Perú

Comenzó en forma pacífica

paro convocado por CGTP

En la mitad de su mandato y acosado por una bajísima popularidad y una fuerte crisis política, el gobierno de Alejandro Toledo enfrenta hoy su primer paro general.

 

Plaza de Armas de la ciudad de Trujillo.             EFE

Luego de muchos intentos por lograr que el Ejecutivo modificara su alineamiento con las políticas económicas definidas por los organismos multilaterales de crédito y pusiera en el centro de sus preocupa-ciones a la generación de empleo y las condiciones de vida de los sectores tradicionalmente postergados, la central sindical CGTP decidió convocar a un paro general que aglutine y articule a todos los sectores opositores.

 

Absorbido por su crisis, el gobierno no ha mostrado disposición a encarar un diálogo serio con los sectores de trabajadores y optó por sembrar el miedo acusando, una vez más, de “violentistas” a todos aquellos que lo critican.

 

Pese a ese clima y a la salida del ejército a la calle para “garantizar” la seguridad pública, el paro se inició con un alto nivel de acatamiento y en forma absolutamente pacífica.

 

De todas maneras las organizaciones convocantes no descartan la acción de provocadores de los sectores partidarios de soluciones violentas a la crisis peruana.

 

La mayoría de las organizaciones de trabajadores del campo, nucleadas en la CNA (Confederación Nacional Agraria), iniciaron sus movilizaciones el lunes 12 con un paro agrario. Además de acompañar la plataforma general de CGTP, los trabajadores del campo reclaman que el gobierno asuma una posición más clara en defensa de la agricultura nacional.

 

El Sindicato Nacional de Trabajadores de ELSA (SINATREL), de la embotelladora de Coca Cola en Perú, decidió por su lado en asambleas acatar el paro en todas sus plantas y sumarse a las movilizaciones previstas para hoy en la Plaza 2 de Mayo.

 

Una vez más América Latina se ve sacudida por movilizaciones populares contra las políticas económicas centradas en la apertura indiscriminada de los mercados nacionales y por los reclamos de avanzar en la democratización de las sociedades posdictatoriales. En el caso peruano la ominosa herencia del gobierno de Fujimori aún no ha sido totalmente desmantelada: recién en este año comenzó a regularizarse la situación de los despedidos en ese período.

 

El reclamo de que se convoque a una Asamblea Constituyente parece el camino más viable para evitar que el desprestigio del gobierno derive en mayor caos y en situaciones de violencia como la que hace un par de meses costó la vida de un alcalde en la zona de Ayacucho.

 

 

Ariel Celiberti

© Rel-UITA

14 de julio de 2004

 

 

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