delta & pine

Las Semillas de la Muerte

Basura tóxica en Paraguay

 

 

Antecedentes reveladores

 

 

El 24 de julio de 1997, un equipo de técnicos de varias instituciones estatales1 elevaron un informe al entonces ministro de Agricultura y Ganadería, ingeniero agrónomo Cayo Franco, cuyo título era "Consideraciones Técnicas sobre variedades de algodón del grupo Delta&Pine".

 

En él los técnicos relataban que como consecuencia de la mala cosecha de 1991/92, la producción de semillas para la siguiente siembra había mermado considerablemente.

 

En ese entonces Paraguay continuaba recuperando semillas de desmote2 para ser utilizadas posteriormente. Esta práctica se abandonó hace muchos años en la mayor parte de los países productores de algodón, pues es muy difícil establecer la calidad genética de las semillas, su poder germinativo y su vigor. Estas semillas eran "donadas" por las desmotadoras a la Oficina Fiscalizadora de Algodón y Tabaco (OFAT) que las trataba con agrotóxicos para luego vendérselas a los campesinos. Ya en ese entonces, pues, el asunto fallaba por la base: el resultado de las semillas era aleatorio.

 

Ante aquella emergencia, explicaban los técnicos en su informe, el Ministerio de Agricultura y Ganadería autorizó a la Cámara Algodonera del Paraguay (CADELPA) "la importación de 6.050 toneladas de simientes de cuatro variedades del grupo Delta&Pine". Fue la primera vez que esta empresa ingresó al Paraguay, y lo hizo de la mano de CADELPA, institución a la que están asociados los principales propietarios de plantas desmotadoras del país, el seno de los señores feudales del Paraguay, la aristocracia agraria, los "Príncipes del algodón".

 

La experiencia fue un desastre, porque ese año apareció "la enfermedad azul", hasta entonces desconocida en Paraguay. Se trata de una enfermedad virósica trasmitida por "pulgones".

 

El siguiente párrafo del informe de los técnicos no tiene desperdicio: "No obstante la información referida precedentemente (sobre la aparición de la "enfermedad azul", n.d.a), el rendimiento obtenido por ALGUNOS productores, cuyos cultivos no se enfrentaron con la situación aludida, y la disponibilidad de UN IMPORTANTE REMANENTE de semillas, INCREMENTADO con la IMPORTACIÓN POSTERIOR DE 1.854 TONELADAS, indujeron a que se continuara con la siembra de tales variedades en la campaña algodonera 1993/94, LLEGANDO A CUBRIRSE EL 84% DE LA SUPERFICIE SEMBRADA DEL PAÍS (mayúsculas del autor)".

 

Esto es, que a pesar de que la nueva semilla había demostrado susceptibilidad a dicha enfermedad, no sólo se la volvió a utilizar, sino que se cubrió casi la totalidad del país con ella. La consecuencia no pudo, pues, sorprender a nadie: esta vez las plantaciones fueron atacadas masivamente por la virosis que, sumada a una importante sequía, redujo el resultado de la cosecha en un 32% con relación a la anterior.

 

Para la siguiente campaña, relataban los técnicos, el MAG decidió cambiar el origen de las semillas que empezaron a importarse desde Argentina.

 

El informe destacaba que, no obstante, algunos productores continuaban prefiriendo las semillas Delta&Pine ya que les ofrecían mayor rendimiento por hectárea y ellos tenían "capacidad de aplicar las técnicas requeridas para su adecuado manejo"; esto es, que los grandes plantadores podían invertir en la utilización de maquinarias y agrotóxicos necesarios y personal idóneo para las semillas Delta&Pine.

 

Por lo tanto, el MAG limitó al 10% del área cultivable la superficie máxima a ser sembrada con esas semillas. En su informe los técnicos advertían sobre las "graves consecuencias que podrían presentarse con niveles mayores de siembra de estas variedades, realizada en forma concentrada y por pequeños productores con limitaciones para aplicar la tecnología recomendada, como sucedió en 1993/94. Asimismo -agregaban-, podría favorecer el desarrollo de mutantes del patógeno causante de la enfermedad azul que atacan las variedades resistentes a la misma".

 

"Finalmente -terminaba el informe-, cabe señalar que el criterio fundamental que prevaleció en el ámbito oficial es la inconveniencia de que el MAG ponga al alcance del pequeño productor semillas de variedades que conllevan riesgos para sus cultivos, mientras hayan opciones varietales que ofrezcan mayor seguridad de producción."

