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Producto de un 
interesante fenómeno, la espuma de la cerveza tiene un 
inmaculado color blanco pese a que el líquido es color 
ámbar. Hoy la espuma de las cervezas de AmBev ha dejado de 
ser blanca y tiene un sucio y sospechoso color. 
  
Cuando en julio de 1999, con la fusión de Brahma y 
Antarctica nacía 
AmBev, esta última hereda lo peor de Brahma 
en términos de soberbia y prepotencia en el manejo de los 
negocios, características que se extienden a las relaciones 
laborales. En aquella oportunidad surgieron rumores de una 
filtración de informaciones, que habría beneficiado a 
algunos inversores en vísperas del anuncio oficial. La 
Comisión de Valores Mobiliarios (CVM) de Brasil comenzó 
entonces a investigar si Marcel Telles, Jorge Paulo Lemann y 
Carlos Alberto Sicupira, tenedores de la mayoría de las 
acciones de Brahma, habían comprado en el mercado acciones 
de Antarctica, que se valorizarían significativamente en el 
correr de los días siguientes a la fusión. En junio de 2002, 
los tres involucrados firmaron un acuerdo con la CVM y la 
investigación fue cerrada luego del pago de una multa de 300 
mil reales (en la época equivalentes a 115 mil dólares) y la 
publicación, patrocinada por 
AmBev, de un manual de buenas prácticas corporativas.
 
  
Según una investigación periodística 
(1), 
ocho meses después de divulgado aquel manual, el belga 
Alexander Van Damme, uno de los mayores accionistas de
Interbrew, 
disfrutaba en Rio de Janeiro del desfile de las escolas do 
samba desde el exclusivo palco de Brahma. Desde ahí se 
trasladó a la mansión que Lemann posee en la localidad de 
Angra dos Reis 
(2), 
donde se reunió con el dueño de casa, Telles y Sicupira. 
Esta fue la primera de una serie de negociaciones mantenidas 
en secreto hasta que, el pasado 3 de marzo, el negocio 
-todavía existen dudas si se trata de una sociedad o de una 
compra- entre 
Interbrew y 
AmBev se 
hacía público.  
  
Lo curioso es que, al contrario de lo ocurrido cuando 
se creó AmBev, 
en esta oportunidad Telles -presidente del Consejo de 
Administración de AmBev- vendió una importante cantidad de 
acciones preferenciales de la compañía 
(3), 
cuyo valor cayó 30 por ciento después del anuncio del 
negocio efectuado con 
Interbrew. 
Por otro lado, Telles, Sicupira y Lemann recibieron un 
premio de 78 por ciento por la venta de sus acciones con 
derecho a voto, mediante el cual embolsaron la nada 
despreciable suma de 4.100 millones de dólares.  
  
Los minoritarios no existen 
  
Analistas e inversores coinciden en que el acuerdo 
alcanzado por AmBev 
benefició únicamente a los tres accionistas mayoritarios 
antes mencionados, perjudicando a los minoritarios, que ni 
siquiera fueron consultados durante las negociaciones y se 
enteraron del negocio por la prensa. Según estimaciones 
confiables, los accionistas minoritarios perdieron 1.300 
millones de reales (aproximadamente 448 millones de dólares) 
entre el miércoles 3 de marzo -cuando se anunció la fusión- 
y el jueves 11.  
  
El accionista más perjudicado, por ser el mayor 
poseedor de títulos preferenciales, es Previ, la fundación 
de los funcionarios del Banco de Brasil que tiene a más de 
70 mil jubilados y pensionistas como afiliados. Antes del 3 
de marzo, las acciones de 
AmBev en 
poder de Previ valían 2.900 millones de reales, una semana 
después su valor cayó a 2.000 millones de reales. Pero la 
lista de perjudicados es más amplia: la estadounidense 
Alliance Capital, con 18 millones de dólares en acciones 
preferenciales, perdió casi cinco millones de dólares. 
Curiosamente, el gestor de Alliance, Jean Van de Walle, 
también es belga, y contrito manifestó a la prensa: "En 
varias oportunidades hablé con Telles y siempre me dijo que 
no había riesgo para los poseedores de acciones 
preferenciales, ya que él mismo era uno de ellos". Otros 
gestores y administradores de recursos se encuentran en la 
misma situación que Alliance. Capital International, Morgan 
Stalley, Deutsche Bank, Putnam Investmen, Schroders 
Investment Management y Oppenheimer figuran en esa lista. 
Demasiados y poderosos perjudicados, lo que permite 
pronosticar grandes tormentas en el futuro inmediato. 
 
  
La doble moral de los accionistas 
  
Cuando las acciones arrojan buenos dividendos, los 
accionistas aplauden y a ninguno se le ocurre inquirir sobre 
la conducta empresarial y los procedimientos utilizados para 
lograr esos resultados. Deberían hacerlo, antes que les 
llegue el momento de padecer en bolsillo propio las 
consecuencias de unas prácticas empresariales de las que, 
momentáneamente, se están beneficiando.  
  
