España

Cuando los beneficios empresariales

son lo único que crece

 

 

Los costes laborales medios en España son un 32% inferiores a la media de la UE ( incluyendo a todos los estados miembros actuales), y es que, en nuestro país, los costes laborales se han mantenido y suponen una ventaja comparativa en términos productivos con respecto a Europa. Por el contrario, los beneficios empresariales se han disparado (han crecido el triple que en el conjunto de la UE) y no se han destinado a inversión productiva (España es el país que menos invirtió en bienes de equipo de la UE, con excepción de Finlandia y Chipre, en términos de su Producto Interior Bruto).

 

Estos datos de la Oficina Europea de Estadísticas (EUROSTAT) referentes al periodo 1999-2003 no han variado mucho teniendo en cuenta que la tendencia se repite en 2004. El crecimiento medio de los costes laborales fue del 3%, el más moderado desde el primer trimestre de 2001, fecha en que el Instituto Nacional de Estadística comenzó a publicar la estadística trimestral de Costes Laborales. UGT destaca el ejercicio de responsabilidad de los trabajadores españoles y reafirma el modelo de determinación salarial de los Acuerdos Interconfederales de Negociación Colectiva, firmados desde 2002, que promueve aumentos de los salarios superiores a la previsión de inflación del Gobierno, pero sin agotar los márgenes de productividad e incluyendo siempre cláusulas de revisión salarial. Al mismo tiempo, el sindicato exige ese ejercicio de responsabilidad a los empresarios españoles y propone mayor control en los sectores empresariales más inflacionistas (elevan indiscriminadamente los precios para obtener más beneficios a corto plazo) y compensación tributaria para aquellos empresarios que reinviertan los beneficios para la mejora de nuestra economía.

 

Entre 1999 y 2003, el coste laboral medio por hora trabajada en España en la industria y los servicios no se ha incrementado, según los datos de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat). Si en 1999 el coste laboral por hora trabajada era de 14,22 euros, en 2003 se había reducido en un céntimo hasta los 14,21 euros. Este control de los costes laborales no presenta parangón en toda la Unión Europea. En todos los países de la Unión Europea se ha registrado un crecimiento de los costes laborales por hora trabajada por encima del 10%, con un crecimiento medio del 26,6%. En Alemania, que es el país que más se acerca a España en sus bajos niveles de aumento de los costes laborales por hora trabajada, la elevación fue del 12,5%. En el Reino Unido fue del 13,1% y en Francia del 15,4%.

 

El crecimiento fue mucho más acusado en los países que se incorporaron a la Unión Europea en 2004. En conjunto, el aumento de los costes laborales por hora trabajada fue del 33%. Pero en los países con mayor dinamismo económico, como la República Checa, Hungría o los países bálticos, su aumento fue superior al 40%, alcanzando cotas por encima del 60% en los dos primeros países.

 

España es el país con menores costes laborales medios de entre todos los antiguos miembros de la Unión Europea con las excepciones de Portugal y Grecia. Y por amplia diferencia. Mientras los costes laborales medios en la Unión Europea de los quince y en la zona euro superan los 38.000 euros anuales, en España no llegan a los 24.000 euros. Los costes laborales medios en España son un 32% inferiores a la media del conjunto de la Unión Europea, incluyendo a todos los estados miembros actuales. El cambio que se ha producido en los últimos siete años ha sido espectacular. Si en 1997 el coste laboral medio por trabajador en España era el 111% de la media de la Unión Europea de los veinticinco, en la actualidad se sitúa muy por debajo, en el 68%. El fuerte crecimiento de los costes laborales en los países del antiguo bloque soviético explica la mayor parte de esta distorsión en el diferencial.

