En febrero de 2005, miles de ex trabajadores y 
						trabajadoras de las bananeras y del azúcar afectados por 
						agrotóxicos volvieron a marchar hacia la capital, 
						Managua. Por cuarta vez tuvieron que abandonar sus 
						hogares y recorrer 140 kilómetros para pedir a las 
						instituciones nicaragüenses un compromiso real y 
						efectivo con sus problemáticas, y para plantear una 
						agenda muy amplia que abarcaba no solamente el tema 
						específico de las enfermedades que sufren, sino 
						diferentes aspectos relacionados con el medio ambiente, 
						con la eliminación del uso de agrotóxicos en el país, 
						con proyectos de reforestación, análisis profundos de 
						las aguas en el Occidente del país, la reglamentación de 
						la quema de la caña y con la implementación de sistemas 
						de cultivos orgánicos, entre otros.
						
						
						 
						
						
						Por primera vez, diferentes sectores afectados por 
						agrotóxicos marchaban juntos, para exigir el respeto a 
						sus derechos violados por las transnacionales 
						estadounidenses y nicaragüenses, y también por los 
						gobiernos, que nunca se interesaron en lo que estaba 
						pasando en las bananeras y en los cañaverales del país.
                    
    
                    
    
						 
						
						
						Se reunieron frente a la Asamblea Nacional y allí 
						permanecieron ocho meses, mal nutridos, aguantando el 
						sol y el polvo del verano y la violencia de las lluvias 
						del invierno nicaragüense, durmiendo en “champas” de 
						plástico y sobreviviendo de la solidaridad nacional e 
						internacional, que cada día aportaba algo para que los 
						afectados pudieran seguir firmes en su lucha. 
						
						
						
						 
						
						
						El plantón se conoció en toda Nicaragua y en el mundo 
						como la “Ciudadela del Nemagón”, y la nueva 
						osadía de miles de personas empezó a llamarse la “Marcha 
						sin Retorno”, porque la gente estaba dispuesta a 
						quedarse hasta que las instituciones dieran respuesta a 
						sus demandas.
						 
						
						
						Fue una demostración de fuerza y de unidad que obligó al 
						gobierno y a la Asamblea Nacional de Nicaragua a 
						negociar y a firmar acuerdos con los afectados. Pero, al 
						mismo tiempo, fue una protesta que cobró muchas vidas, y 
						en octubre, cuando el último contingente de afectados 
						regresó a sus casas, las estadísticas de los fallecidos 
						habían tenido un repunte muy preocupante. No cabe duda 
						de que fueron víctimas de un sistema político e 
						institucional lento y, muchas veces, insensible frente a 
						las necesidades de su pueblo.
						 
						
						
						La presentación del libro contó con la participación de 
						diferentes organizaciones de la sociedad civil 
						nicaragüense, de la Asociación Italia-Nicaragua, 
						de la Rel-UITA y, sobre todo, de una gran 
						cantidad de las y los verdaderos protagonistas de esta 
						lucha. Mujeres y hombres afiliados a las asociaciones de 
						ex trabajadores y trabajadoras del banano afectados por 
						el Nemagón (Asotraexdan y Aobon), a la 
						Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia 
						Renal Crónica (Anairc) y a los sectores que 
						reclaman sus derechos de propiedad del 25 por ciento del 
						banano y de la caña, llenaron la sala del Centro 
						Valdivieso en Managua para recordar, celebrar y sobre 
						todo, para seguir impulsando una lucha que no ha 
						terminado y que necesita de una constante movilización 
						para que las instituciones cumplan con lo que han 
						firmado.
    
							
						
                    
    
							 
						
						
						Ha sido también la ocasión para resaltar la lucha de las 
						mujeres afectadas, ya que las transnacionales que 
						produjeron y aplicaron el Nemagón en Nicaragua siguen 
						sin querer reconocer su drama, queriendo excluirlas de 
						todos los procesos de negociación.
						
