Nicaragua

Con Gustavo Ruiz

Un esfuerzo institucional

que debe ser continuado

 

Nicaragua es firmante del Convenio de Estocolmo y se comprometió a realizar acciones para la erradicación o restricción de los doce Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) más peligrosos. Sirel conversó con Gustavo Ruiz, de la Red de Acción en Plaguicidas en América Latina (RAPAL-Nicaragua), para conocer su evaluación acerca de la realidad del país en este tema.

 

-¿Qué avances hay en el país sobre la eliminación de los COP?

-Todos los años las diferentes delegaciones de RAPAL se reúnen con los delegados de los gobiernos mesoamericanos que tienen el compromiso de tutelar el Convenio de Estocolmo. La última sesión se realizó en febrero de 2007 y debo reconocer que de todos los países, Nicaragua resultó ser el país que mejor ha cumplido con todo lo que el convenio prevé, ya sea en términos de erradicación o restricción de las doce sustancias tóxicas como para los otros compromisos asumidos. Lo de los gobiernos pasados ha sido un esfuerzo tal vez un poco apresurado, pero hay que reconocerlo y valorarlo, mientras que por el momento el nuevo gobierno ni siquiera ha convocado la Comisión de Seguridad Química que reúne instituciones, universidades y organizaciones que están comprometidas con esta lucha.

 

-¿De qué manera se refleja este compromiso gubernamental en los territorios?

-La situación es muy diversa. En marzo de 2007, por ejemplo, tomé una muestra de agua en dos lugares diferentes de la Cuenca del Río Grande de Matagalpa, en el norte del país. Encontré presencia de químicos muy peligrosos1 en aguas con fines potables en una represa llamada Aranjuez. Todos ellos están incluidos dentro de la “docena sucia”. El segundo problema es que este lugar donde tomé las muestras está dentro de una reserva natural protegida por leyes de la República. El tercer problema es que estos químicos ya estaban prohibidos en Nicaragua por el decreto ministerial 73-01. Son órganoclorados, y esto quiere decir que aunque estén en el agua no se disuelven, sino que se van acumulando. Lo mismo pasa cuando penetran en el cuerpo humano porque no se eliminan por la orina, sino que se acumulan, y la única manera de salir es a través de la leche materna, con todo lo que esto conlleva. Dos años antes, en 2005, una colega había tomado también muestras del sedimento de la misma micro cuenca, y comparando los datos se evidenció que las cantidades de estos productos, aun siendo pequeñas, aumentaron en dos o tres veces y hasta aparecieron rastros de químicos cuya presencia no había sido detectada anteriormente.

El hecho de que estos venenos estén en el agua y en el sedimento significa que nunca se ha dejado de aplicarlos, y que hay productores que, de alguna manera, logran tener acceso a estos productos.

 

-¿Esto quiere decir que por un lado hay un esfuerzo institucional para reglamentar el uso de estos plaguicidas, pero por el otro los productores siguen utilizándolos?

-Así es. Encontré una tesis de un estudiante de maestría de Matagalpa sobre el comercio de estos productos, y efectivamente entran de forma clandestina desde El Salvador o Costa Rica, donde no están prohibidos, y se siguen vendiendo de forma ilegal. Pero hay más. En unos ríos siempre de la zona de Matagalpa encontré presencia de Endosulfan y Metil Paration. Presenté toda la documentación a las autoridades del Ministerio del Ambiente (MARENA), pero hasta la fecha no se ha hecho nada.

 

-¿Qué implicaciones tiene esta situación para la salud y el ambiente?

-Es un problema muy serio que está fuertemente vinculado con la salud humana, pero también con todos los animales que se alimentan en la zona y beben de esta agua. De alguna manera estos venenos se están acumulando en la grasa de los animales y, si bien es cierto que las cantidades encontradas son a nivel de trazas, su acumulación nos va a crear fuertes problemas en el futuro. Hay que aprender la lección del Nemagón, una situación que ha venido creciendo de forma silenciosa, pero que al final estalló en toda su dimensión y aquí tenemos hoy los dramáticos resultados.

En todas estas zonas hay grandes cultivos de hortalizas y hay un estudio2 que revela la presencia de Metamidofós, cuyo nombre comercial es Tamarón. Según datos de 2005 del Ministerio de Salud (MINSA), este producto provoca el 25 por ciento de los envenenamientos en Nicaragua. La tesis evidencia que en el repollo y en el tomate hay una concentración 16,6 veces mayor a lo que se considera el Limite Máximo Admisible (LMA). Además, se encontró Dimetoato en el repollo y se estima que el consumo de estos dos productos vegetales puede afectar gravemente al 20 por ciento de la población adulta de Nicaragua.

 

-¿Cuál es el índice de afectaciones directas por plaguicidas?

-Según datos del MINSA, en lo que va del año se han reportado 1.183 intoxicados3, pero en un estudio reciente se indica que hay un 98 por ciento de subregistro, esto es, intoxicaciones que no entran en el sistema nacional. El 66 por ciento de estos casos ocurre durante la aplicación a los cultivos.

 

-¿Es posible llegar al NO uso de plaguicidas en el mundo?

-Nos estamos enfrentando a una influencia comercial muy poderosa a favor de los agroquímicos. Además se han diseñado con la ingeniería genética unos organismos transgénicos para uso agrícola que demandan la aplicación masiva de plaguicidas. En Cuba, más del 90 por ciento de lo que comen los cubanos es totalmente orgánico, excepto el arroz, el tomate y algunas otras verduras. Usan un sistema de policultivo (asociación de cultivos), pero si aplicaran como acá el monocultivo, seguramente habría plagas. Lo que nos interesa no es tanto cambiar la manera de matar, sino cambiar el sistema de producción, a pesar de los intereses comerciales que siguen siendo muy poderosos.

  

En Managua, Giorgio Trucchi
Rel-UITA
7 de diciembre de 2007

 

 

 

 

Fotos: Giorgio Trucchi

 

1 DDE (metabolito del DDT), Lindano, Heptacloro, Dieldrin, Endrín

2 Zacaría Duarte, Instituto de Medicina Legal de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua -  www.inta.gob.ni

3 www.minsa.gob.ni

 

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