Nicaragua       

Con Ernest Cañada

Caminos de resistencia

al turismo depredador

 

 

 

Se realizó recientemente en Managua el seminario “Entre Baleares, Centroamérica y El Caribe: luces y sombras en la construcción de paraísos turísticos”. En ese marco Sirel conversó con Ernest Cañada, coordinador de Alba Sud y vicepresidente de Acción por un Turismo Responsable, para analizar los resultados de esta actividad que ha incluido a organizaciones de toda la región mesoamericana, comprometidas con el desarrollo de un concepto diferente de turísmo.

La expansión en Centroamérica, México y el Caribe de Sol Melià, Grupo Barceló, Riu, Iberostar o Fiesta, entre otras, está siendo muy agresiva, con graves afectaciones al medio ambiente, a la vida y los recursos de las poblaciones locales, a los derechos de los trabajadores y a la misma calidad de los sistemas democráticos

Lo importante es que poco a poco va abriéndose un camino para hacer frente a un modelo de desarrollo turístico absolutamente insostenible y perjudicial para la mayoría de la gente

 

-¿Qué actividades se han desarrollado en esta ocasión?

-El Seminario es parte de un proyecto más amplio que estamos desarrollando entre el Grupo de Investigación sobre Sostenibilidad y Territorio (GIST) de la Universidad de las Islas Baleares, España, Fundación Prisma y Alba Sud. Esta iniciativa ha contado también con la colaboración de la Carrera de Turismo Sostenible de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua). Al Seminario asistieron más de 30 personas de Nicaragua,  Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y España. Básicamente profesores universitarios, investigadores y activistas de organizaciones civiles.

 

Además del Seminario, los investigadores del GIST, Macià Blàzquez y Joan Buades, impartieron dos conferencias públicas: una sobre el modelo turístico balear y la otra sobre la estrategia de internacionalización del Grupo Barceló, que contó con el apoyo de la Confederación Sindical de Trabajadores “José Benito Escobar” (CST-JBE). También se organizó durante febrero una gira de visitas, intercambios y reuniones con otras universidades y organizaciones sociales en Nicaragua, Costa Rica y la República Dominicana.

 

-¿Cuáles eran los objetivos iniciales y cuáles han  sido los resultados?

-Partimos de la constatación de que en los últimos años hubo un fuerte proceso de internacionalización del capital turístico e inmobiliario de origen español, y muy especialmente procedente de las Islas Baleares, con una presencia creciente en México, El Caribe y Centroamérica. Estamos hablando de firmas como Sol Melià, Grupo Barceló, Riu, Iberostar o Fiesta, entre otras. Su expansión está siendo muy agresiva, con graves afectaciones al medio ambiente, a la vida y los recursos de las poblaciones locales, a los derechos de los trabajadores o a la misma calidad de los sistemas democráticos. Se comportan del mismo modo que lo han hecho en las Islas Baleares, donde se está pagando una elevada factura por este supuesto éxito turístico.

 

En este contexto, creímos necesario dar a conocer mejor cuáles han sido las claves del modelo turístico balear y sus consecuencias. Al mismo tiempo, buscamos cómo fortalecer las relaciones y el trabajo conjunto entre profesores universitarios e investigadores que están analizando el fenómeno turístico desde una perspectiva crítica, tanto en Baleares como en México, El Caribe o Centroamérica. Creo que hemos cumplido con estos objetivos y me siento satisfecho cuando veo que hemos logrado acuerdos para potenciar este tipo de investigaciones, o el intercambio de conocimientos entre profesionales de diversos países y activistas sociales, porque ayudan a construir y alimentar un pensamiento crítico.

 

-¿Cómo se enmarca esta actividad en un marco más global?

-Hasta el momento, este tipo de desarrollo turístico impulsado por el capital transnacional en forma de mega-proyectos hoteleros y residenciales ha gozado de una buena imagen pública. Han logrado presentarse como una sector inocuo. Sin embargo, sus efectos son cada vez más evidentes en todas partes. En realidad, estamos ante un nuevo escenario de conflictividad vinculada al desarrollo turístico. Y todo esto genera progresivamente la necesidad de establecer alianzas, de coordinarse mejor. En la medida en que el capital está más internacionalizado, las respuestas sociales necesitan situarse también en un plano global.

