El V Congreso de 
					la Central Unitaria 
					de Trabajadores (CUT) de Colombia, celebrado a fin de agosto 
					pasado, adoptó algunas definiciones que habilitan cambios 
					profundos en la acción sindical y en su articulación con la 
					política nacional. El reelegido presidente de la CUT, Carlos 
					Rodríguez Díaz, analizó para el Sirel 
					el significado y la proyección de los resultados de este 
					histórico Congreso.
					
					 
					 
					
					 
					
					-¿Cuáles eran los 
					objetivos del Congreso?
					
					-Había un sector interno 
					que colocaba en tela de juicio la “movilización para la 
					concertación” que impulsábamos nosotros y proponía la 
					“movilización para la confrontación”. Son dos visiones 
					opuestas: una dice que no hay que abrir espacios de diálogo 
					y negociación con el gobierno y la otra sostiene lo 
					contrario. Primó nuestra posición, lo que constituye un 
					hecho de mucha importancia para nosotros y para el país. El 
					otro gran tema en discusión era el carácter “civil y 
					democrático” de la Central. Nuestro único instrumento de 
					lucha es el social, es el espacio que nosotros tenemos, y 
					esto quedó reafirmado en una declaración expresa (véase 
					recuadro). Y el tercer gran tema era el asilamiento 
					internacional en el que se encontraba la CUT y la afiliación 
					o no a la nueva Confederación internacional, lo que también 
					fue aprobado. Todo esto se votó democráticamente, inclusive 
					se usaron urnas aparte para la aprobación de los mecanismos 
					tripartitos de negociación y para el tema internacional. Los 
					resultados de las votaciones dejaron en evidencia que los 
					trabajadores colombianos estamos a favor del diálogo y la 
					negociación, que peleamos para buscar acuerdos, y ése fue 
					durante mucho tiempo uno de nuestros debates internos más 
					duros. En el aspecto internacional, nos parecía 
					imprescindible salir del aislamiento en el que estuvimos, 
					más aún teniendo en cuenta que este gobierno nos va agredir 
					duramente, y sin ese vínculo la CUT estaría destinada a 
					desaparecer.
					
					 
					
					-¿Cómo se expresó la 
					correlación de fuerzas en estos temas?
					
					-En el momento de la 
					votación –que fue a las 11 de la noche– tuvimos una 
					diferencia de apenas 60 votos, aunque durante el Congreso en 
					general la diferencia que teníamos a nuestro favor era de 
					más del doble.
					
					 
					
					-¿Esa correlación entre 
					los delegados es representativa a nivel de los afiliados?
					
					-Sí, porque éramos algo 
					más de 900 delegados de casi 600 mil afiliados. Los 
					delegados fueron elegidos en un proceso totalmente abierto, 
					transparente y democrático. Estas decisiones fueron 
					adoptadas por los representantes de la mayoría de los 
					afiliados a la CUT.
					
					 
					
					-¿Cómo proyectan estos 
					resultados en el trabajo de la Central?
					
					-Esto tendrá un efecto 
					dominó para toda América Latina. El PIT-CNT de Uruguay tiene 
					su Congreso en los próximos meses y creo que esto influirá 
					positivamente allá. Igualmente ocurrirá con la CGTP del 
					Perú, y repercutirá positivamente en todo el contexto de 
					América por la autoridad, y el prestigio que tiene la CUT en 
					este ámbito y por el apoyo enorme que tiene en el mundo. 
					Pero también quedó claro que en el ámbito nacional, la línea 
					que quieren los trabajadores colombianos es ésta, una línea 
					democrática que abre espacios para el disenso, para otras 
					opiniones y visiones, y aporta garantías para la 
					participación de todos.
					
					
						
							
								
								
									
										
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											Contra toda 
											forma de violencia 
											
											
											  
											
											  
											
											La 
											declaración política del Congreso 
											fue aprobada por consenso después de 
											que se produjeran las votaciones 
											sobre los temas mencionados en la 
											entrevista. El párrafo 9 de esa 
											declaración zanja un tema central 
											que divide a la izquierda 
											colombiana. 
											
											  
											
											
											“La CUT se propone la búsqueda de 
											las transformaciones sociales por 
											métodos civilistas y democráticos. 
											
											  
											
											
											Repudiamos todas las formas de 
											terror y del terrorismo de Estado, 
											en particular el atentado personal, 
											el secuestro, la extorsión, las 
											acciones armadas contra la población 
											civil que de ningún modo son formas 
											legítimas de las luchas de los 
											pueblos, por lo que condenamos todo 
											acto de esta naturaleza. En el 
											contexto de la dominación imperial 
											nos oponemos al concepto de “lucha 
											antiterrorista” que los gobiernos 
											estadounidense y colombiano utilizan 
											como pretexto para recurrir a 
											métodos absolutistas y perseguir las 
											expresiones de lucha popular que se 
											oponen a la política imperante”.  | 
										 
									 
								 
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					-¿Esta correlación de 
					fuerzas no es muy inestable? ¿No se trata de una 
					polarización riesgosa?
					