						
						 
						
						
						Hubo diferentes intervenciones. La primera fue del 
						director del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos 
						(Cenidh), Bayardo Izabá, quien dijo que 
						“sobre todo las mujeres han vivido en carne propia los 
						perjuicios de los pesticidas en su salud, en su 
						integridad física y psicológica, que han sido utilizados 
						por décadas en el Occidente del país. En la lucha que 
						han llevado adelante las personas afectadas, no se dio 
						justa visibilidad a la magnitud del sufrimiento de las 
						mujeres y tampoco al de los niños y adolescentes. Las 
						transnacionales que contaminaron y siguen contaminando 
						nuestro país aducen que las mujeres nunca tuvieron 
						contacto directo con los pesticidas, y hoy vamos a 
						demostrar, con el testimonio de mujeres, como en verdad 
						fueron afectadas. Nosotros, como organismo de Derechos 
						Humanos, hace muchos años que acompañamos a los 
						bananeros afectados por el Nemagón y a los cañeros 
						afectados por IRC, y sabemos que las mujeres fueron 
						contaminadas y sufren los perjuicios de estos 
						pesticidas. Sufren, además, una afectación indirecta al 
						quedar viudas”.
						
						
						 
						
						
						
						Izabá 
						recordó también que no ha habido una respuesta 
						responsable por parte del gobierno en los últimos 15 
						años, y que más bien asumió una actitud de abandono, ya 
						que “fue sólo gracias a la presión y a la unidad de los 
						bananeros y cañeros que se pudo aglutinar a una gran 
						cantidad de ministerios y organismos del Estado y 
						obligarlos a que se comprometieran frente al país y al 
						mundo. Si hubo por lo menos un nivel de respuesta mínimo 
						es gracias al interés de la Ministra de Salud, quien 
						tuvo una actitud sensible”.
						
						
						 
						
						
						El Cenidh reafirmó su compromiso con la lucha de 
						estos trabajadores “porque es una de las más importantes 
						en el país, y tenemos que movilizarnos para que en 
						Nicaragua no sigan entrando pesticidas. Las empresas, 
						como es el caso del Ingenio San Antonio, han 
						encontrado pretextos para evadir sus responsabilidades y 
						hay que tocar también los intereses que tienen los 
						empleadores, los empresarios, los patrones. Es un reto 
						para las organizaciones de la sociedad civil 
						nicaragüense y extranjera que están comprometidas con 
						los derechos humanos. No hay que huir de los retos, hay 
						que enfrentarlos para encontrar soluciones, construir 
						respuestas y resolver el problema”, concluyó Bayardo 
						Izabá.
						
						
						 
						
						
						También participó Denis Meléndez del Centro de 
						Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), 
						quien enfocó la dramática situación en que viven los 
						trabajadores del azúcar afectados por Insuficiencia 
						Renal Crónica (IRC). 
						
						
						 
						
						
						“La compañera Michelle Najilis dijo que con su lucha 
						ustedes nos estaban enseñando a vivir y a morir con 
						dignidad, y estas palabras quedaron grabadas en la 
						historia de nuestro país. Hay que reflexionar sobre el 
						significado de vivir y morir con dignidad. Antes de la 
						huelga de hambre del pasado 6 de agosto de 2005, vi por 
						primera vez llorar a Victorino Espinales (líder 
						de los acampados) y tuve que reflexionar sobre lo 
						que estaba pasando viviendo. Todo eso marcó para siempre 
						nuestras vidas”.
    
							
    
						 
						
						
						
						Meléndez 
						siguió agradeciendo a los medios y organizaciones 
						nacionales e internacionales, como es el caso de la 
						Rel-UITA, por el gran apoyo brindado a esta lucha y 
						por la gran cantidad de información producida y 
						divulgada.
						 
