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Seminario Latinoamericano del Sector Lácteo

Intervención de Héctor Ponce, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (ATILRA)

 

 

 

“Creo que en un determinado momento todos tomamos plena conciencia de la necesidad de generar estrategias comunes y movernos coordinadamente en una actividad tan compleja como la láctea.

 

Los sindicatos jugamos un papel importantísimo, y también es cierto que hay algunos espacios que no son manejados por las organizaciones sindicales y que operan a la hora de tomar determinaciones fundamentales para el sector.

 

Entonces, sin pretender sentar juicio de valor absoluto, está claro que los trabajadores de la industria no se van a salvar en solitario, y mucho menos a expensas de los otros sectores que componen la cadena de la actividad.

 

Hace unos diez años en ATILRA realizamos un giro de 180 grados, consolidando la organización y llevando a nuestro Sindicato a niveles de actuación inéditos. Nos posicionamos con una dirigencia jóven y preparamos a nuestra base para luchar con eficacia por nuestros derechos profesionales.

 

Más allá del ámbito

de la fábrica

 

También fuimos al encuentro de otros desafíos, tratando de interactuar con los productores tamberos con quienes en una época supimos alimentar diferencias, choques y enfrentamientos.

 

Nos acercarnos a los productores tamberos con la finalidad de que conocieran de primera mano nuestras aspiraciones y dificultades. En esos intercambios fuimos hallando puntos de encuentro para una lucha en común.

 

ATILRA entiende y defiende que el productor debe desarrollar una actividad rentable. Si el productor tambero no tiene rentabilidad seguramente no va a producir leche y se va a pasar a otra actividad, como sucede en la Argentina, donde cientos de productores se pasaron al cultivo sojero.

 

Cuando eso ocurre perdemos todos, porque la lechería es una palanca única y fundamental para las economías regionales, porque donde hay un tambo hay trabajo, hay dignidad y familias constituidas.

Cuando cierra un tambo perdemos todos, porque la lechería es una palanca única y fundamental para las economías regionales, porque donde hay un tambo hay trabajo, hay dignidad y familias constituidas.

 

Esto tratamos de hacerle entender al gobierno nacional, de que al defender la lechería se está defendiendo al mismo tiempo el afianzamiento de las familias en el ámbito rural.

 

Por estas razones nuestra relación con los productores tamberos ha ido creciendo. Los encuentros han ganando una mayor periodicidad y frecuencia, lo que nos permite construir mayores y mejores alianzas.

 

También tratamos de mantener una relación coherente y armónica con el gobierno nacional a través del Ministerio de Agricultura de la Nación y con la Subsecretaría de Lechería, que juega un papel importante en la defensa del sector.

 

Esta es una estrategia clave y fundamental para que la actividad pueda fortalecerse, y en la medida en que ello ocurra, los trabajadores lecheros podremos continuar negociando y ampliando la parte que por derecho propio le corresponde al mundo del trabajo.

 

Por otro lado, la lechería debe contar con industriales que no solamente tengan capacidad económica y financiera, sino que, a su vez, conozcan muy bien la actividad lechera. Aquí se mencionó cómo en Brasil los fondos de inversión arruinaron varias empresas, por la sencilla razón de que no conocían la complejidad del sector.

 

Los mismos problemas,

los mismos desafíos

 

Venimos trabajando desde hace varios años junto con la Secretaría Regional de la UITA en toda América Latina, y constatamos que tenemos los mismos problemas. El tema que nos compete hoy, y por eso conformamos el Comité Latinoamericano del Sector Lácteo, es insistir en la necesidad de construir estrategias comunes que podamos desarrollar en el ámbito de cada país y en el plano internacional.

 

En términos generales, la industria lechera de América Latina viene creciendo, y hay algunos países que miran hacia esta región pues todavía tiene capacidad para incrementar su cuenca lechera. Nueva Zelanda, por ejemplo, controla el 32 por ciento del comercio internacional lácteo, pero solo una empresa, Fonterra, acapara el 95 por ciento de su producción y está incrementando su presencia aquí.

 

Por otro lado, en América Latina tenemos países que están jugando un papel importante dentro de la actividad lechera, como es el caso de Brasil, que ostenta una extraordinaria capacidad de expansión nacional e internacional. Pero, al que decirlo, crece igual que Argentina, concentrando la producción en un puñado de empresas, mientras van desapareciendo la pequeña y mediana industria y con ello el número de productores.