 

Si los trabajadores han hecho un considerable esfuerzo por ajustarse el cinturón para ganar competitividad en el contexto europeo, cabría esperar otro tanto de los empresarios. Sin embargo, los beneficios empresariales (según la definición de la Contabilidad Nacional, el excedente bruto de explotación y las rentas mixtas) han tenido un comportamiento opuesto al seguido por los costes laborales. En este apartado, España se sitúa a la cabeza de los países en los que más se han elevado los beneficios empresariales. Entre 1999 y 2003 los beneficios empresariales crecieron en un 44,3%, la tasa más alta de toda la Unión Europea de los quince con excepción de Irlanda. Es el triple del crecimiento en el conjunto de la Unión Europea, incluyendo a los nuevos y a los viejos miembros.

 

Entre 1999 y 2003 los beneficios empresariales ganaron dos puntos porcentuales de la renta nacional, a costa de lo que perdieron las retribuciones de los asalariados. Y eso que España partía de ser uno de los países europeos en los que los empresarios acumulan mayor parte de la renta nacional. Los beneficios empresariales pasaron en esos cinco años de constituir el 42,3% al 44,3% de la renta total. De la Unión Europea de los quince sólo Italia, Grecia e Irlanda tienen una distribución tan favorable a los beneficios empresariales en la distribución de la renta. Por el contrario, con distribuciones más favorables a los trabajadores se encuentran el resto de las grandes economías de la Unión Europea, incluyendo países de tradición más liberal en la regulación del mercado de trabajo y otros más intervencionistas.

 

Esta mejora de los beneficios empresariales puede tener una derivada positiva sobre el crecimiento económico si revierte en inversión productiva. Pero no es ese el caso de España, que es el país que menos invierte en bienes de equipo de toda la Unión Europea con la excepción de Finlandia y Chipre, en términos de su Producto Interior Bruto. Tan sólo un 6,8% de su Producto Interior Bruto se debe a la formación bruta de capital fijo en bienes de equipo. Y lo que es peor, esta aportación al Producto Interior Bruto en España se redujo en más de un punto porcentual entre 1999 y 2003.

 

Los objetivos marcados en la Cumbre de Lisboa apuestan por un modelo económico basado en el conocimiento, con una dependencia directa en la inversión en capital humano y en I+D. Esta sería la clave para mejorar la productividad y una importante fuente de creación de empleo.

Los trabajadores han hecho un gran esfuerzo en el último lustro para acomodarse a los bajos crecimientos de la productividad. No ha ocurrido lo mismo con los beneficios, que han absorbido una parte considerable del crecimiento de la productividad sin trasladarlo hacia una mejora del tejido productivo.

 

La necesidad de un cambio en el modelo productivo español pasaría, en opinión de UGT, por:

-Conseguir ganancias de poder adquisitivo para los salarios, de modo que contribuyan al crecimiento y al empleo, introduciendo cláusulas de revisión que protejan plenamente la mejora del poder adquisitivo para todos los trabajadores, incluidos los temporales.


-Elevar los niveles de los salarios mínimos de convenio, en la perspectiva de lo que marca el desarrollo del nuevo SMI, y con el objetivo de alcanzar o superar el umbral de los 600 euros, aplicando, en todo caso, incrementos más elevados a los grupos de más bajos salarios.
 

-Regular los modelos de retribución variable para evitar la individualización salarial, la discrecionalidad empresarial, y las fórmulas no objetivas y sin control sindical.


Innovar el sistema fiscal español de modo que existan recompensas tributarias a la conversión de los beneficios en inversión, más allá de los justos rendimientos que los empresarios puedan esperar de su actividad empresarial.


-Modificar el marco regulatorio, en especial en los sectores clave de la economía, para que existan incentivos al libre mercado y así, en última instancia, se favorezcan los crecimientos de la productividad del trabajo a la vez que reducen el tamaño de los beneficios empresariales y disminuye la intensa inflación que asola la economía española y cuyo origen no puede atribuirse a los crecimientos salariales.

 

UGT

31 de agosto de 2005

 

  

  UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 -  902 1048 -  Fax 903 0905