Uruguay

¿Es posible el

crecimiento sin exclusión?

 

 

 

El economista uruguayo Daniel Olesker, en “Crecimiento e inclusión”, un libro sobre los logros del gobierno del Frente Amplio en Uruguay, sostiene que “la consigna de un país productivo con justicia social dejó de ser un enunciado electoral, para empezar a plasmarse en una gestión de gobierno.”

 

El ministro de Industrias, Daniel Martínez, en el prólogo al libro de Olesker plantea que en los años 90, especialmente en el gobierno de Luis Alberto Lacalle, “Uruguay fue víctima de la pandemia neoliberal, que implicó la desarticulación del entramado industrial del país y prácticamente promovió la privatización de la enseñanza, de la salud, de la seguridad social y la disminución de las prestaciones del Estado a la mínima expresión.

 

Las consecuencias fueron el desmantelamiento productivo, la especulación financiera, la pérdida de mano de obra calificada, y la marginalización creciente de un alarmante número de personas, todo lo cual provocó que casi uno de cada tres uruguayos estuviera por debajo del nivel de pobreza.

 

El gobierno del Frente Amplio hizo todo lo contrario; la consigna de país productivo con justicia social dejó de ser un enunciado electoral para empezar a plasmarse en una gestión de gobierno”, concluye Martínez.

 

Olesker, por su parte, destaca los mitos que se quebraron con el actual gobierno: el mito de que no se podía crecer y distribuir al mismo tiempo. Se creció y se realizó, simultáneamente, mayor distribución. Se aumentaron los salarios paralelamente al crecimiento de la economía.

 

Otro mito que se quebró fue que si se aumentaban los salarios y se reponían los Consejos de Salarios el empleo iba a caer. Por el contrario: con el actual gobierno se aumentaron los salarios y no disminuyó el empleo.

 

El tercer mito que se quebró fue que los aumentos de salarios provocan inflación y lo que se gana en salario se pierde por la elevación de los precios. Se rompió el mito de que es necesario amortiguar el aumento de salarios para frenar la inflación. Un tema que era de exclusiva responsabilidad de los empresarios, que son los que fijan los precios, y que se pretendía imputar a los trabajadores.

 

El cuarto mito era que los planes de emergencia nunca se terminan y se continúan toda la vida. Desmintiendo ese hecho, el Plan de Emergencia del gobierno uruguayo se cumplió en el tiempo programado.

 

En síntesis: con Consejos de Salarios, con pautas salariales de crecimiento real dictadas por el gobierno, con énfasis especial en los salarios más bajos y en los servicios de educación y de salud, con una reducción de las cargas tributarias de los trabajadores y los jubilados, con una estrategia decidida y progresiva de combate a la inflación, los ingresos reales de la clase trabajadora han crecido de manera relevante.

 

En los años 90, a pesar del crecimiento económico, los salarios no se elevaron de manera importante. Ahora, la mejora de los salarios reales y de los salarios mínimos de los trabajadores de la salud y la educación fue fruto de una decisión deliberada del gobierno nacional en el sentido de priorizar los incrementos salariales y devolver a los trabajadores lo que les correspondía y les había sido arrebatado en los años que se aplicó la línea política neoliberal.

 

La transformación de izquierda, que pone el acento en la redistribución del ingreso, no se puede realizar de manera completa en un solo período de gobierno, por las siguientes razones:

 

  • la magnitud de la transformación

 

  • la inexperiencia en la gestión de gobierno

 

  • los errores que pueden cometerse

 

  • el contraste entre los objetivos y la realidad

 

  • y sobre todo por la economía política de una transformación de izquierda que toca intereses muy profundos del poder y, por ende, debe gobernar en una correlación social y ciudadana de fuerzas que avancen en sus objetivos todo lo que sea posible

 

Así, es necesario avanzar en la redistribución de la riqueza, y para que esto sea una política de Estado es necesario mejorar aún más los ingresos (salarios y jubilaciones), resolver los problemas de empleo en cantidad y calidad, establecer políticas sociales como estrategias para la construcción de igualdad de oportunidades apoyadas en un aumento del pacto social, y la desconcentración de la propiedad.

 

El cumplimiento de estos objetivos permitiría avanzar notablemente hacia los objetivos deseados.

 

 

En Montevideo, Guillermo Chifflet

Rel-UITA

28 de septiembre de 2009

 

 

 

 

 

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