La empresa Toro Blanco se dedica a la recepción, 
fermentación, y clasificación del tabaco para la exportación 
en fardos. La firma está incluida entre otras tantas que 
conforman el Grupo Las Palmas, cuyo dueño y principal 
accionista es Guillermo Caballero Vargas, ex político y 
candidato a Presidente de la República por el partido 
Encuentro Nacional para el período 1992-97. Luego de ese 
fracaso, Caballero Vargas decidió retirarse de la política 
pública y continuar con la vida empresarial. 
Una de sus empresas, Toro Blanco, cuenta con unos 100 
trabajadores, la mayoría de ellos se encuentran asociados al 
Sindicato de Trabajadores de Las Palmas. Estos operarios 
vienen denunciando desde hace dos años persecuciones, malos 
tratos y arbitrariedades de parte de la empresa, cuyo 
director, el francés Paul Frenot, comanda las medidas 
represivas aunque el principal verdugo de los operarios y el 
que siempre “pone la cara” es Juan Milciades Marín, 
subgerente de Acopio y Depósito de Tabaco.
Pero las relaciones mantenidas entre la directiva de la 
empresa Toro Blanco y los operarios volvieron a tensarse 
debido a que se encuentran a las puertas de nuevas 
negociaciones para la renovación del Contrato Colectivo de 
trabajo. 
Entre las provocaciones urdidas por Marín en contra de los 
trabajadores una resulta realmente peligrosa para la salud y 
la estabilidad laboral de los obreros, que implica el 
incumplimiento de un acuerdo con los directivos de la 
empresa de fumigar el tabaco fuera del horario del trabajo.
Sin embargo, luego de una orden emanada por Marín, las 
pulverizaciones del tabaco guardado dentro del depósito 
comenzaron a realizarse dentro del horario laboral, sin 
importar en lo más mínimo la seguridad de los obreros.
El nombre comercial del insecticida utilizado para matar a 
las plagas que afectan al tabaco es Fostoxin, y su principio 
activo es el fosfuro de aluminio, un producto extremadamente 
tóxico para los seres humanos. Los obreros, temerosos de 
perder sus haberes por dejar el lugar de trabajo antes del 
horario de salida, prefieren continuar con sus tareas 
soportando el fuerte olor del veneno y desafiando los 
peligros sanitarios a los que la empresa Toro Blanco les 
expone. 
Los miembros del sindicato denunciaron que todos están 
sometidos a los caprichos de Marín, quien tiene carta blanca 
de Frenot para perseguir y hostigar a todos los trabajadores 
por igual, principalmente a aquellos que están 
sindicalizados. 
Suspensiones arbitrarias
La secretaria general del sindicato, Clotilde Adorno, comentó 
que en lo que va del año 34 obreros fueron suspendidos 
arbitrariamente, sin motivos valederos. 
Además, la empresa contrata masivamente operarios zafrales, 
sabiendo que de esa forma contribuye a que el tiempo laboral 
sea más corto para los obreros fijos, quienes solamente son 
empleados una vez al año durante la zafra de tabaco; la 
duración del empleo depende de la cosecha alcanzada: si fue 
buena trabajan más tiempo, pero si fue mala el tiempo de 
trabajo se acorta dramáticamente.  
Para evitar la contratación de más personal, el Sindicato de 
Trabajadores le propuso a Marín que los operarios fijos 
trabajaran horas extras, pero éste no aceptó y la empresa 
realizó más contrataciones para acelerar el procesamiento 
del tabaco. 
Según la sindicalista, desde hace tiempo Marín coacciona a 
los operarios para que se desafilien del sindicato 
ofreciéndoles a cambio acceso a préstamos de dinero de parte 
de la empresa. 
Marín también se ha caracterizado por incumplir 
sistemáticamente todos los puntos del Contrario Colectivo, 
que en uno de sus ítems establece que en caso de 
fallecimiento de un operario, el cargo queda automáticamente 
disponible para un miembro de la familia del difunto. Este 
fue el caso de un obrero muerto en abril pasado, cuyo 
familiar pudo ingresar como trabajador de la empresa tres 
meses después, luego de una larga batalla iniciada por el 
sindicato ante el Ministerio de Justicia y Trabajo. Mientras 
tanto, Marín hacía contrataciones masivas sólo con el fin de 
perjudicar a los obreros fijos sindicalizados. 
