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  Perú

IV  ENCUENTRO CAFETALERO ANDINO

Café de la región andina para el mundo

 

Políticas de apoyo a la producción y competitividad: desafíos principales

 

Una lucha por hacerse visibles en los mercados internacionales.

 

El café de los países de América Latina es un producto que genera divisas y contribuye a la generación de empleo en la región. Sin embargo, continúa siendo un reto consolidar una plataforma común desde la cual hacerse visibles a los mercados del mundo, a fin de competir en mejores condiciones que impacten además beneficiosamente en las vidas de las familias cuyos ingresos dependen de la producción cafetalera.

 

Los días 15 y 16 del presente mes, tuvo lugar en la capital peruana el IV Encuentro Cafetalero Andino con la participación de representantes de Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú, así como delegaciones provenientes de las regiones del país anfitrión. En el evento desarrollado en la sede de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), se intercambiaron experiencias sobre las dinámicas de la producción del aromático grano y se abordaron temas referidos a los retos actuales para los productores de la región agrupados en la Coordinadora Andina de Cafetaleros (CANCAFE).

 

CANCAFE es en estos momentos un espacio de encuentro de las organizaciones de productores de la región, quienes en los últimos años han impulsado un proceso apoyado por la CAN, para involucrarse en un mutuo aprendizaje destinado a mejorar la calidad del café, fortalecer la institucionalidad de los gremios del sector e incrementar las exportaciones, en el marco del diseño y aplicación de políticas nacionales que eleven el nivel de competitividad en cada país.

César Rivas Oeña

 

Precisamente las estrategias para consolidar CANCAFE como la plataforma dinámica de los productores de la región, ha sido uno de los objetivos del evento. En opinión del presidente de la Junta Nacional del Café (JNC) de Perú, César Rivas Peña, esta coordinadora debe definir dos o tres ejes sobre los cuales priorizar su trabajo, siendo el de la competitividad uno de los fundamentales.

 

Las posibilidades de posicionar a CANCAFE en el mundo y por tanto la producción de los países andinos, pasa porque esta instancia tenga un reconocimiento formal en la región. Y tal como coincidieron en señalar representantes de Perú, Bolivia y Ecuador, éste es un desafío central.

 

Desafío directamente relacionado con el interés que los gobiernos le otorguen a su producción cafetalera, la que no tiene el mismo peso entre las prioridades de los países de la región. César Rivas sostiene que la CANCAFE debe ser un escenario formal para poder incidir con eficacia en las políticas y en el mercado mundial, asunto todavía no resuelto.

 

Para el presidente de la Corporación Ecuatoriana de Cafetaleros (CORECAF), Víctor Salinas, ello implica que los Estados afirmen políticas que impriman su aval a la comunidad andina y por tanto al reconocimiento de CANCAFE. La coyuntura en su país y en Bolivia, con gobiernos de orientación socialista, representa en su análisis una oportunidad que puede favorecer al logro de tal objetivo.

 

Bolivia, conocido como país minero, actualmente tiene una creciente caficultura y está empeñado en recuperar la imagen de su producto y revalorar su calidad. En este contexto, su apuesta por CANCAFE se orienta a fortalecer esta coordinadora como un espacio de encuentro y discusión de las necesidades de las familias productoras.

Ministro de Agricultura de Perú

 

El presidente del gremio nacional cafetalero boliviano, FECAFEB, Ángel Condori, percibe que los gobiernos no están tomando en serio a la coordinadora andina que los agrupa. Propone impulsar acciones de incidencia, a fin de que éstos asuman políticas claras en relación a CANCAFE. “Si se logra, podremos sacar resoluciones conjuntas que beneficien, por ejemplo, a los productores más pobres que ni siquiera tienen acceso a carreteras”, manifiesta.

 

Mucho en común

 

Los países de la región andina cosechan cerca de 20 millones de sacos de café, producidos por 1,2 millones de familias de pequeños productores, en una extensión estimada de 1,9 millones de  hectáreas. Esta actividad genera divisas que aportan a los erarios nacionales, mientras que por otro lado, constituye una importante fuente de empleo muchas veces en zonas difíciles y hasta conflictivas.

 

La construcción de una agenda común andina cafetalera se presenta como una tarea prioritaria. Los representante de la región tienen claro que CANCAFE contribuirá notablemente a fortalecer políticas nacionales de promoción y apoyo, así como a hacerlos visibles en los mercados de otros polos del planeta.

 

Víctor Salinas de CORECAF sostiene que para ello es necesario integrar formalmente a los cinco países andinos, incluyendo a Colombia y Venezuela, para más adelante sumar inclusive a los productores de la región central, en la perspectiva de unir a toda América Latina. “Debemos ser un gremio de todos los latinos para poder ser competitivos a nivel internacional”, dice.

 

Dirigentes de Bolivia, Perú y Ecuador

No hay dudas sobre la competitividad. Como señala César Rivas de la JNC, en ese tema no existe color político ni religión que los diferencie, se asume como una tarea en la que todos se responsabilizan, pues de ella depende la aceptación del café andino en los mercados internacionales. “Pero vamos a avanzar en la medida que los países se compren el pleito”, apunta claramente.

 

Una agenda común se nutrirá de las plataformas nacionales, tanto en lo que se refiere a las necesidades sustentadas por los gremios cafetaleros, como a las propuestas que vienen presentando a los gobiernos. Tarea que presenta diversos matices de acuerdo al énfasis que los países le otorgan al desarrollo de este sector.

 

En el caso peruano tiene que ver con la seguridad, la promoción del café como producto de bandera, el mejoramiento de la competitividad y, sobre todo, de la infraestructura para la producción. Y es que si no fuese por el trabajo desarrollado por los gremios en los últimos 12 años, el café de Perú no tendría su actual reconocimiento.  

 

Rivas Peña, presidente de la JNC, critica que los gobiernos no le hayan dado la importancia social y económica que merece pese a ser, por lejos, el principal producto de exportación. Recientemente, la Dirección General Agraria reportó que la producción del café en el 2006 tuvo un crecimiento del 46 por ciento, el más alto durante el periodo 2000–2006.

 

Sorprendió, por tanto, que durante la clausura del evento andino, el ministro de Agricultura peruano anuncie la constitución de un Fondo Especial de Apoyo al desarrollo cafetalero que se iniciará con 20 millones de nuevos soles (unos 6,2 millones de dólares), destinado a atender a los pequeños productores. Sin embargo, nada indica que esta medida sea el inicio de un cambio de política para el sector en la línea que demandan los gremios.

 

En Ecuador y Bolivia el panorama se presenta alentador. En el país sur andino han conseguido alcanzar su objetivo de cancelar sus cuotas a la OCI y avanzar en la institucionalidad cafetalera. Con una superficie cultivada de 25.000 hectáreas anuales que involucra a pequeños productores mayoritariamente, los nuevos desafíos se orientan a concertar una política cafetalera con el actual gobierno del presidente Evo Morales.

 

Para Víctor Salinas de CORECAF, el régimen del recientemente electo Rafael Correa puede favorecer políticas fuertes para que la producción cafetalera nacional se vea fortalecida, lo que constituye una urgencia para el sector. La región tiene ante sí retos y desafíos que constituyen a la vez enormes posibilidades para el fortalecimiento de la institucionalidad de los productores cafetaleros, la visibilidad del café andino y el posicionamiento como bloque en las nuevas tendencias del mercado mundial.

En Lima, Mariela Jara

© Rel-UITA

23 de febrero de 2007

 

 

 

 

 

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