 

Apenas un mes después de la elaboración del precedente informe, en agosto de 1997, la misma institución, el MAG, por intermedio de Gerardo López, actualmente ¡¡"Coordinador General del Ministerio de Agricultura y Ganadería"!!, autorizó el ingreso de 1.848 toneladas de semillas Delta&Pine, una cantidad que, de haberse utilizado, habría sido suficiente para cubrir 170 mil hectáreas, o sea el 82% de la superficie sembrada en esa campaña 1997/98.

 

Pero además, cuando se produjo la importación ya había sido adquirida la totalidad de semillas necesarias para esa campaña. Entonces, exministro Cayo Franco, exsubsecretario Gerardo López: ¿cuáles fueron las razones para autorizar el ingreso de esas semillas? ¿Qué vínculos existieron entre esa importación de semillas y el proyecto presentado por CADELPA a fin de 1997 al MAG, para que se le concediese el monopolio de la distribución de semillas para la campaña 1998/99? ¿Eran esas semillas de la Delta&Pine las que se pensaba, nuevamente, utilizar en detrimento de las recomendaciones de los técnicos, del interés de los campesinos y del país?

 

Las respuestas que seguramente no llegarán de estas personas, a pesar de la responsabilidad legal y política que les cabe, surgen de los propios hechos.

 

Fue en ese marco en el cual el padre Jorge Palka -ya mencionado como una de las primeras personas que se preocupó y ocupó de la contaminación en Rincon'í y Santa Angela-, quien desde hacía algún tiempo venía publicando artículos en distintos medios acerca de las dificultades que enfrentaban los pequeños cultivadores de algodón, inició una campaña de denuncia de las irregularidades cometidas por funcionarios públicos y agentes privados que, en su opinión, condenaban nuevamente al fracaso a la campaña algodonera de ese año.

 

Algunos medios de prensa dejaron de publicar sus artículos. Palka entonces contrató espacios en toda la prensa para difundir sus denuncias.

 

En uno de esos remitidos, fechado el 15 de octubre de 1998, el padre Palka afirmó: "No se pone a la gente capaz para manejar el programa algodonero. La coordinación del programa algodonero ha sido confiada al ingeniero Gerardo López, un especialista en citrus, que tiene como mayor mérito ser hombre de confianza de CADELPA.

 

Entre los antecedentes del ingeniero López está el de haber sido viceministro de Agricultura. Fue el ingeniero López quien autorizó la entrada al país de 84 mil bolsas de semillas de Delta&Pine, equivalentes a 1.850 toneladas. Resulta llamativo que López haya dado esta autorización cuando el Ministerio ya había adquirido la totalidad de la semilla para la siembra de la campaña 1997/98. Quizá la explicación esté en que, en su lugar de origen -Estados Unidos-, esa semilla ya no era apta para la siembra, Y SE LA CONSIDERABA BASURA TÓXICA, por lo que su precio de venta fue insignificante."

 

En el mismo remitido, Palka emplazaba a López a que rebatiera, entre otras, las siguientes afirmaciones:

 

1)    En 1997 el MAG permitió la entrada al país de 84 mil bolsas de semillas de la Delta&Pine. ¿Sí o no?

 

2)     En ese entonces el MAG ya había adquirido toda la semilla destinada al pequeño productor para la campaña algodonera 1997/98. ¿Sí o no?

 

3)     La semilla en cuestión ya había perdido valor comercial en Estados Unidos cuando fue introducida al país. ¿Sí o no?

 

 

4)     Existe un dictamen técnico del MAG que limita el uso de la semilla Delta&Pine (nueva) al 10% del área nacional de siembra. ¿Sí o no?

 

5)     Pese a haber sido advertido de tal circunstancia, el MAG no estableció ningún sistema de control para evitar el uso excesivo de esa semilla. ¿Sí o no?

 

 

6)     ¿Para qué mercado vino esta semilla Delta&Pine de mala calidad? ¿Para el pequeño agricultor o para el agricultor mecanizado?

 

Y agregaba el sacerdote: "Una buena cosecha depende de una buena semilla. Pero, en el fondo, aquí a nadie le interesa distribuir buena semilla, sino hacer negocios con la importación de las mismas. Eso se hace trayendo semillas de baja calidad para venderlas al precio de las buenas (…). A nadie le interesa el éxito de la producción, sino la especulación y el dinero fácil y malhabido."

 

 

 

1 Luis Alberto Alvarez, asesor técnico del Gabinete; Carlos Pfingst, director de la Dirección de Semillas (DISE); José Paiva, técnico de DISE; Carlos Jara, técnico de la Oficina Fiscalizadora de Algodón y Tabaco (OFAT); Rosita Benítez, técnica del Instituto Agronómico Nacional (IAN); Julia Wilma Giménez, técnica del IAN; y Gregorio Bozzano, técnico del IAN.

2 Operación mecánica para separar las semillas de la fibra de algodón.

 

 

 

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