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Flores de ira 
  
Régimen de 
esclavitud en el sector floricultura 
  
El 4 de septiembre de 2010 los 
trabajadores de la finca Agrícola Guacarí Limitada dijeron 
¡basta!, y decidieron hacer suyo el derecho constitucional y 
legal a la asociación y libertad sindical conformando el 
Sindicato de Trabajadores de la Agrícola Guacarí (SINTRAGUACARÍ), 
y de inmediato lo afiliaron a la Unión Nacional de 
Trabajadores de las Flores (UNTRAFLORES). Lo que sigue es un 
resumen de esa lucha que comenzó hace un mes. 
  
  
Con el 
acompañamiento de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), 
la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación y 
la Agricultura (UITA), UNTRAFLORES, la 
asesoría jurídica de la doctora Esperanza Lozano y el 
abogado y sindicalista Fabio Hernández, presidente de
ASONAL Judicial, se mantiene la lucha por hacer 
respetar un derecho constitucional e impedir que continúen 
militarizando y dándole tratamiento de orden público a los 
conflictos laborales. 
  
Las razones del hartazgo 
  
Como 
siempre, los trabajadores recurrieron al derecho de 
asociación sindical presionados por el maltrato laboral, el 
no pago de la seguridad social a pesar de que se efectúan 
las retenciones correspondientes en sus salarios, el no pago 
de retribuciones, el manejo indebido de las retenciones por 
cesantías cuando no se giran a los fondos correspondientes y 
-como los aportes descontados para de la seguridad social- 
quedan en los bolsillos de los empresarios.  
  
A ello hay 
que agregar el chantaje y la amenaza con la pérdida del 
empleo a enfermos y discapacitados por enfermedades 
profesionales.  
  
Todos estos 
problemas motivaron la creación de SINTRAGUACARÍ en 
esta plantación de flores que cuenta aproximadamente con 600 
trabajadores y trabajadoras.  
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El grupo 
contrata alrededor de 8.000 trabajadores y es 
tal vez el mayor exportador de flores del país, 
con ventas por unos 150 millones de dólares 
anuales.  | 
 
 
 
  
Agrícola 
Guacarí Limitada 
hace parte de Sunburst Floramérica o Grupo 
Nannetti, que a comienzos de 2009 le adquirió a la 
trasnacional Dole Food las fincas florícolas de 
Colombia. La familia Nannetti financió la compra 
a través de un fondo de especuladores estadounidenses 
llamado Sunflower Enterprises Group Inc.  
  
Entre las 
fincas adquiridas a Dole están Agrícola Guacarí,
Floramérica, Splendor Flowers, 
Flores La Fragancia, Santa 
Mónica, Las Palmas, Colombia 
Carnations, Florex, Jardines de 
Colombia, Altamira, Lusitania, 
Caribbean (bouquetera). 
  
Del grupo 
también hacen parte Flores de La Vega, Flores 
Cóndor de Colombia y Flores Colombianas, cultivos 
que no pertenecían a Dole.  
  
Flores 
Colombianas 
es una pequeña plantación que adquirieron a comienzos de los 
años ochenta a Julio Mario Santodomingo, y era la 
única empresa propiedad de los Nannetti hasta hace 
unos tres años.  
  
El grupo contrata 
alrededor de 8.000 trabajadores y es tal vez el mayor 
exportador de flores del país, con ventas por unos 150 
millones de dólares anuales. En Estados Unidos funciona como 
Sunburst Farms, pero también se le conoce como Sunburst 
Floramérica.  
  
Cuando mandan los dividendos 
  
Para 
garantizar la ganancia abultada y rápida que exigen los 
especuladores financieros, los Nannetti están dejando 
fuera del país una parte sustancial del producto de la venta 
de las flores, por lo que han caído en un creciente 
incumplimiento de sus obligaciones laborales y de sus 
compromisos con los proveedores de bienes y servicios.
 
  
Al 
iniciarse el conflicto en Guacarí estaba atrasada 30 
días en el pago de salarios, la prima de servicios de junio 
y varios meses de cotizaciones al sistema de seguridad 
social integral —salud, pensiones, riesgos profesionales—, y 
eso que regularmente les descuenta de los sueldos a los 
empleados la parte correspondiente a su aporte.  
  
Tampoco 
cumplen con las contribuciones parafiscales, por lo cual los 
empleados no solamente pierden el subsidio familiar, sino la 
posibilidad de acceder a los planes de vivienda o de lotes 
subsidiados, programas que se tramitan a través de las Cajas 
de Compensación, pero que se les niegan a los operarios de 
las empresas que no se encuentren al día. 
Estas mismas deudas las 
tiene en todos los cultivos.  
  
En 
varias de las fincas el Grupo está presionando a los 
empleados a pasarse a cooperativas de trabajo asociado
creadas por la propia empresa a través de personal de 
confianza como ingenieros y supervisores, ofreciendo pagar a 
destajo las distintas labores, imponiendo así un espurio 
“salario integral”, el cual luego de los descuentos 
respectivos de seguridad social y de aportes a la 
cooperativa termina por ser inferior al mínimo legal. Las 
fincas escogidas para iniciar este experimento fueron 
Guacarí y Jardines de Colombia.   
  