					-No es riesgosa porque en 
					Colombia existe un factor importante que es el Polo 
					Democrático Alternativo, donde está integrada la mayoría de 
					las fuerzas políticas que se expresan al interior de la CUT. 
					En general, el mismo debate y confrontación de posiciones 
					que vivimos en la CUT es la que se da en la interna del PDA 
					entre el Polo Democrático Independiente y Alternativa 
					Democrática. Todos los sectores están interesados en que en 
					su próximo Congreso el PDA salga fortalecido, y por eso 
					nosotros hemos afirmado que si ahora se producía un hecho 
					positivo para la CUT, pasaría lo mismo en el Congreso del 
					Polo. Esto trae como consecuencia que habrá una reflexión 
					positiva al interior del PDA.
					
					 
					
					-¿Cómo evaluó la CUT 
					las instancias de negociación y diálogo, según el caso, 
					entre el gobierno y el ELN, los Paramilitares y las FARC?
					
					-Estamos profundamente 
					comprometidos con una solución política negociada del 
					conflicto y con una salida humanitaria. De hecho, estamos 
					participando en la Casa de Paz, somos garantes del proceso 
					con el ELN y continuaremos acentuando nuestra tarea en esa 
					línea. Igualmente con las FARC, a propósito del “intercambio 
					humanitario”. Con los “Paras” consideramos que la ley de 
					Justicia y Paz no refleja los elementos de “Verdad, Justicia 
					y Reparación”, porque el gobierno primero buscó los acuerdos 
					y después aprobó la ley, cuando a nuestro juicio debió hacer 
					lo contrario. Por eso nosotros demandamos la ley de 
					“Justicia y Paz”, y muchas de las consideraciones que 
					planteó la Corte Constitucional recogió algunas de las 
					consideraciones que nosotros le planteamos.
					
					 
					
					-¿Qué otros resultados 
					del Congreso señalaría?
					
					-La presencia de 48 
					delegados extranjeros que muestra claramente una 
					preocupación y un respaldo concreto de la comunidad sindical 
					internacional. Complementa-riamente acordamos que la CUT 
					tendrá solamente 20 sindicatos de Industria, y que dentro de 
					seis años no habrá más sindicatos de base en nuestra 
					Central. Y además acordamos que los trabajadores autónomos e 
					independientes se pueden afiliar al sindicato de Industria, 
					cosa que hasta ahora no era posible ya que sólo se podían 
					afiliar los trabajadores con relación de dependencia. Este 
					es un fuerte cambio cualitativo que muestra para dónde va la 
					Central: vamos a la Confederación mundial que, a su vez, 
					tiene secretariados que impulsan sindicatos de área en cada 
					país para hacer acuerdos marcos sectoriales tanto con las 
					transnacionales como con las empresas nacionales. Este es un 
					gran avance.
					
					 
					
					-¿Esto no choca con la 
					legislación laboral colombiana?
					
					-Estamos analizando el 
					tema de la autonomía sindical y convenios internacionales 
					como el 154 y el 87 que permiten la negociación por rama de 
					industria. Como los acuerdos marco sectoriales que hizo la
					UITA en el caso de SINTRAINAGRO. Si este 
					sindicato no estuviese en la UITA estaría 
					prácticamente liquidado, porque la UITA logró 
					discutir aspectos macro a propósito del arancel bananero en 
					Europa. Sin ese respaldo poco podría haber hecho 
					SINTRAINAGRO en ese tema. Por tanto, fue el proceso de 
					unidad nacional articulada en un solo sindicato junto con la 
					afiliación internacional a la UITA, que consolidó a
					SINTRAINAGRO. De lo contrario, SINTRAINAGRO 
					sería un pequeño sindicato en Colombia, afiliado a la CUT 
					pero sin ningún respaldo internacional. Si los sindicatos no 
					entienden la importancia de la afiliación internacional, el 
					camino a la desaparición es inminente. Ahora, para 
					constituir un sindicato de rama de industria en la CUT, 
					obligatoriamente tiene que estar afiliado a un secretariado 
					profesional porque sin eso no tendrá ninguna posibilidad de 
					avanzar, de sobrevivir.
					
					 
					
					-¿Este Congreso 
					cambiará al sindicalismo colombiano?
					
					-Puedo decir que en la 
					historia del sindicalismo en Colombia habrá un antes y un 
					después de este Congreso. Por supuesto que vamos a tener 
					dificultades, porque la gente de la izquierda tradicional no 
					ve con buenos ojos que hayamos conseguido votar, ya que 
					hasta ahora nos manejábamos con consensos paralizantes. Esta 
					vez se expresó una mayoría mediante la votación, situación a 
					la que hacía mucho tiempo no recurríamos tratando de llegar 
					a consensos representativos. Pero esta vez era 
					imprescindible marcar la diferencia, y así lo hicimos.
					
					
          
					
	
	
		
			
				
				
					
						
							
								
								
									
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										En 
										Bogotá, 
										Carlos Amorín 
										
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														Rel-UITA 
										
										8 de setiembre de 2006  | 
										
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