La
Comisión Nacional para la Erradicación Progresiva del
Trabajo Infantil y Protección del Adolescente Trabajador(CNEPTI)
hizo un llamado de alerta por la preocupante situación que
involucra a miles de niños, niñas y adolescentes menores de
18 años, que siguen sufriendo las consecuencias de la
exposición directa e indirecta a plaguicidas en Nicaragua.
Según el Dr. Jesús Marín, director del Centro de
Información y Vigilancia y Atención Toxicológica (CIVATOX1)
del Ministerio de Salud (MINSA), “la problemática que
tenemos en Nicaragua con respecto a la exposición a
agrotóxicos en los menores de edad ha llegado a niveles muy
preocupantes. Cada año en el CIVATOX registramos
aproximadamente entre 10 y 12 mil intoxicaciones, de las
cuales casi el 35 por ciento son por agrotóxicos. Las
principales causas de estas intoxicaciones tienen que ver
con los intentos de suicidios, la falta de control en la
venta de agrotóxicos y su aplicación en la producción. En el
caso de los menores de edad, las intoxicaciones por
agrotóxicos están mayoritariamente relacionadas con el
ámbito laboral”, aseveró Marín.
De los 23 mil casos2 de intoxicaciones
por agrotóxicos registrados desde 1990 hasta 2007, los que
están vinculados con menores de 18 años son aproximadamente
el 23 por ciento y representan solo la punta del fenómeno,
porque los que se reportan al sistema de salud son los casos
clasificados de moderados a severos.
“Estamos calculando una cantidad de entre 10 y 12 mil casos
no registrados porque son afectaciones de leves a moderadas
y las personas afectadas o sus familiares no consideran
necesario acudir al sistema de salud -continuó Marín
en su exposición. Esta actitud es parte de nuestra cultura y
se sigue pensando que el malestar es una reacción normal al
uso de agrotóxicos y no se advierte como síntoma de una
intoxicación”.
Si desglosamos este porcentaje del 23 por ciento que
representa las afectaciones por agrotóxicos en menores de 18
años, podemos ver que hay datos muy preocupantes: el 12 por
ciento tiene entre 12 y 17 años y está fuertemente vinculado
con el trabajo agrícola, mientras el 5 por ciento tiene
entre 6 y 10 años.
Causas de las
intoxicaciones
Jesús Marín |
En el estudio realizado por el CIVATOX se evidencia
que Nicaragua ha aumentado cinco veces el gasto en
agrotóxicos en poco más de una década. De importar 12
millones de dólares en 1995 a importar 60 millones en 2007
sin que en el mismo periodo haya habido un aumento también
de las áreas productivas. Por el contrario se refleja un
aumento bastante significativo de los casos que se reportan
al sistema de salud y que, como ya se ha dicho, representan
una mínima parte de la realidad.
“En el caso de los niños, niñas y adolescentes, los
principales agrotóxicos que son culpables de las
intoxicaciones son los inhibidores de la colinesterasa3, como el Metil Paration, Metamidofos, Clorpirifos y Terbufos,
los clorados como el Endosulfan, el grupo de piretroidos,
primordialmente fumigantes, como las tabletas de Fosfuro de
Aluminio que mucho se utilizan en los intentos de suicidio y
la Cipermetrina, los herbicidas como el 2,4-D, Paraquat y
Atrazina, y los fungicidas como el Mancozed.
Las causas de estas intoxicaciones -continuó el director del
CIVATOX- son múltiples y multifactoriales y están
relacionadas con factores económicos, sociales y
educativos”.
En un estudio realizado por la Dra. Marianela Corriols,
de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de
Nicaragua, titulado “Intoxicaciones agudas por
plaguicidas en menores de 18 años en Nicaragua: 1995-2005”,
se afirma que “La pobreza es un factor determinante del
trabajo infantil agrícola. Los niños de hogares rurales
pobres generalmente trabajan en la parcela de la familia,
como aplicadores sin contar con equipo de protección
adecuado. No son capacitados y realizan otras prácticas
peligrosas. Adicionalmente, en países en desarrollo, todavía
se registran agrotóxicos de alta toxicidad, algunos a veces
no usados en los países de origen, la comercialización y la
venta de agrotóxicos no está suficientemente regulada o se
realiza en condiciones de inseguridad. El bajo precio, el
acceso irrestricto, incluso la venta a niños, favorecen un
alto grado de exposición”.