Si los accionistas se hubieran preocupado -o apenas 
indagado- sobre algunos hechos, seguramente que su situación 
hoy sería diferente. Veamos algunos de los sucesos que no 
despertaron ninguna inquietud en los accionistas: 
- 
Un año antes de decidir eliminar la producción de cerveza 
en Norteña, el ingeniero Jorge Rocha -responsable de
AmBev 
en Uruguay- declaraba a la prensa que 
"antes de salir a vender 
todos los días, los empleados entonan la misma canción". 
¿Qué pasó? ¿Se trataba de una canción fúnebre?  
 
- 
Norteña evalúa y otorga calificaciones personales a sus 
trabajadores, identificadas a través de los colores rojo, 
amarillo y verde. Ese método no se consideró con el 
sindicato por tratarse, en opinión de 
AmBev, de una política corporativa que no admite 
discusión. A la mayoría de los trabajadores esto les hace 
recordar cuando en los años 70 la dictadura militar 
uruguaya clasificaba a los ciudadanos en las categorías A, 
B y C. ¿No es este el mismo criterio con el cual hoy la 
compañía discrimina a sus accionistas minoritarios?  
 
- 
AmBev 
mantiene en São Paulo una especie de “universidad” donde 
se entrena a los futuros jefes. El pasado enero, 18 
jóvenes de los más de 20 mil que se postularon, iniciaron 
su entrenamiento en esta “universidad”. Durante los 
primeros cuatro meses, los alumnos -que generalmente son 
reclutados en las universidades- son informados sobre los 
negocios de todas las unidades de la compañía y luego 
pasan a recibir un “entrenamiento corporativo” enfocado en 
un área específica. De los 500 profesionales formados 
hasta ahora, seis son directores, 60 por ciento son 
gerentes y 40 por ciento ocupan cargos de dirección. Hay 
quien asegura que allí se moldean las mentes de los 
futuros jerarcas de la compañía, pero a los accionistas, 
que se sepa, no les interesa conocer cuál es esa 
mentalidad.  
 
- 
En este momento asistimos a un conflicto entre las dos 
cervecerías existentes en Uruguay -en las dos 
AmBev 
tiene participación- con los transportistas. Estos 
pequeños empresarios se niegan a realizar la distribución 
de los productos de ambas empresas hasta que la compañía 
Salus -cuyo capital es controlado mayoritariamente por
AmBev 
y Danone- 
reconozca la deuda de un millón de dólares originada en 
una rebaja en los márgenes de distribución de 35 a 23,7 
por ciento, decidida unilateralmente por la empresa. 
Estamos seguros que no se escuchará a ningún accionista 
levantar su voz exigiéndole a 
AmBev 
cumplir con lo oportunamente acordado.  
 
  
El sueño mexicano se transforma en pesadilla 
  
Desde su creación, las adquisiciones e inversiones de
AmBev 
fueron extendiéndose por el mapa de América Latina como una 
mancha de aceite. Su objetivo era desembarcar en el 
fenomenal mercado que para las bebidas significa México, con 
el agregado que, una vez instalada en ese país, se 
encontraría a un paso de Estados Unidos. La alianza con
Interbrew 
le permitió concretar ese sueño.  
  
Dentro del paquete con el que se cerró el negocio,
Interbew 
le traspasó a AmBev
su control sobre la canadiense 
Labatt que, 
entre otras cosas, posee el 30 por ciento de Fomento 
Económico Mexicano (Femsa). En México, 
Femsa ocupa el segundo lugar en el mercado de cervezas, 
con sus marcas Tecate, Carta Blanca, Dos Equis y Bohemia, y 
es la primera embotelladora de 
Coca-Cola 
fuera de Estados Unidos. Mientras, como es sabido, 
AmBev es el 
mayor distribuidor de 
Pepsi en 
América Central y del Sur. Aquí aparece una nada 
despreciable piedra en el zapato de 
AmBev, que 
entorpece su marcha hacia el norte: ¿qué pasará cuando 
coincidan en el consejo de administración de 
Femsa los 
representantes de 
Coca y 
Pepsi?
 
  
A todo esto, Femsa decidió iniciar un juicio en 
Estados Unidos para "impedir algunos aspectos de la 
transacción entre 
Interbrew y 
AmBev". Los 
mexicanos alegan que, como accionistas minoritarios en
Labatt 
USA, tendrían que haber sido consultados y luego 
aprobado la operación, cosa que no ocurrió. 
  
Los problemas generados como consecuencia del estilo
AmBev 
-al que ahora se le suma el similar de 
Interbrew- 
no hacen otra cosa que poner en evidencia, una vez más, que 
democracia es un concepto desconocido en el mundo 
empresarial. Debido a ello, los inversionistas brasileños y 
extranjeros están vendiendo apresuradamente sus acciones 
preferenciales -sin derecho a voto- y adquiriendo acciones 
denominadas ON, con derecho a voto. No servirá de nada, la 
espuma será cada vez más sucia, pues el mal se origina en un 
sistema cuyas contradicciones se agravan día a día. 
  
  
Enildo Iglesias 
© Rel-UITA 
18 de marzo de 2004 
  
Notas: 
 
(1)  
Istoé Dinheiro, 13.03.04 
(2)  
Equivalente en español a la sugestiva denominación 
Ensenada de los reyes. 
(3)  
Según algunos analistas, las acciones vendidas por Telles 
valen cerca de 70 millones de reales (aproximadamente 24 
millones de dólares). 
  
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