Cualquier nota o pedido oficial del sindicato debe pasar 
indefectiblemente por Marín, quien se reserva el derecho de 
decidir qué comunica a sus superiores y qué tira a la 
papelera. 
Como 
ejemplo, comentaron los sindicalistas, cuando decidieron 
quejarse por el incumplimiento del acuerdo sobre realizar 
las fumigaciones del tabaco los viernes luego de las 17 
horas, cuando culmina el horario laboral, acudieron a la 
encargada de Recursos Humanos, Natalia Gill, quien 
simplemente “se escabulló” cuando los sindicalistas la 
buscaban para presentarle su reclamo.
Ante este 
hecho, los obreros decidieron realizar una protesta dentro 
del horario de descanso, en el interior del mismo depósito 
donde se guarda el tabaco y ellos deben realizar sus tareas. 
Increíblemente fueron acusados por la patronal de “perturbar 
la tranquilidad” de la empresa al armar “bulla y griterío”.
El 
conflicto se agravó cuando la directiva de la empresa 
decidió declarar asueto laboral un viernes para realizar las 
fumigaciones, aunque no comunicó oficialmente la decisión al 
sindicato de trabajadores, razón por la cual muchos 
operarios que no se habían enterado de la medida asistieron 
a sus lugares de trabajo. Al no dejarles ingresar hasta el 
depósito en donde trabajan, decidieron realizar una 
manifestación a la entrada de la empresa, razón por la cual 
fueron acusados por la patronal de obstaculizar el libre 
ingreso de los empleados de las demás empresas del grupo Las 
Palmas que también funcionan en el mismo predio de la firma 
Toro Blanco. 
Los 
trabajadores acusaron incluso a la directiva de haberlos 
filmado y fotografiado, como forma de amedrentar y presionar 
a los obreros ya que después esas imágenes fueron 
manipuladas para acusar a los manifestantes de causar  daños 
a la empresa. Además, los trabajadores denunciaron que la 
patronal sobornó a los efectivos policiales que impedían el 
paso de los obreros de Toro Blanco, para que estos los 
acusaran de alborotadores e iniciaran una represión, que por 
suerte no se produjo. 
Estos 
conflictos ahora deben dirimirse en el ámbito de reuniones 
tripartitas convocadas por el Ministerio de Justicia y 
Trabajo, e inclusive ante el Poder Judicial, debido a que la 
patronal interpuso una querella contra el sindicato porque 
sus integrantes, supuestamente obstaculizaron el acceso 
principal del grupo empresarial Las Palmas. 
En estos días se reinician las negociaciones entre la 
patronal y el sindicato para la renovación del contrato 
colectivo de trabajo. El ambiente caldeado en que los 
obreros deben trabajar a diario hace presumir que las 
negociaciones no resultarán nada fáciles para los 
sindicalistas, quienes temen que la directiva de la empresa 
sigan valiéndose de las persecuciones y amenazas a los 
trabajadores para enrarecer el diálogo que propicie la 
renovación del Contrato Colectivo.
El principal punto de la negociación según la directiva del 
sindicato será reclamar el 10% de aumento salarial para 
todos los operarios de Toro Blanco. 
Por otra 
parte, solicitarán que figure en el acuerdo una cláusula que 
asegure la puntualidad en el pago salarial, un aumento de 75 
mil a 100 mil guaraníes en concepto de bonificación por cada 
hijo en edad escolar, así como el mantenimiento del permiso 
sindical de 60 días para asistir a congresos y a seminarios 
a nivel nacional y 30 días para encuentros internacionales
Al mismo tiempo, solicitarán que conste en el nuevo contrato 
una ayuda alimentaria de parte de la empresa para que esta 
asuma el 60 por ciento del costo del almuerzo de cada 
operario. 
Así las 
cosas, los miembros del Sindicato de Trabajadores de Las 
Palmas están preparados para afrontar una dura lucha en pos 
de sus reivindicaciones, a pesar de la belicosidad 
demostrada por la directiva de la empresa Toro Blanco, que 
no pierde ocasión para obstaculizar el camino que permita 
arribar a un clima más distendido de buenas relaciones con 
sus trabajadores.
 
 Rel-UITA
17 de agosto de 2006