Ecuador

Con Mauro Romero

“Yo dí la vida por este gobierno”

 

Mauro trabajó hasta 2002 para Álvaro Noboa, dueño de la mayor fortuna del Ecuador, aquel de la famosa frase: “Yo amo a los trabajadores”. Cuando sus amores, cansados de tanta explotación, resolvieron organizarse en un sindicato, Noboa puso en acción a sus hombres de choque, sus verdaderos amores. Luego de seis años volvimos a entrevistar a Mauro en la terminal de ómnibus de Guayaquil.

   
 
   
 
   
 

 

En mayo de 2002 los 1.200 trabajadores de la finca bananera “Los Álamos”  -propiedad de Álvaro Noboa- se fueron a la huelga. ¿Qué exigían? Ganar algo más de los 3 dólares que en el mejor de los casos la mayoría ganaba, que se pagaran las horas extras trabajadas, ser inscriptos en el Seguro Social y agua potable. En resumen, solicitaban que la Corporación Noboa cumpliera con las leyes ecuatorianas, nada más y nada menos.

 

La respuesta del dueño de “Bonita Bananas” no se hizo esperar: un grupo de encapuchados ingresó a la finca metiendo bala a todo el mundo. Uno de los paramilitares del “Rey Bananero” se dirigió a Mauro, le robó su reloj y le gritó: “¡Camina chucha 'e tu madre!”, y luego le pegó un tiro en la pierna.

 

Algunas semanas después junto a Luis Alejandro Pedraza de la UNAC, entrevistamos a Mauro en las afueras de Guayaquil. Delgado, demacrado, tenía 32 años cuando le amputaron la pierna. “¿Qué voy hacer ahora? ¿Dónde voy a trabajar así?”, se preguntaba.

 

Cuatro años más tarde su testimonio incluido en la campaña publicitaria para la segunda vuelta de las elecciones en 2006 sería decisivo en favor de la candidatura de Rafael Correa. En la cuña publicitaria, mostrando su pierna mocha, Mauro decía:

 

“Mi nombre es Mauro Romero. Trabajé en la hacienda ‘Los Álamos’ de Álvaro Noboa. Vivíamos en una situación difícil ahí adentro porque no había agua, la comida era pésima. Reclamábamos más salario porque nos pagaba bajísimo el sueldo. Él mandó desalojarnos con gente encapuchada y armada. Uno de ellos me pegó un tiro en la pierna, por eso la tengo así, como la tengo ahora cortada.

 

Álvaro Noboa, ya que me dejaste sin pierna y ya que estás regalando tantas sillas de ruedas, ¿cuándo me das la mía?”, remataba Mauro.

 

 

-¿Cómo estás?

-Estoy un poco mejor. Todavía no me acoplo a la muleta y la prótesis me lastima, y cuando trabajo demasiado se me cansa mucho la pierna.

 

-Estás trabajando en un banco…

-Sí, gracias al gobierno. Pero me gustaría a través de ustedes que se presione para yo pueda conseguir el nombramiento definitivo. Es que cada seis meses me renuevan el contrato de trabajo.

 

-¿Y cuánto hace que trabajas allí?

-Hace tres años. El presidente de la República me dijo que me iba a apoyar, y yo le pido al gobierno nacional de Rafael Correa que haga lo posible para que me otorguen el nombramiento.

 

-Tu video fue fundamental para que Correa ganara las elecciones…

-Yo dí mi vida por este gobierno; mi caso tuvo una extraordinaria repercusión mundial y sé que contribuyó mucho para que Rafael Correa fuera el triunfador.

 

-¿Hubo represalias por parte de Álvaro Noboa?

-Mira, yo me tuve que ir unos meses a otro sitio, porque algunos carros con vidrios oscuros rondaban mi casa. Carros que no eran del pueblo.

 

-¿Sigues vinculado a la lucha de los sindicatos bananeros?

-¡Ahí sigo! Siempre paso por la FENACLE, hablo con Ángel (Rivero, presidente de la Federación) y me informo de cómo van las cosas.

 

-¿Te arrepientes de haber participado en la lucha sindical?

-No. La lucha de los sindicatos es una lucha justa. Ahorita muchas empresas hacen con los trabajadores lo que se les da la gana.

 

Hasta ahora el gobierno de Correa está poniendo riendas al asunto, pero aún se ve mucha explotación. Por ejemplo, donde vivo hay muchos trabajadores bananeros, y allí se ve demasiada miseria. Te diría que la gente pasa hambre y hay toda clase de necesidades. El sueldo es poco y se trabaja bastante.

 

-¿Sabes?, para mí es un gusto verte de nuevo…

-Igual para mí. Mi mujer se molestó cuando le dije que venía a Guayaquil. “Te vas con otra mujer”, me dijo. “No me importa lo que creas, yo me voy”, le respondí, y aquí estoy…

 

-¡Qué lío!

-No, hermanito, no te preocupes, ahora le llevo tu tarjeta y me va a creer (risas).

 

-¿Conoces personalmente a Rafael Correa?

-No, y me gustaría que me llamara algún día. Si lo ves, dale el número de mi celular, por favor…

 

 

 

VIDEOS

 

 

 

En Guayaquil, Gerardo Iglesias

Rel-UITA

1 de setiembre de 2010

 

 

 

 

Fotos: Gerardo Iglesias, Ángel Rivero y Archivo Rel-UITA

 

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