 

Es desde esta perspectiva que hay que entender iniciativas de coordinación como el presente Seminario, o el llamado internacional a una moratoria a los mega-resorts que impulsa la organización india Equations; o el mismo encuentro que tuvo lugar recientemente en Belém, Brasil, en el marco del Foro Social Mundial (FSM).

 

-¿Cuáles fueron los resultados en Belém?

-El Taller de Belém fue una excelente oportunidad para que organizaciones sociales de América Latina, Asia y Europa nos encontráramos y pudiéramos discutir e intercambiar análisis sobre lo que está ocurriendo en distintas partes del planeta en relación con los impactos del turismo. Y es fácil darse cuenta de que los impactos son similares.

 

La Declaración de Belém, redactada durante el FSM, pone el acento en cuestiones clave para entender la amenaza que supone la creciente “turistización” de nuestras sociedades. En este sentido, vale la pena rescatar dos o tres situaciones sobre las que deberíamos centrar una mayor atención. Por una parte, el hecho de que la industria turística se esté beneficiando de forma directa o indirecta de una enorme cantidad de fondos públicos, ya sea a través de los Estados o de las instituciones financieras internacionales. Por otra parte, se menciona el elevado nivel de desregulación con el que actúan las empresas del sector. Y es gracias a esta falta de control público que el turismo se ha convertido en la forma de blanquear fondos de origen ilegal o de muy dudosa procedencia. Por último, la misma Declaración hace un llamado de atención, sobre la contribución de este modelo turístico al cambio climático, tanto por el uso masivo de combustibles fósiles en el traslado de turistas, como por la destrucción de ecosistemas costeros.

 

Otro de los resultados del encuentro en Belém fue que la idea de establecer coordinaciones estables a nivel internacional que ayuden a las resistencias locales vaya tomando forma.

 

-A pesar de estos avances que mencionas, parece evidente que en torno al sector turístico resulta difícil articular un movimiento social crítico a nivel global y con capacidad de incidencia. ¿A qué crees que se debe?

-Totalmente cierto. A pesar de que los impactos de este sector son cada vez más conocidos y que se multiplican los conflictos locales, la capacidad movilización global es aún muy limitada.

Es evidente que la industria turística ha logrado una imagen positiva e incluso hasta de favorecer el medio ambiente o reducir la pobreza, promoviendo acciones sociales vinculadas a la Responsabilidad Social Empresarial. En el mismo FSM, Rodrigo Ruiz, presidente de la Asociación para la Defensa y Desarrollo de Kuelap, en Perú, nos contaba cómo las empresas mineras buscan mejorar su imagen financiando proyectos turísticos. Pero más allá de las capacidades de este grupo empresarial transnacional, hay algunos factores que están dificultando el desarrollo de un movimiento global de resistencia y construcción de alternativas frente al modelo turístico dominante. Los obstáculos son diversos.

 

El grueso del movimiento altermundista aún no ha visto al turismo como una amenaza destacable frente a los impactos provocados por otros sectores económicos, como por ejemplo las actividades vinculadas a modelos extractivistas (minería, hidroeléctricas, petróleo, …) o a la industria maquiladora.

El movimiento sindical ha tenido enormes dificultades para penetrar en este tipo de empresas. La precariedad laboral y el tipo de condiciones de trabajo que predominan en el sector han limitado su presencia. Además, las conexiones entre el movimiento sindical y las organizaciones sociales son muy débiles.

 

La industria turística ha logrado atraerse aliados, como determinados sectores de la cooperación internacional, que le están ayudando a mantener una imagen positiva.

En fin, hay muchos más factores que explican esta debilidad. Pero lo importante es que poco a poco va abriéndose un camino para hacer frente a un modelo de desarrollo turístico absolutamente insostenible y perjudicial para la mayoría de la gente.

 

También quiero destacar como algo positivo el trabajo de cobertura realizado por la Rel-UITA, que ha sido magnífico. Me consta que lo que aparece en el sitio web de esta organización es reproducido en un montón de sitios más. La verdad es que se está haciendo un trabajo muy importante. A mi modo de ver, la Rel-UITA está jugando un papel clave en la construcción de un movimiento socio-político que trate de poner freno a los abusos de estas empresas.

En Managua, Giorgio Trucchi

Rel-UITA

11 de marzo de 2009

 

 

 

Fotos: Giorgio Trucchi y Alba Sud

 

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