A fines del
mes de septiembre se han producido nuevamente muertes de
colmenas de apicultores que viven en el departamento de
Canelones. Han sido varios los casos relatados a RAP-AL
Uruguay en las últimas semanas. A continuación
reproducimos algunos de ellos
Una
apicultora de la zona de Sauce tuvo una pérdida completa de
dos apiarios con un total de 40 colmenas. Las colmenas
tenían una excelente población y a fines de agosto llegaban
a tener hasta 9 cuadros de crías. Se denomina cuadros de
cría a los cuadros del nido de cría que contienen huevos,
larvas, o pupas.
Según datos
proporcionados por esta apicultora, las abejas habían
invernado muy bien, se les había dejado reserva de miel en
cámaras y media alza, cajón más pequeño, para que se
acumulase la miel. Al momento de encontrarlas muertas, había
cría en todos los estadios, 4-5 centímetros de abejas
muertas en el piso de la colmena y gran cantidad de abejas
muertas en el suelo al frente del cajón. Se notaba un fuerte
olor a químico que no se pudo identificar.
El campo
está ubicado sobre Ruta 107, pegado a la Industria Pancini.
La apicultora realizó la denuncia en la Seccional Policial
de Sauce. También recogió muestras de abejas, cuadros con
cría y miel y las llevó a la División Laboratorios
Veterinarios (DILAVE). Después de 15 días sin tener
una respuesta, se le comunicó que tiraron las muestras. La
razón: "no creemos que
esas muestras sean relevantes".
También en
la zona de Sauce, otros dos apicultores perdieron 15
colmenas. El estado de las mismas era muy bueno. Las abejas
fueron encontradas en las mismas condiciones que la
situación descrita anteriormente. Estos dos apicultores
realizaron también la denuncia en la Seccional Policial de
Sauce. Recogieron muestras de abejas, cuadros con cría y
miel y los llevaron al Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU).
Posteriormente se les informó que ni en la cría, ni en la
miel, ni en la cera se encontró nada que pudiera ser la
causa de la muerte. El campo se ubica sobre la Ruta 67 Km.
38.5.
En Villa
Nueva, otras dos apicultoras perdieron 25 colmenas. El
estado de las colmenas era excelente en lo sanitario y desde
el punto de vista productivo. Las apicultoras sostienen que
hacía tiempo que no veían a las abejas tan fuertes. La
denuncia también fue realizada en la Seccional Policial de
Sauce y en la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA)
del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP).
A pocos días de haberla realizado, a una de las apicultoras
la DGSA le comunicó por teléfono del acuse de la
misma, diciendo que su caso no era aislado y que estaban en
conocimiento de lo que está sucediendo en la zona, ya que
han recibido otras denuncias como la suya. Lamentablemente
el representante de la DGSA no le comunicó si se
tomarían medidas sobre lo sucedido.
De acuerdo
a la información recabada, otros tantos apicultores de
Canelones también han perdido sus colmenas. Uno de ellos
comenta: “en algunos
casos se han llevado abejas muertas a la Dirección General
de la Granja (DIGEGRA) o a la DILAVE, pero en
general ha primado el “no creer”, acerca de que es muy
difícil comprobar quien está “curando”* de manera tan
salvaje.”
Por otro
lado es bueno aclarar que no hay más denuncias formales por
el escepticismo y por miedo a que no dejen más poner
colmenas en los campos. Es una particularidad de esta
actividad que se depende de la "buena voluntad" de los
dueños de los campos para poder conseguir lugares para
ubicar las colmenas. Esto genera una dependencia tal con los
dueños de las tierras que a veces hace soportar abusos. Por
esto es que la gente no denuncia más.
Recorriendo la zona
Después de
verificar la muerte de las colmenas en Villa Nueva, se
recorrió la zona para buscar las posibles causas de la
muerte de las mismas.