 

Hablando sobre Brasil, entendemos que tanto las organizaciones aquí presentes -que representan a los trabajadores de la industria y a los productores- tienen la gran responsabilidad de apoyar al sector mediante la promoción de políticas públicas que protejan al productor, y también para que desde los sindicatos podamos avanzar hacia condiciones de trabajo y económicas que se ajusten al concepto del Trabajo Decente.

 

Por lo expuesto, vemos la necesidad de que Brasil integre, como lo hace Argentina, la División Mundial del Sector Lácteo de la UITA, porque en ese país se están jugando cosas importantes para el sector y para los propios trabajadores.

 

El Comité Latinoamericano del Sector Lácteo será el ámbito adecuado para analizar cuáles son nuestras fortalezas y dónde residen nuestras debilidades. En nuestro caso, hemos realizado un aprendizaje desde nuestros propios errores, cuando nuestra organización estaba fragmentada, situación que fue aprovechada por las empresas para precarizar la labor del trabajador lechero.

 

Aprendimos que el hecho de industrializar mucha leche no es garantía de que los trabajadores estén mejor, que tengan una retribución digna y condiciones de labor adecuadas.

El hecho de industrializar mucha leche no es garantía de que los trabajadores estén mejor, que tengan una retribución digna y condiciones de labor adecuadas.

 

En 1999 se procesaron en Argentina 10.329 millones de litros de leche, y sin embargo teníamos uno de los sueldos más bajos de la industria alimentaria. Quiere decir que si no tenemos una organización seria y dando batalla por los intereses de sus representados, el crecimiento del sector no significa que los trabajadores vivan mejor.

 

ATILRA tiene un Consejo Directivo Nacional y 30 Seccionales diseminadas en todo el país. Cuando hay un conflicto tratamos de solucionarlo dentro del ámbito de la propia Seccional. Si el conflicto se profundiza, actúan solidariamente las otras seccionales. Entonces podemos tener 200 compañeros involucrados en un conflicto, 500 o más de 1.000, como ya ocurrió en algunas localidades. ¿Cómo se llega a ello? Pues, capacitando y concientizando tanto a los dirigentes como a los compañeros de base.

 

Esta capacidad de acción ha permitido que en la actualidad tengamos adecuados niveles de interlocución con las empresas, incluso con las transnacionales que operan en el país. Lo que está en el Convenio Colectivo de Trabajo es respetado por todas las empresas por igual.

 

La acción sindical en el plano

nacional e internacional

 

En una industria transnacionalizada, los sindicatos deben internacionalizar su

ámbito de acción. Es por eso que durante la Conferencia Internacional del Sector Lácteo de la UITA, realizada en marzo de 2010 en Buenos Aires, reclamamos la creación de una instancia específica que nucleara las expectativas y necesidades de los trabajadores lecheros.

 

Ese espacio se conformó en octubre de ese mismo año, y ahora la idea es crear la red donde actuaremos todos los Sindicatos que representamos al sector en América Latina, porque de esta forma vamos a contribuir mejor con la División Láctea Mundial de la UITA.

 

No está en nuestro ánimo generar una estructura burocrática. La idea es conformar una red de trabajo ágil, ejecutiva y eficiente, para llevar adelante una labor en toda la región.

 

Ya hemos avanzado muy positivamente cuando se creó el Departamento Lácteo, y luego, en 2006, con la fundación de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de Nestlé (FELATRAN), que agrupa a decenas de sindicatos en más de diez países.

 

Como reza la convocatoria de este Seminario, tenemos muchos desafíos: el corrimiento de la frontera agrícola, el impacto de los Tratados de Libre Comercio, la presencia de nuevos actores como las empresas brasileras y su vocación antisindical, la creciente actividad minera contrapuesta a la producción de alimentos, la problemática que padecen los pequeños productores, etc.

 

Por eso, ¡enhorabuena al Comité Latinoamericano del Sector Lácteo!, y damos la bienvenida a las organizaciones que lo constituyen, deseándoles lo mejor en este nuevo camino que emprendemos juntos”.

 

 

Melquíades de Araujo, Héctor Ponce y Gerardo Iglesias

Rel-UITA

30 de agosto de 2012

 

 

 

 

Foto: Nelson Godoy

 

 

 

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