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Tiempo atrás 
se planteaba en América Latina cómo podía ser superada la crisis de 
las universidades latinoamericanas. Un destacado antropólogo, con alta 
capacidad como planificador pedagógico, el profesor Darcy Ribeiro, 
escribió sobre la Universidad necesaria, desde Uruguay, donde vivió 
exilado por la dictadura de su país.  
  
“La crisis 
de las Universidades latinoamericanas sostuvo- sólo puede ser superada 
mediante la alteración previa de los marcos estructurales e institucionales 
que se oponen a su desarrollo. 
  
Las nuevas 
universidades deberán plantearse sobre la base de las diferencias y 
especificidades de nuestro ambiente socio-cultural y convertirse en un motor 
de aceleración del progreso. Y esa transformación no puede esperarse de un 
crecimiento o alteración espontáneo; sólo puede producirse a través de una 
remodelación intencional. 
  
En primer 
lugar –continuó Ribeiro- es necesaria una formulación explícita del 
modelo de Universidad y de la política universitaria que conviene a nuestros 
países”.  
  
Darcy 
Ribeiro 
sostiene que la formulación teórica de la nueva reforma, que hoy se plantea 
en toda América Latina  como indispensable -en un proceso similar al 
que partió de Córdoba en 1918-, no sólo es necesaria para enfrentar la 
amenaza de la colonización cultural sino para prever los riesgos de un 
crecimiento espontáneo y desordenado. 
  
De acuerdo a 
análisis aportados por Darcy Ribeiro las cifras podrían llegar a los 
diez o quince millones de estudiantes, cantidad que, para ser absorbida, 
plantea la necesidad de transformaciones revolucionarias. 
  
Y no se 
trata sólo de crecer, sino de mejorar sustancialmente la calidad de la 
enseñanza. Las principales necesidades que se planteaban eran, ya entonces, 
dotarla de esa estructura nueva y flexible, capaz de mantener universidades 
contemporáneas con el desarrollo científico, lo que permitiría vincular más 
hondamente a la Universidad con la nación, y tornarla más activamente 
renovadora.  
  
Eso será 
posible cuanto mayor sea la autonomía de los cuerpos universitarios, lo que 
les dará potencialidades para alterar las estructuras sociales vigentes. 
  
Darcy 
Ribeiro 
concebía así a la Universidad, no como mera productora de profesionales, 
técnicos y dirigentes, sino como propulsora de más altos destinos. 
 
    
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