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SINTRAINAGRO
Sindicato
Nacional de la Industria Agropecuaria
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Ante la difícil situación de asesinatos,
desplazamientos y demás acciones terroristas propias
del conflicto armado, la diócesis de Apartadó propuso
en 1997 la creación de zonas neutrales que permitieran
que la población desplazada volviera a sus tierras sin
temer a los paramilitares y a la guerrilla. Esta
propuesta comprometía el desarme total de los
pobladores. Con estas premisas nacieron varias
Comunidades de Paz, entre ellas la de San José de
Apartadó.
Para garantizar el desarrollo de estas comunidades de
acuerdo con la misión para lo cual fueron creadas,
contaron con el apoyo del Estado, así como de de la
ONG Paz y Libertad, de Amnistía Internacional y de las
Brigadas Internacionales de Paz.
El corregimiento de San José de Apartadó, por su
posición geográfica ha servido de corredor a los
actores armados. Históricamente la presencia del
Estado ha sido casi imposible. Es así como la
Inspección de Policía nunca ha funcionado en la
cabecera del corregimiento, sino en el barrio Alfonso
López de Apartadó.
Por estas razones, la comunidad de San José se ha
mantenido aislada del resto de la comunidad del
municipio de Apartadó, sin que se conozca realmente en
que condiciones viven y de qué manera satisfacen sus
necesidades básicas, donde es necesaria la presencia
del Estado para que cumpla con esta responsabilidad
social.
Es de anotar que los momentos difíciles que se
vivieron en Urabá en materia de violencia, no sólo
afectó a los habitantes de San José, sino a los de
toda la Región. Es así como consideramos que no ha
debido ser la única declarada como Comunidades de Paz,
discriminando el resto de los habitantes que también
sufrieron en carne propia y de manera más cruel la
violencia como: en La Chinita y en otros municipios
del eje bananero donde hubo varias masacres de
trabajadores, muertes selectivas, extorsiones y
secuestros.
Esta situación fue conocida por la comunidad
internacional y en particular por las ONG que apoyan
hoy a estas comunidades. Lo anterior nos hace pensar
que no les interesa el resto de la población,
sintiéndonos discriminados de su misión que es
proteger los derechos humanos. Máxime cuando el resto
de la población desconoce el cumplimiento de su misión
debido al aislamiento en que mantienen a las
comunidades en que actúan, desconociendo el trabajo de
otras organizaciones sociales que hacen parte de la
sociedad civil y que después de sufrir el fenómeno de
la violencia, han venido trabajando incansablemente
para lograr la paz en la región.
En la forma como se viene manejando este proceso se ha
prestado, sino es cierto, para suscitar comentarios
que se conocen a través de los medios de comunicación
y por testimonios de personas de esas mismas
comunidades, que señalan que éstas son tolerantes con
grupos armados al margen de la Ley. Así mismo se anota
que no se saben en que se invierten considerables
recursos que llegan de ayudas internacionales, pues no
hay ninguna vigilancia ni control de instituciones del
Estado en la destinación de estos dineros.
Para recuperar el Corregimiento es necesaria una
presencia integral del Estado con compromisos serios
de parte de la Presidencia de la República, y los
gobiernos departamental y municipal. Este compromiso
debe estar dirigido a desarrollar programas de impacto
social que mejoren la calidad de vida de todos sus
habitantes.
Así mismo, con el desarrollo de estos programas
sociales y la presencia de la fuerza pública a través
de la Policía, el Ejército y todas las demás fuerzas
de seguridad del Estado, se garanticen la justicia, la
igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz,
dentro de un marco jurídico, democrático y
participativo que permitan un orden político,
económico y social justo, tal como lo establece la
Constitución.
La recuperación por parte del Estado de ese pedazo de
patria, debe involucrar en este proceso integral, a
las fuerzas vivas de la Región para que participen
como veedoras. Para que de esta manera se conozca la
verdadera misión de las ONG y se garantice el respeto
de los derechos humanos.
De lo contrario, la Comunidad de Paz de San José de
Apartadó y otras, continuarán siendo una isla, un
sociedad cerrada con fronteras infranqueables, donde
continuará suscitándose la violencia .
OSWALDO CUADRADO SIMANCA |
LUIS GUILLERMO PEÑA RESTREPO |
Presidente Sintrainagro |
Comunicador Social |
Sintrainagro
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