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ESPECIAL    1º de Mayo                                

1º de Mayo en Brasil

¿Tristeza u optimismo?

 

Había finalizado una monografía sobre Lucía

Eldine González -también conocida como Lucy

Parsons- y todavía me embargaba la emoción que

experimento cada vez que repaso los sucesos

ocurridos en Chicago en mayo de 1886 cuando,

como una triste paradoja, accedí a la noticia: La

Central Única de Trabajadores (CUT) de Brasil para

competir con lo que desde hace años viene realizando

Força Sindical (FS), la otra gran central sindical del país,

decidió “festejar” el 1 de Mayo con un show carnavalesco

en la avenida Paulista.

 

 

Luego de releer la noticia para convencerme, vinieron a mi memoria los primeros círculos de estudio que organizábamos en Porto Alegre, en la sede de la Federación de la Alimentación de Rio Grande do Sul, a principios de los años 80 con el país todavía bajo dictadura militar. Recordé que en alguna oportunidad la policía se interesó por aquellas reuniones inquiriendo sobre su finalidad. Respondimos que pretendíamos que los trabajadores conocieran sus derechos y obligaciones. “Está bien que aprendan sus obligaciones” respondieron, y se retiraron.

 

En uno de aquellos círculos pregunté si alguien conocía la razón por la cual el 1 de mayo era feriado y solamente dos respondieron que se festejaba el día de San José Carpintero. Confeccionamos un manual con la historia del 1 de Mayo y todavía recuerdo el recogimiento y emoción que embargaba a los compañeros y compañeras cuando leían y comentaban su contenido. Se abría ante sus ojos un ejemplo de rebeldía y de lucha por la justicia, que en aquellos años de terror adquirían un significado especial.

 

Por eso me entristece comprobar que retrocedimos, y que 20 años después, el 1 de Mayo se “festeje” con un recital de cantantes famosos que durará todo el día. Me entristece saber que el “gancho” para atraer a la gente a los actos consista, además del carnaval, en la rifa de apartamentos, automóviles y electrodomésticos. Me entristece el chantaje: Paulo Pereira da Silva, dirigente de FS, anunció que quien resulte sorteado y no se encuentre presente, pierde. Me entristece saber que en un país que todavía no ha logrado el despegue del plan “Fome Cero” del presidente Lula, estas centrales sindicales gasten casi dos millones de dólares en un absurdo circo sin pan.

 

Además de tristeza experimento una mezcla de preocupación, alarma y vergüenza ajena. Los casi dos millones de dólares que se gastarán en los festejos son aportes de algunas empresas que, para decir lo mínimo, luego los descontarán de sus pagos de impuestos bajo el rubro “apoyo a fines culturales”. Entre otras de estas “bondadosas” empresas contabilizamos a Telefónica (España), Nestlé, la compañía aérea TAM, la antisindical AmBev, el banco Santander, la fábrica de aviones Embraer y la petrolera Petrobras.

 

Estos aportes llevaron a que André Gimarões -un especialista en marketing contratado por la CUT- explicara satisfecho que “la CUT no gastará nada en el acto”. Evidentemente se refería a dinero, porque la credibilidad no se mide en unidades monetarias. Más pragmático fue Carlos Alberto Grana (en el lenguaje popular brasileño “grana” equivale a dinero) directivo de la CUT, al afirmar que “la  CUT necesita aproximarse a la población, a los jóvenes, y no hablar únicamente para sus militantes”.

 

Al mismo tiempo que se templan los tambores para el carnaval del 1 de Mayo porque las centrales no encuentran mejor cosa que hacer para acercarse a la población, el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) anunció un nuevo aumento en el desempleo, que pasó del 12 por ciento en febrero al 12,8 en marzo. Y en lo que tiene que ver con el poder adquisitivo del salario, el IBGE registró en marzo una pérdida del 2,4 por ciento. Para completar el marco que tendrán los festejos, el gobierno acaba de anunciar que el aumento del salario mínimo será de 20 reales, aproximadamente seis dólares. De manera que el salario mínimo, que la Constitución brasileña define como “capaz de atender las necesidades básicas del trabajador y su familia con vivienda, alimentación, educación, salud, descanso, vestuario, higiene, transporte y previsión social”, pasará de los actuales 240 reales a 260 (aproximadamente 79 dólares).

 

Pero no hay que perder la esperanza. CUT y FS estiman que en ambos festejos se reunirán dos millones de personas. Lo cual me recuerda que, casualmente en un círculo de estudios en Brasil, un compañero aseveró: “Si el elefante tuviera conciencia de la fuerza que tiene, no andaría haciendo payasadas en el circo”. Confiemos en que algún día dos millones de personas reunidas tomen conciencia de su fuerza para ver que pasa.

 

El segundo motivo para ser optimista es típico de este país de insólitos contrastes que es Brasil. ¡Desde principios del pasado marzo la policía federal está en huelga! Agentes, escribientes y dactiloscopistas que reclaman un ajuste en sus salarios acatan el paro, lo que entre otras cosas significa que la medida de Lula de registrar las huellas digitales de los estadounidenses que ingresan al país -en merecida respuesta a una similar adoptada por el presidente Bush- es pura fantasía. La Federación Nacional de los Policías Federales ya manifestó que “el gobierno no negocia y se está endureciendo, y sólo nos queda endurecernos también”. ¡Cómo estarán las cosas que la policía nos muestra el camino!

 

 

Enildo Iglesias

© Rel-UITA

30 de abril de 2004

 

  

 

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