El asesor científico
del Gobierno británico dice que es imposible alimentar a la creciente población
mundial y producir cereales para energía al mismo tiempo.
El recurso creciente a los biocombustibles supone una amenaza
la producción mundial de alimentos y puede poner en peligro la vida de millones
de personas en todo el globo. Ésa es la advertencia que ha lanzado desde Londres
el profesor John Beddington, principal asesor científico del
Gobierno británico en su primer discurso público importante desde su
nombramiento para el cargo.
El experto calcula que en 2030 habrá que incrementar en un
50% la producción de alimentos para satisfacer la demanda de los países
emergentes "Es muy difícil imaginarse cómo el mundo va a poder producir
suficientes cosechas para generar energía renovable y satisfacer al mismo tiempo
la enorme necesidad de alimentos", ha señalado.
Según Beddington, para el año 2030, la población
mundial habrá crecido tanto que será necesario incrementar en un 50% de la
producción alimentaria y para el 2080 habrá incluso que doblarla.
Pero la carrera hacia los biocombustibles significa que cada
vez habrá más tierra arable entregada a la producción de biocombustibles en
lugar de alimentos. Según el profesor Beddington, el riesgo de escasez de
alimentos en los próximos veinte años es tan agudo que los políticos, los
científicos y los agricultores tienen que ponerse ya a buscar soluciones.
Los científicos predicen que las sequías serán más frecuentes
a lo largo del siglo, y la demanda de agua será cada vez mayor no sólo porque
habrá muchos más millones de personas para beberla sino también porque habrá
mucha más necesidad de ella para las cosechas.
Cincuenta
toneladas de agua por una de trigo
La producción de una tonelada de trigo requiere, por ejemplo,
cincuenta toneladas de agua. Según Beddington, al igual que los gobiernos
han decidido tomar medidas contra el cambio climático, es preciso hacer algo
para evitar futuras hambrunas.
"La demanda (de alimentos) ha crecido enormemente en el
mundo, particularmente en China y la India. Para el año 2030, la
demanda de energía habrá crecido en un 50 por ciento y la de alimentos en igual
porcentaje", ha sostenido el científico.
Beddington
ha calificado, por otro lado, de "locura" la destrucción de los bosques
tropicales para cultivar biocombustibles. Las advertencias del científico
británico coinciden con las pronunciadas el jueves en el Parlamento europeo por
Josette Sheeran, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos,
Según Sheeran, la producción de biocombustibles ha apartado muchas
tierras de la cadena alimentaria, lo que puede constituir una bonanza económica
para los agricultores, pero al mismo tiempo perjudicará enormemente a los más
pobres del mundo.
El alza del precio de los alimentos se deja sentir no sólo en
los países pobres sino también en los ricos como el Reino Unido, donde
los precios de la cesta de la compra han aumentado un 17% en dos años se prevén
nuevas subidas de productos básicos como el pan por el alza espectacular del
precio del trigo.
El País de
Madrid
10 de marzo de 2008
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