						
						
						Tocó además el tema del por qué se decidió publicar este 
						libro. “Había que resumir los principales documentos de 
						esta lucha y sus demandas. La agenda de trabajo es 
						amplia, con demandas al gobierno, a la Asamblea 
						Nacional, a la Procuraduría para la Defensa de los 
						Derechos Humanos (PDDH), para los derechos de propiedad 
						que les fueron arrebatados, la demanda a las empresas 
						transnacionales por el daño ocasionado a ustedes y a la 
						comunidad, la demanda por la IRC.
						
						
						La situación es dramática. Sigue muriendo gente y no se 
						le ha dado la atención que el caso merece”.
						
						
						 
						
						
						El responsable de Incidencia del CISAS agregó 
						también que hay que enfocarse en tres puntos. “El 
						primero tiene que ver con la situación de las mujeres 
						afectadas y el rechazo de la Dole (transnacional 
						con la que los bananeros han comenzado una negociación) 
						a reconocerlas como sujetos de derecho a una 
						indemnización. El segundo punto es que se sigue hablando 
						muy tímidamente de los cañeros afectados por 
						Insuficiencia Renal Crónica (IRC), mientras que el 
						problema es muy fuerte ya que mueren tres o cuatro 
						personas a diario y afecta también a la familia por la 
						alta contaminación del agua. Tenemos que focalizar más 
						al tema de la IRC, para que todo el mundo le preste 
						atención. El último punto -concluyó Meléndez- se refiere 
						a quién presentar las demandas, o sea a las empresas y 
						al Estado”.
						
						
						 
						
						
						También intervino del secretario de la Regional 
						Latinoamericana de la Union Internacional de los 
						Trabajadores de la Alimentación y la Agricultura, 
						Gerardo Iglesias, quien se solidarizó con los 
						trabajadores y trabajadoras afectadas y anunció una 
						campaña a nivel regional y mundial a favor de estos 
						sectores.
						 
						
						
						“Para mí es un orgullo y un deber estar con ustedes. Me 
						duele Nicaragua por su pobreza, por su gente, por su 
						Revolución tronchada. Me duele porque en mi adolescencia 
						un libro escrito por un nicaragüense, un comandante 
						llamado Omar Cabezas, supo embrujarme y sumergirme en la 
						Revolución Sandinista. El libro era ‘La montaña es algo 
						más que una inmensa estepa verde’. Me duele Nicaragua 
						ahora, porque hace unos meses enviamos cartas y mensajes 
						porque esta persona (Cabezas), no fue solidaria con 
						ustedes. Me duele, porque este ex comandante cerró las 
						puertas de la Procuraduría para la Defensa de los 
						Derechos Humanos para no atenderlos. 
						
						
						También me duele y me pregunto, ¿por qué en esta reunión 
						no se hizo presente ninguna central de trabajadores y no 
						hay un solo sindicato? ¿Por qué no se han solidarizado 
						con vuestra lucha? Nuestra organización, la UITA, 
						y la secretaría regional, estuvimos con ustedes y 
						seguiremos brindando nuestro más amplio apoyo.
						 
						
						
						Se ha dicho que ustedes nos están enseñando a vivir y 
						morir dignamente, y es cierto, pero lo que ustedes nos 
						están enseñando es, más que todo, a luchar. Que siempre 
						se puede.
						
							
						
							
								
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												La actividad fue también una 
												ocasión para resaltar la lucha 
												de las mujeres afectadas, ya que 
												las transnacionales que 
												produjeron y aplicaron el 
												Nemagón en Nicaragua siguen sin 
												querer reconocer su drama, 
												queriendo excluirlas de todos 
												los procesos de negociación. |  | 
							
						 
                    
    
                    
							
						
						
						En pocas semanas la UITA celebrará su congreso para 
						América Latina, y una de las resoluciones que vamos a 
						presentar allí es impulsar, a nivel de toda la región, 
						una campaña de solidaridad con las víctimas del Nemagón 
						y de la IRC. En marzo de 2007 la UITA tendrá su Congreso 
						mundial, y tengan ustedes la seguridad de que saldrá una 
						resolución aprobando una campaña mundial de solidaridad, 
						de apoyo hacia ustedes, y de denuncia hacia las 
						transnacionales y autoridades de gobierno”. 
						
