La crítica situación del sector lácteo y el 
inminente cierre de explotaciones amenazan la 
conservación del medio rural en muchas zonas 
productoras de España.
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Desde 1991 hasta ahora han desaparecido 
en España más de 120.000 explotaciones, 
y la tendencia es a que sigan haciéndolo | 
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Se debe priorizar el carácter 
estratégico de la agricultura y la 
ganadería para evitar la dependencia del 
exterior y el encarecimiento de los 
alimentos, defendiendo el principio de 
soberanía alimentaria | 
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Viven y trabajan los 365 días del año en nuestros 
pueblos, generan trabajo para sus familias y crean 
algunos nuevos empleos, transforman muchos de los 
productos agrícolas locales, producen alimentos 
básicos como la leche y la carne, gestionan el 
territorio, los bosques...
 
Hacer desaparecer a los ganaderos lecheros de 
nuestros pueblos es una barbaridad social, económica 
y medioambiental, a la vez que una irresponsabilidad 
política de dimensiones catastróficas. 
Pero el camino parece apuntar por esos derroteros.
 
Muchos ganaderos se están viendo obligados a cerrar 
sus explotaciones. Su permanencia en el medio rural 
y la conservación del medio ambiente y del paisaje 
se ven amenazadas. 
 
Las prácticas comerciales abusivas impulsadas por 
las grandes cadenas de distribución de origen 
francés y alemán, 
están provocando el hundimiento de los precios que, 
sumado al incremento sin precedentes del costo de 
los piensos, hace insostenible la situación.
 
Además, el grado de intensificación y de dependencia 
en la alimentación de los animales que ha provocado 
la política láctea europea, ejecutada desde el 
gobierno español y las Comunidades Autónomas, son 
otro factor de la situación grave que vive el sector 
por su subordinación -y vulnerabilidad- con respecto 
a la especulación en los mercados mundiales de los 
cereales.
 
Neoliberalismo y corporaciones:
exterminio de la lechería local
 
Plataforma Rural se suma a las movilizaciones 
convocadas por la Coordinadora de Organizaciones de 
Agricultores y Ganaderos (COAG) ante la situación de 
alarma que viven los ganaderos. 
 
Este alerta está causado por el desplome de los 
precios de la leche cruda y el aumento sin 
precedentes de los costos de la alimentación animal, 
por las consecuencias que esto conlleva para el 
mantenimiento y conservación de los pueblos y del 
medio rural. 
 
Mientras que en 1992 el número de explotaciones de 
ganado lechero en España era de 145.004 (Anuario 
COAG, 2005), hoy, en 2012 no quedan más de 20.000 (FEGA).
 
Desde 1991 hasta ahora han desaparecido en España 
más de 120.000 explotaciones, y la tendencia es a 
que sigan haciéndolo.
 
Mientras que en 1985 teníamos en España 1.891.000 
vacas de ordeñe (Anuario de Estadística del MAGRAMA), 
en 2012 el número de vacas de ordeñe produciendo es 
de 863.640 (DG Producciones y Mercados del MAGRAMA). 
El descenso en el número de cabezas ha sido del 45 
por ciento. 
 
La soberanía alimentaria
entre las garras del mercado
 
Desde mediados de 2010, viene produciéndose una 
nueva crisis alimentaria mundial provocada por la 
subida sin precedentes de los precios de algunas 
materias primas agrícolas y los abusos de la gran 
distribución alimentaria.
 
El mercado no regula, sino que se comporta de forma 
especulativa, ocasionando graves problemas 
alimentarios en muchas partes del mundo. Se debe 
priorizar el carácter estratégico de la agricultura 
y la ganadería para evitar la dependencia del 
exterior y el encarecimiento de los alimentos, 
defendiendo el principio de soberanía alimentaria.
 
¿Cómo es posible que se estén abandonando 
explotaciones de leche siendo nuestro país 
deficitario en 3 millones de toneladas de leche al 
año? 
 
El desmantelamiento de la Política Agraria Común (PAC) 
tras la reforma de 2003 y la liberalización del 
comercio fueron un grave error político cuyas 
consecuencias están siendo pagadas por agricultores, 
ganaderos, consumidores y habitantes del medio 
rural. 
 
La actual PAC está supeditándose a los 
acuerdos de la OMC y los tratados de libre 
comercio que colocan a la agricultura y la 
alimentación en la especulación de los mercados 
internacionales, la cual trae estas consecuencias 
para la población rural y urbana. 
 
Este tipo de políticas tiene también consecuencias 
nefastas sobre el tejido productivo agrario español, 
estratégico para un país como el nuestro.
 
Para Plataforma Rural no cabe ninguna duda: un mundo 
rural vivo será más viable y posible si la familia 
ganadera puede seguir ejerciendo su profesión.