país para compartirlo con los vecinos del 
					Caribe y fuera del área", sugirió Maluwa durante un 
					intercambio con la prensa. 
					
					  
					
					  
					
					
					ipsnoticias.net 
					
					
					Tomado de www.comfia.info 
					
					6 de marzo de 2006 
					
					  
					
					  
					
					   
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