						
						 
						
						
						El secretario de la Rel-UITA comunicó también la 
						disponibilidad de su organización a buscar la fórmula 
						para que estas asociaciones se puedan afiliar a esta 
						Internacional, “porque ustedes siguen siendo 
						trabajadores y trabajadoras organizados, a pesar de que 
						el Estado, los partidos y las centrales obreras les 
						dieron la espalda. Un compañero de Colombia, Luis 
						Alejandro Pedraza, suele decir que hay que luchar para 
						construir un nuevo sindicalismo, un sindicalismo de 
						masas, con todos y todas, y que hay que aplicar la 
						“estrategia del marrano”: cuando se pellizca a uno 
						gritan todos. Eso es lo que tenemos que hacer. 
						
						
						
						El objetivo de la UITA a nivel internacional será quitar 
						el manto de silencio que pesa sobre esta situación. Como 
						ustedes mismos nos lo enseñan, a pesar de la 
						insensibilidad, de la corrupción y de los poderosos: ¡SE 
						PUEDE!”, finalizó Gerardo Iglesias.
						
						
						 
						
						
						Cerrando la actividad intervinieron dos mujeres 
						afectadas, Nicolasa Caballero y Gloria Zeledón, 
						quienes contaron a todos los presentes su experiencia en 
						las bananeras y los efectos que el Nemagón y los demás 
						pesticidas dejaron en su salud, en su vida y en sus 
						familias.
						 
						
						
						La última intervención estuvo a cargo de la Red de 
						Mujeres contra la Violencia y de su representante,
						Azalias Solís, quien confirmó su compromiso como 
						mujer y como Red con los afectados. Su discurso se 
						enfocó en la lucha que su organización lleva adelante 
						contra la violencia a la mujer por el hecho de ser 
						mujer. “En esta lucha –dijo Solís– tenemos que 
						ver la violencia institucional y todas las formas de 
						violencia que sufren las mujeres en su subordinación y 
						discriminación. Como mujeres estamos en todos los 
						momentos y aspectos de la vida, pero no existimos, no 
						aparecemos, somos invisibles, como si no fuéramos 
						personas con derechos, sujetos políticos y de derecho.
						
						
						En este caso, si mueren 63 personas de dengue es una 
						emergencia nacional, pero cuando mueren 63 mujeres sólo 
						por el hecho de ser mujeres, nadie dice nada. Esto no 
						permite un verdadero desarrollo, una verdadera 
						democracia y contribuye a la violación de los derechos 
						humanos. 
						
						
						 
						
						
						El Estado tiene la obligación de asumir un enfoque de 
						género en su política y en sus leyes. Está en la 
						obligación de ver más allá en esta lucha del Nemagón y 
						tiene que velar por los intereses de ustedes, si no se 
						vuelve responsable y violador de los derechos humanos si 
						no garantiza, no sólo la lucha de los trabajadores, que 
						ya ha reconocido, sino también el apoyo para los daños 
						específicos y especiales a las mujeres por su condición 
						de género o por su condición biológica, porque no es 
						igual el daño ocasionado a las mujeres del que se ha 
						ocasionado a los hombres”.
						
						
						 
						
						
						
						Solís 
						concluyó su intervención recordando que no se puede 
						aceptar una exclusión de las mujeres del proceso de 
						negociación con la Dole, reafirmando también el 
						compromiso de alianza con la lucha de los sectores 
						afectados. La Red de Mujeres contra la Violencia se 
						comprometió públicamente a documentar el caso de los y 
						las afectadas para llevarlo a la Comisión Interamericana 
						de Derechos Humanos (CIDH).
						
						 
    
						
						
							
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														En Managua, Giorgio 
														Trucchi 
														
														
														© Rel-UITA 
														
														
														 
														10 de agosto de 2006 | 
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