Suiza

Reunión Global de Trabajadores de Palma Africana

Los agrocombustibles en el tapete (I)

 

Sue Longley (UITA) y Hemasari Dharmabuni
(UITA - Indonesia)

 

La actividad se desarrolló en el marco del 25 Congreso de la UITA y contó con la presencia de 30 sindicalistas de África, América Latina, Europa y Asia. Los agrocombustibles y las severas restricciones que enfrentan los trabajadores para organizarse sindicalmente, fueron los ejes temáticos de la reunión global.

 

 

Gerardo Iglesias, secretario regional para América Latina de la UITA, manifestó su preocupación ante el avance del cultivo de palma africana en varios países de la región. “Cada hectárea de palma que se destine a la producción de agrocombustibles restará una hectárea para la producción de alimentos”, señaló Iglesias.

 

“Durante su reciente visita a varios países de la región –continuó–, George W. Bush, presidente de Estados Unidos, expresó su apoyo a la producción de etanol, lo que fue interpretado por algunos analistas como un viraje en su política sobre la cuestión ambiental. ¡Nada más alejado de la realidad! Bush desembarcó ahora de la misma forma en que lo hiciera su padre en la Cumbre de Tierra en Rio de Janeiro en 1992, donde manifestó: ‘Nuestro modo de vida no puede ser objeto de negociaciones’”, recordó el secretario latinoamericano, y agregó que “El 31 de enero de 2006 George W Bush manifestó que ‘Estados Unidos debe actuar ahora para reducir la dependencia de fuentes extranjeras de energía. Hacer que el país siga siendo competitivo requiere energía de bajo costo: Estados Unidos es adicto al petróleo, que a menudo es importado de regiones inestables del mundo…’”.

 

“Según el diseño del Norte –denunció Iglesias– nuestro territorio se convertirá en un gran surtidor de combustible barato para su población ‘auto-dependiente’; son 250 millones de vehículos en Estados Unidos. El futuro, según las nuevas políticas del imperio, acrecentará la extensión de los desiertos verdes, profundizará el modelo de una agricultura sin agricultores y será el tiro de gracia al derecho a la soberanía alimentaria de nuestros pueblos”, finalizó.

 

Por su parte, Hemasari Dharmabuni, de UITA Indonesia, abordó las consecuencias sociales y ambientales que comporta la plantación industrial de la palma aceitera. “El uso intensivo de agrotóxicos, especialmente el Paraquat o Gramoxone –puntualizó Hemasari–, producido por la transnacional Syngenta, está afectando la salud de miles de trabajadoras y trabajadores”.

 

Hemasari citó un informe elaborado por la Red de Acción contra los Pesticidas (PAN, por sus siglas en inglés), en el cual una trabajadora de Malasia relata que “Cuando empecé a manipular los agrotóxicos experimenté dolores de cabeza.... Particularmente, cuando usaba Gramoxone mi nariz sangraba. Solía experimentar severos dolores en el costado izquierdo de mi estomago”.

 

La dirigente de Indonesia alertó, además, que “Esta situación es aún más grave si tenemos en cuenta que el número de trabajadores migrantes conforma una amplia mayoría en Malasia”.

 

 

© Rel-UITA
19 de marzo de 2007

 

 

 

 

 

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