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     Uruguay 

 

Con Mariano Ebert, de ALPEC

Marfrig:

La chuleta y el miedo

 

Mientras se desarrolla una caída de la faena de ganado provocada por diversas razones*, los frigoríficos se niegan a pagar los costos derivados de esa realidad y los trasladan hacia los trabajadores. Sirel dialogó con Mariano Ebert, presidente de la Asociación Laboral del Personal de Establecimiento Colonia (ALPEC), quien relató lo que se está viviendo en esa planta -propiedad del Grupo Marfrig- en el departamento de Colonia.

 

-¿Cuáles son los antecedentes de esta situación actual?

-En junio pasado, después de seis meses de negociación, firmamos un Convenio con la empresa que fue muy positivo porque logramos aumentos salariales importantes para sectores de la planta que estaban sumergidos, lo que nos dejó muy conformes. Apenas una semana después nos mandaron a todos de licencia porque comenzó a faltar ganado, según explicaron las jerarquías de la empresa. 

 

-Pero la cosa no quedó ahí…

-Al principio sería sólo la mitad de la licencia, pero luego fue la licencia entera más cuatro meses de seguro de paro, situación en la que aún permanecemos.

Luego se nos comunicó que la empresa estaba elaborando una “reestructura” que, en esencia, implicaba el despido de 160 personas de un total de 900 empleados.

 

También se anunció el cese de la locomoción a cargo de empresa, lo que afecta a una cantidad importante de trabajadores que viven a 40 o 50 kilómetros de la planta y que, en adelante, deberían pagarse el transporte lo que implica una reducción directa del ingreso.

 

En las demás plantas de Marfrig no hay transporte de la empresa porque están en ciudades más grandes y la gente vive allí. Pero aquí no es así, la gente vive en pequeños pueblos de la zona. Cerca de 200 compañeros perderían el trabajo por la imposibilidad de cumplir los horarios rotativos usando el transporte colectivo, ya que hay días que entramos a horas en las que prácticamente no hay locomoción.

 

-También pretenden recortar otros derechos…

-Se nos dijo que se suspendería también la guardería que tenemos aquí para los hijos de los funcionarios a costo de la empresa, lo que implica otra pérdida de ingreso.

Por si fuese poco, hoy mismo nos acaban de anunciar que quitaron lo que nosotros le llamamos “la carnicería”, esto es el derecho a comprar carne directamente al frigorífico a precios mejorados, y también la farmacia que la teníamos bien surtida. La carne que antes estaba disponible para nosotros, ahora la envían a una carnicería de la ciudad, y sólo nos harán un 10 por ciento de descuento sobre el precio al público. Y esto es un atentado directo a la familia del trabajador que ve afectada su calidad de alimentación, porque la mayor parte de los cortes nos costarán en promedio 80 por ciento más que ahora.

 

Y nos están diciendo que no será reintegrado todo el personal, que una parte continuará en seguro de paro, y eso sin que se sepa con claridad cuántos, quiénes, etc. La situación es muy crítica. 

 

-¿A qué se debe esta ofensiva de la empresa?

-El argumento es que hay poco ganado para faenar, que la planta tiene capacidad para faenar mil cabezas de ganado vacuno por día y sólo se llegará a 700. Pero es abusivo, ya que cuando hay suficiente ganado toman gente de cualquier lado, sin mirar, pero cuando el trabajo merma, aunque sea transitoriamente, tiran la gente a la calle. Y entonces aprovechan la oportunidad para intentar arrancarnos conquistas que hemos logrado desde hace muchos años. Se trata de presiones para que haya renuncias en masa, porque las condiciones de trabajo cambiarán completamente para muchos.

 

-¿Qué están evaluando hacer ahora?

-Al estar en seguro de paro quedamos bastante indefensos. Vamos a citar a una Asamblea y reflexionar entre todos sobre las posibles acciones a realizar. Parece evidente que acá hubo una planificada estrategia para quebrar al Sindicato, porque desde hace semanas se han corrido toda clase de rumores, como que la empresa se vendía, que se trasladaba la planta a otro lado, que cerraba, etc. Entonces la gente está muy preocupada y temerosa de perder su empleo.

 

Es triste pero nos han dejado solos, aquí se acercó un diputado una sola vez, y ni siquiera nos vino a ver la alcaldesa de la ciudad. Los comerciantes entraron en pánico y se reunieron con los supervisores de la empresa, lo que provocó que de inmediato se nos cortara el crédito en los pequeños comercios de barrio. Es una presión muy grande que ejerce Marfrig sobre una población que depende de ellos. Hay una realidad casi feudal.

 

-¿Cómo es la ciudad de Tarariras?

-Tarariras tiene 8 mil habitantes, lo que significa que la mitad de la población está vinculada a la planta.

 

Marfrig, además, tiene en total cuatro plantas en el país, y representa cerca del 40 por ciento de la faena total del Uruguay. Es un poder muy grande el que enfrentamos. Primero paró acá, pero siguió trabajando en las otras tres plantas. Ahora paró en una segunda, pero no pierde plata, sigue con dos fábricas a pleno. Les pedimos que nos dieran una canasta mínima -no básica, mínima- para sobrellevar estos cuatro meses de seguro de paro, a un costo aproximado de 90 dólares por trabajador a descontar de salarios futuros, pero nos dijeron que no porque ya están gastando mucho manteniendo la planta parada. Es bastante claro que nos quieren quebrar porque somos un Sindicato bastante fuerte.

Confieso que estamos en un momento de tremenda crisis. La vamos a seguir peleando, pero estamos golpeados.

   

 

En Montevideo, Carlos Amorín

Rel-UITA

15 de octubre de 2010

 

 

 

 

* La región sufrió una prolongada sequía el año pasado que afectó las pariciones, pero sobre todo ocurre que muchos ganaderos están reteniendo sus animales que, ahora con buenas pasturas, ganan kilos diariamente en un contexto de altos precios internacionales.

 

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