Entre otros factores de intoxicación se señalan también
fuertes elementos culturales que condicionan el uso de los
agrotóxicos. “Hay formas tradicionales de producción y
herencias del conocimiento que llevan a un uso muy
superficial de estos productos, sin valorar los riesgos
reales que conlleva -recordó Marín-. Hay que analizar
bien cómo se genera la introducción de los menores al
trabajo, porque muchas veces es la misma familia que no
considera como trabajo las actividades que desarrollan los
menores. Piensan que llevarle la comida mientras se está
aplicando un agrotóxico o el recipiente con el mismo químico
a su padre, arreglar la bodega donde se almacenan los
agrotóxicos o lavar la ropa contaminada, no es trabajo y no
es fuente de peligro. Todo esto está relacionado con la
cultura, la educación y sobre todo, con la percepción,
porque la dimensión que se le da a la evaluación del riesgo
de usar agrotóxicos está totalmente distorsionada. En
distintas investigaciones -continuó el experto del MINSA-
preguntábamos a los trabajadores para qué servían los
agrotóxicos y la respuesta era siempre la misma, para matar
plagas y que no los iba a afectar de ninguna manera. La
gente convive con estos químicos y hasta los esconden en la
casa o en el cuarto para que no se los roben”.
Las formas de exposición
Entre las principales formas de exposición a los agrotóxicos
en los menores de 18 años se señala el estado de embarazo de
la mujer, que muchas veces ayuda el marido en el trabajo o
le lava la ropa contaminada, con graves riesgos para el
desarrollo futuro del hijo o hija, exposiciones accidentales
cuando se vive en ambientes donde es fácil el contacto con
estos químicos por el hecho de almacenarlos inadecuadamente
en los hogares y exposiciones intencionales, como son los
intentos de suicidio.
Otra forma es el trabajo infantil. “Muchas veces los niños,
niñas y adolescentes desarrollan trabajos asalariados o para
la familia como fumigadores, mezcladores, transportadores,
bodegueros o simplemente como compradores de agrotóxicos. Es
muy frecuente -relató Marín- escuchar historias de
jóvenes que se intoxicaron a los 15 o 16 años fumigando
cultivos y estos mismos productos se venden después
contaminados y es otra fuente de contaminación. Los niños,
son mucho más sensibles a los agrotóxicos que los adultos.
Desde que es un embrión, el niño va desarrollando su sistema
metabólico y no es completo hasta los 16 o 17 años. La
intoxicación impacta con mayor fuerza y las principales
afectaciones tienen que ver con su desarrollo glandular, con
la producción hormonal, con la inhibición de enzimas en el
hígado, riñones, células cerebrales, con la médula ósea, y
graves alteraciones intrauterinas, entre otros. La
intoxicación con agrotóxicos en menores, afecta severamente
también su desarrollo inmunológico y el resultado es que van
a ser personas que se enferman fácilmente y que van
almacenando estos químicos en los tejidos grasos o en la
médula espinal”.
Qué medidas tomar
Frente a esta preocupante situación, el CIVATOX y el
MINSA en su conjunto están trabajando un nuevo modelo
de atención familiar comunitaria, que tenga como objetivo el
trabajo organizado de las comunidades con las instituciones
para solucionar el problema. “Hay que implementar un trabajo
intersectorial con la participación de los diferentes
ministerios y la población organizada. Es un problema que no
se puede resolver solamente con las leyes, sino a través de
un nuevo modelo de Salud Familiar que prevé la participación
de las comunidades y el fortalecimiento de los instrumentos
que ya tenemos. Hay que organizar y capacitar a las nuevas
generaciones porque van a ser el futuro del país y las que
de verdad pueden cambiar esta problemática y seguir
impulsando el trabajo de capacitación, investigación,
vigilancia y manejo del riesgo”, concluyó Marín.
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