Esta zona
está rodeada de frutales y viñedos. Ambos cultivos son
fumigados periódicamente, tanto para combatir enfermedades,
como a la hormiga cortadora. Se consultó en uno de los
viñedos si se habían realizado fumigaciones alrededor de las
fechas en que se encontraron las abejas muertas. La
respuesta fue positiva y se pudo comprobar que se habían
realizado aplicaciones tanto de funguicidas como de
hormiguicidas, ambos aplicados en conjunto con una
pulverizadora. Lamentablemente no fue posible conseguir los
nombres de los agrotóxicos aplicados.
En nuestro
país, el combate de las hormigas cortadoras y otros insectos
se realiza con el insecticida
fipronil,
que es altamente tóxico para las abejas. Francia y otros
países europeos lo han retirado del mercado después de haber
comprobado que la muerte de millones de abejas ha sido
causada por su uso. El
fipronil no
solo es tóxico para las abejas sino que también tiene
afectos adversos para la salud humana.
En Uruguay
el fipronil
es vendido en distintas formulaciones: cebo granulado,
suspensión concentrada y polvo mojable. Las dos últimas
formulaciones pueden utilizarse con pulverizadoras.
Si bien es
cierto no se ha podido comprobar qué sustancia fue usada en
las fumigaciones de estos viñedos ni en los otros cultivos,
bien se podría pensar que se utilizó
fipronil.
Tanto las
declaraciones como lo que se pudo observar directamente
confirman que las abejas se encontraban muertas afuera de
los cajones y en los pisos de los mismos, lo que da para
pensar que su muerte fue causada por una sustancia que les
permitió llegar a sus colmenas y al entrar contaminaron al
resto provocando la muerte de todas ellas.
Lamentablemente no es solo
Canelones
Un
apicultor del Departamento de Flores nos cuenta que el año
pasado el fipronil mató cientos de colmenas. Al detectar la
mortandad de las abejas se pudo observar que delante de las
piqueras (puerta de entrada), quedaba un colchón de abejas
muertas y que otras tantas llegaban desorientadas. En un
principio, fueron tratadas pensando que se trataba de un
tipo de Nosema (hongo parásito que vive dentro de las
abejas), pero los resultados fueron negativos. Luego, por
distintas investigaciones, llegaron a la conclusión de que
un productor agrícola había aplicado fipronil. En este caso
particular, el apicultor hizo la denuncia ante el MGAP.
El Ministerio investigó, llegando a la conclusión de que
efectivamente se había aplicado fipronil. El ministerio
habló con el productor, quien confirmó lo presumido y luego
visitó uno de los apiarios del apicultor afectado, para
constatar los daños. El apicultor comenta que:
“detectaron en el momento
sólo dos colmenas sin actividad y no vieron la cantidad de
abejas muertas en el suelo delante de las piqueras, ya que
la persona que fue no era apicultor ni estaba equipado para
ver las colmenas. En total tuve una baja de 30 colmenas y
una disminución del 50 por ciento de población en las que
sobrevivieron”.
El caso de
este apicultor tampoco es aislado en el departamento de
Flores. Tanto así, que luego del caso recién relatado se
presentó una denuncia colectiva, con las firmas de varios
productores afectados, con fotos y pruebas de los daños
ocasionados. Tampoco en esta ocasión se tuvo respuesta
alguna.
Venenos para las abejas
Es conocido
mundialmente que el
fipronil en particular y otros agrotóxicos
como el imidacloprid, el endosulfán y la cipermetrina, son
muy tóxicos para las abejas y para el medio ambiente. El uso
de estos agrotóxicos en nuestro país ha aumentado
sustancialmente en los últimos años. Uno de los principales
motivos del aumento del uso de estas sustancias es el avance
de los cultivos de soja transgénica. Sin embargo estos
venenos también se utilizan en frutales y en horticultura.
Los
pequeños apicultores son los más afectados; en muchos casos
se enfrentan a la muerte total o parcial de las colmenas y
no encuentran apoyo por parte de las autoridades.
¿Los
apicultores deben quedar expuestos a estas pérdidas sin
tener una respuesta por parte de las autoridades? ¿Se debe
llegar a una mayor mortandad de abejas para que se tomen
medidas que protejan al pequeño apicultor?
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