Además, 
los Nannetti pusieron en marcha un plan de retiro 
“voluntario” mediante el cual buscan sacar aproximadamente 
600 trabajadores de las distintas fincas, cerca del 10 por 
ciento de la fuerza de trabajo, afectando sobre todo a 
operarios con restricciones médicas debido a enfermedades 
producidas por la excesiva carga laboral que se impone en 
las plantaciones.  
  
De esta 
forma, al no reemplazar a los retirados, la tarea de estos 
se descargará sobre quienes permanezcan en las empresas, 
aumentando la explotación y deteriorando aún más la salud de 
los obreros. Con este plan, en un solo año los Nannetti 
recuperarán las indemnizaciones pagadas a los retirados y 
obtendrán un aumento de las ganancias.  
  
Otro 
atraco que están cometiendo consiste en echarles mano a los 
dineros de los fondos de empleados, ya sea por el mecanismo 
de hacer los respectivos descuentos pero no girar dichos 
montos al fondo, o solicitándoles créditos incluso para 
pagar parcialmente las quincenas como ha sucedido en 
Splendor.  
  
Cómo se llegó a la huelga 
  
El 
proceso de la huelga fue el siguiente: el Sindicato se formó 
en Zipaquirá el sábado 4 de septiembre; mediante correo 
certificado, el martes 7 de septiembre la empresa recibió 
los documentos de fundación del SINTRAGUACARÍ (acta 
de constitución, listado de fundadores, nómina de Junta 
Directiva). 
  
Los 
mismos documentos, junto con los estatutos aprobados, se 
depositaron en el Ministerio de la Protección Social el 
miércoles 8. Ese 
mismo día se afiliaron unos 20 trabajadores más, y a partir 
del medio día la empresa despidió a varios de los directivos 
y adherentes, entre ellos al presidente del sindicato, 
Laurencio Peña.  
  
Al 
amanecer del 9 de septiembre los trabajadores y trabajadoras 
sindicalizadas iniciaron la huelga, exigiendo el 
cumplimiento de los pagos atrasados y el reintegro de los 
despedidos. Las afiliaciones crecieron ese día, 
completándose casi 120 sindicalizados.  
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Les duele que 
la huelga de Guacarí haya puesto en la palestra 
los sufrimientos que les infligen a los 
asalariados y el régimen de esclavitud que han 
impuesto en las plantaciones  | 
 
 
 
  
Mientras 
en Guacarí se mantenía firme la huelga, en las demás 
plantaciones de los Nannetti crecía la inconformidad.
UNTRAFLORES regó miles de boletines en las demás 
fincas llamando a los obreros a unirse a la huelga; en 
varias de estas fincas hubo paros escalonados de varias 
horas.  
  
El 
sábado 18 de septiembre un grupo de más o menos 50 
uniformados proveniente de Zipaquirá, al mando del 
comandante de ese Distrito Policial, Mauricio Galán, 
y armados con gas lacrimógeno, gas pimienta y equipo 
antidisturbios, arremetió contra los huelguistas para luego 
escoltar los camiones de la compañía cargados con flores, 
interviniendo arbitrariamente en un conflicto laboral. 
  
Varios trabajadores 
quedaron heridos, algunos fueron esposados y atados a 
cercas. No les importó golpear mujeres embarazadas, ni 
lanzar gases en una guardería de Bienestar Familiar que 
funciona en el cultivo. 
  
Complicidad oficial
 
  
Luego de 
infructuosas negociaciones en el Ministerio que la empresa 
utilizó sólo para ganar tiempo y fraguar un “acuerdo” con el 
sindicato amarillo SINALTRAFLOR de UTRACUN 
-avalado por el Ministerio de la Protección Social-, 
SINTRAGUACARÍ y UNTRAFLORES decidieron hacer una 
pausa y levantar de manera unilateral y transitoriamente la 
huelga.  
  
El lunes 
26 se realizó una nueva reunión en el Ministerio en la cual 
los representantes de la compañía -Germán Londoño, 
gerente de Relaciones Laborales, y Ricardo Pérez, 
abogado-, se fueron lanza en ristre contra UNTRAFLORES 
y SINTRAGUACARÍ, hicieron reiteradas amenazas apenas 
veladas, e insinuaciones malévolas sobre supuestos objetivos 
oscuros del movimiento; plantearon que los sindicatos deben 
responder por los “daños” causados a la compañía, entre los 
cuales mencionan la pérdida de siete hectáreas de cultivo, 
más de 600 mil tallos, aparte del daño de imagen, con lo 
cual buscan criminalizar la actividad sindical de 
UNTRAFLORES.  
  
Les 
duele que la huelga de Guacarí haya puesto en la 
palestra nacional e internacional no sólo las quejas de las 
compañías por el precio del dólar, con lo cual recaban 
ingentes apoyos del Estado, sino, sobre todo, los 
sufrimientos que las firmas les infligen a los asalariados y 
el régimen de esclavitud que han impuesto en las 
plantaciones.  
  
La lucha 
continúa, y los trabajadores y trabajadoras se preparan para 
sostenerla incluso durante un tiempo prolongado. 
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