La Confederación General del Trabajo

(CGT) que preside Hugo Moyano,

 resolvió la integración de un Consejo Directivo con otros nueve dirigentes gremiales, que formarán una sólida

 fuerza orgánica y representativa de

todos los sectores, para coordinar

 la lucha de todas las organizaciones mientras se desarrollan las paritarias

“Para tener fuerza hay que estar unidos”. Esta verdad básica y fundadora del sindicalismo, que lamentablemente no todos aplican, fue la que renovó la dirigencia de los gremios que integran la CGT.

Es por eso que luego de tres encuentros recientes en los gremios de la UOCRA (construcción), la UOM (metalúrgicos) y UATRE (trabajadores rurales), se conformó la “mesa chica" de la CGT, integrada por nueve dirigentes de distintos gremios que tomarán las acciones y decisiones en consenso con su líder, Hugo Moyano.

Esta es una medida vital para el sindicalismo argentino en momentos en que se están discutiendo con las empresas y el gobierno nacional los aumentos de sueldo de todos los gremios, y cuando están más expuestos a divisiones internas y al aprovechamiento que de esto pueden hacer uso la patronal y los medios a su disposición.

Los integrantes de este nuevo Consejo Directivo de la CGT serán, además de Moyano, dirigente de camioneros, Barrionuevo, de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros, y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA); Gerónimo Venegas, de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE); Andrés Rodríguez, de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN); Gerardo Martínez, de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA); Antonio Caló, de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM); José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); Jorge Omar Viviani (Peones de Taxis); Vicente Mastrocola (Plásticos) y Roberto Fernández (Transporte Colectivo).

De esta forma, con la acción mancomunada de todos los sindicatos y afiliados de la CGT, se buscará terminar con los conflictos salariales que aún no han sido resueltos, consolidando el compromiso de no dejar solo a ningún gremio afiliado. Todas las acciones serán consensuadas por este nuevo organismo, que recibirá las preocupaciones de las demás organizaciones y actuará en conjunto.

Para los sindicatos afiliados a la UITA éste es un gran logro que, a decir verdad, partió principalmente de los directivos de dos de sus organizaciones afiliadas: Luis Barrionuevo, de UTHGRA, y Gerónimo Venegas, de UATRE.

En charla con Sirel, Barrionuevo aseguró que “únicamente unidos se pueden resolver los problemas del conjunto”. Adelantó, además, que las decisiones que se tomen serán inapelables “porque partirán de una Central cuya dirección es representativa de todas las áreas productivas”.

Aseguró también que “los escraches contra hoteles y locales gastronómicos ahora van a ser masivos, porque van a ir todos los trabajadores, sin importar su filiación, a ayudar a sus compañeros. Esto va a servir muchísimo, porque las patronales están renuentes a solucionar el conflicto”.

Por su parte, Gerónimo Venegas, secretario general de la UATRE, manifestó que “es una fuerte señal que estamos dando hacia afuera y hacia adentro. A los que decían que la CGT estaba desmembrándose, les decimos que está más fuerte que nunca. Y para adentro estamos diciendo que habrá solidaridad y unión. No habrá diferencias entre sindicatos chicos y grandes. Este es un salto cualitativo para solucionar nuestras demandas”, destacó el dirigente sindical.

Según indicaron a Sirel los dirigentes gremiales, las primeras acciones del Consejo Directivo cegetista no se harán esperar, el próximo martes 15 se reunirán en la sede histórica de la calle Azopardo. Lo primero que harán será pedir una convocatoria del Consejo del Salario Mínimo, con la intención de que se eleve de 800 a 1.050 pesos (320 dólares), a esto se le agregará el incremento de las asignaciones familiares; la reglamentación del mínimo no imponible; la designación de la delegación de la CGT que participará en la asamblea de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y el apoyo a su propio proyecto de ley de accidentes de trabajo, que el gobierno aún no elevó al Congreso.