| 
   
-¿Cuál es la situación del sector 
azucarero en Centroamérica? 
-Quiero denunciar a nivel interna-cional el 
atropello del que los trabajadores del sector azucarero, en la región 
centroamericana, son objeto por parte de las empresas nacionales y 
transnacionales. Hay una constante violación a la libertad sindical, 
independientemente de que en muchos de nuestros países están ratificados 
los Convenios 87 y 98 de la OIT. En El Salvador hay muchos 
despidos injustificados, como por ejemplo en el Ingenio Jibóa donde 
acaban de despedir a cuatro miembros de la Junta Directiva sindical. Lo 
mismo pasa en muchos otros ingenios, donde no se permite la organización 
sindical. En Honduras y Nicaragua hay una situación similar con 
violaciones al horario de trabajo, fenómenos de tercerización, coacción  
de la empresa hacia los trabajadores para que se desafilien de los 
sindicatos, explotación del trabajo infantil. En definitiva, es una 
situación complicada. 
  
-En su exposición habló de una objetiva 
dificultad en la organización de sindicatos. ¿Eso se debe solamente a la 
represión existente o también a una dificultad propia de los 
trabajadores? 
-La misma represión ha permitido que muchos 
trabajadores tengan temor a organizarse. Hay también un problema de 
concientización, de formación y educación sindical y esto afecta a toda 
la región. Muchas veces los sindicatos desarrollan su trabajo en la 
empresa, pero por falta de recursos y de un plan de trabajo bien 
estructurado, no logran ampliar su perspectiva. A veces hace falta crear 
mecanismos estructurados de denuncia internacional y por eso estamos 
buscando a la UITA como un referente internacional. En un mundo 
globalizado ya no podemos seguir haciendo sólo luchas domésticas, sino 
que también tenemos que aprovechar espacios internacionales, tomando en 
cuenta que Centroamérica ya firmó un TLC con Estados 
Unidos (CAFTA) y va a concretizar un Acuerdo de Asociación 
con la Unión Europea. 
  
-En el caso de El Salvador, ¿Cuál ha sido 
el impacto del CAFTA en el sector azucarero y cuáles son las 
perspectivas de un Acuerdo de Asociación (AdA) que Centroamérica 
pretende firmar con la Unión Europea? 
-Todavía es temprano para hacer un balance, 
pero hay que decir que, en el caso del CAFTA, los gobiernos 
firmaron y ratificaron ese tratado de manera arbitraria y sin tomar en 
cuenta al sector laboral. En el caso del Acuerdo de Asociación con la 
UE, como trabajadores centroamericanos no queremos que se repita la 
misma situación. Esperamos generar un debate al interior y queremos ser 
parte directa de esta negociación. 
  
-¿Cómo evalúa esta propuesta de una 
Federación latinoamericana del azúcar que incluya a Centroamérica? 
-Como coordinador de la Red de Sindicatos del 
Azúcar de Centroamérica considero que es un instrumento necesario y 
viable. En el encuentro en México de noviembre pasado se tomó el 
acuerdo de formar la Federación. Lamentablemente, en este evento hay 
personas con otros pensamientos, con problemas ideológicos y de prejuicios. 
Yo no los comparto, porque tenemos que enfrentarnos a las graves 
necesidades y a las condiciones deplorables de los trabajadores 
azucareros. Por eso, el instrumento de la Federación, que ya es un 
acuerdo, es viable y necesario, como la afiliación a la UITA, 
para hacer un trabajo a nivel continental y tener un interlocutor 
internacional ante la OIT, la OMC, la UE y otras 
instancias. 
  
-Después de la gira del presidente Bush en 
América Latina hubo un repunte en la discusión sobre la oportunidad de 
invertir en la producción masiva de agrocombustibles. ¿La Federación 
podría ser un elemento de contrapeso al desarrollo de ese modelo en 
Centroamérica? 
-Es también por eso que siento la importancia 
de una Federación Latinoamericana del Azúcar. Igualmente, va a depender 
mucho de nosotros y de las acciones que hagamos que se nos tomen en 
cuenta, sobre todo del trabajo organizativo y de incidencia en cada 
país. El petróleo en Centroamérica está caro y ha encarecido la canasta 
básica y hay que buscar una solución, pero estoy totalmente en contra 
del aumento de la siembra de caña y de la tala de bosque. Estoy en 
contra sobre la base de que vamos a dañar más al medio ambiente, va a 
haber más calentamiento global y eso nos va a perjudicar. Es importante 
discutir eso y también defender a la soberanía alimentaria. Si quedamos 
sin unirnos, difícilmente vamos a poder ser un referente y vamos a 
dejarles espacio a las transnacionales para que nos sigan afectando. Es 
fundamental tener una estructura regional, con un plan de trabajo bien 
definido a favor de los trabajadores. 
  
   |