El 
	anuario El Mundo Indígena 2006 señala que el México este año ha sido 
	marcado por la articulación de las luchas indígenas con los demás sectores 
	de la población mexicana a través de la lucha por la defensa de los recursos 
	naturales y más ampliamente con el lanzamiento de la Sexta Declaración de la 
	Selva Lacandona. El documento, elaborado por el Grupo Internacional de 
	Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA), afirma aún que el renovado interés 
	del capital trasnacional en los recursos naturales ha intensificado la 
	presión sobre los territorios indígenas.  
	
	 
	
	Una serie de 
	leyes controversiales se han estado aprobando en los últimos años que 
	facilitan la privatización de los recursos naturales. Muchas comunidades han 
	sido o están siendo empujadas a convertirse en empresarias para vender los 
	bienes comunes de la humanidad como el agua, el aire y la biodiversidad. A 
	su vez la resistencia organizada ha tenido sus triunfos y ha sido objeto de 
	mucha represión. La violencia política se ha agudizado especialmente en 
	Oaxaca y Guerrero.
	
	 
	
	En el 2005 se 
	agudizó el conflicto en torno a la eventual construcción de la represa La 
	Parota en Guerrero, con un saldo de tres asesinatos, decenas de heridos y 
	choques entre campesinos y cuerpos policíacos. Según los planes del 
	gobierno, la represa produciría alrededor de 1,332 millones de Kwh al año, 
	equivalente al consumo anual del estado de Guerrero. Los indígenas y 
	campesinos organizados contra esta construcción advierten que la presa 
	hidroeléctrica inundaría 17 mil hectáreas de selvas de alta biodiversidad, y 
	desplazaría de manera directa a más de 25 mil personas. En total, una 
	población de 72 mil personas serían los afectados, convirtiendo la represa 
	en un verdadero ‘’ecocidio y etnocidio’’.
	
	 
	
	La Ley de 
	Minas también faculta al gobierno federal a entregar concesiones que 
	permitan la extracción de minerales del subsuelo incluso a empresas 
	transnacionales, sin que para ello sea necesario el consentimiento de las 
	comunidades y pueblos indígenas que han vivido en esas tierras desde tiempo 
	inmemorial. En las comunidades nahuas de la Sierra de Manantlan en Jalisco, 
	por ejemplo, se han dado 16 concesiones que prácticamente cubren toda la 
	reserva de la biosfera del mismo nombre.
	
	 
	
	La agenda 
	política indígena de fortalecer los saberes tradicionales y la recuperación 
	y fomento de prácticas sustentables frente a los intereses del capital 
	todavía cobra una importancia mayor en Chiapas. La región es conocida como 
	uno de los "bio- hot spots" del planeta ya que en el estado se 
	concentra el 40% de la biodiversidad de todo el país y un porcentaje 
	importante de toda la biodiversidad en el continente.
	
	 
	
	Pero en el 
	2005, se aprueba al nivel federal la ley de bio-seguridad y organismos 
	genéticamente modificados, conocido popularmente como la Ley Monsanto, que 
	promueve el desarrollo de los transgénicos en México e instrumenta la 
	privatización de los recursos genéticos del país y la concesión de patentes 
	sobre conocimientos indígenas. Esta ley lejos de proteger la salud y 
	diversidad biológica de los cultivos cuyo centro de origen es Mexico como el 
	maíz, fríjol, calabaza, tomate, algodón, aguacate, etc., permite la 
	importación y siembra en el territorio nacional de semillas transgénicas.
	
	 
	
	Adital
	
	1 de agosto de 2006
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