En el Centro
de Pensamiento y Resguardo Indígena de San Lorenzo, ubicado
en Río Sucio, Caldas, se realizó durante los días 18 y 19 de
mayo el “Gran Encuentro Nacional por la Defensa de la
Soberanía Alimentaria y la Producción Campesina y
Agropecuaria”. La Unión Nacional Agroalimentaria de Colombia
(UNAC) y la Rel-UITA estuvieron allí.
Con la presencia de varios gobernadores indígenas de
diferentes etnias, de dirigentes sindicales, sociales y
políticos, destacándose la intervención central del senador
Jorge Enrique Robledo del Polo Democrático, y
con la excelente organización y disciplina del cabildo
indígena anfitrión, se desarrolló una agenda que involucró
temas como la producción agropecuaria, los tratados de libre
comercio, las mujeres y su aporte en la defensa y
conservación de la soberanía alimentaria, el Estado
colombiano, la crisis financiera mundial y la producción
nacional campesina y agropecuaria.
Al centro del debate, los 1.300 delegados y delegadas de 18
departamentos del país ubicaron el análisis sobre la crisis
nacional agropecuaria, para concluir confirmando que ella no
ha hecho más que profundizarse.
Esta crisis, que ha sido generada por otros gobiernos, está
no obstante signada por la decisión política y económica del
gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez de
entregar la poca soberanía alimentaria que aún reside en las
comunidades campesinas e indígenas o afrodescendientes.
Los beneficiarios de tal dádiva son las transnacionales de
alimentos por medio de los tratados de libre comercio,
utilizados para revalidar el modelo dominante, caracterizado
por lo acontecido con las tierras de Carimagua y el proyecto
fracasado por la denuncia oportuna de un nuevo megaproyecto
de
palma africana,
que pretendió hacer de los desplazados y campesinos aledaños
supuestos trabajadores dependientes en condiciones
absolutamente indignas.
Llamó la atención del evento la proliferación galopante
de la agricultura empresarial, estimulada por la
miseria laboral que representan las cooperativas de
trabajo asociado que, bajo el sofisma de un nuevo modelo de
contratación laboral, perpetúan condiciones de
semiesclavitud y ausencia de responsabilidades sociales por
parte de los empresarios.
El Encuentro estuvo orientado a promover y
fortalecer los procesos organizativos de unión y
movilización en defensa de la soberanía
alimentaria y la producción agropecuaria.
Identificar y acordar acciones conjuntas de
incidencia y movilización local, regional y
nacional por el derecho al reconocimiento y
protección de la producción agropecuaria y la
alimentación. |
En ese régimen, el trabajador pierde su condición de tal y
pasa a ser un “socio cooperante” que no recibe salario, sino
“compensación”. Tales fueron las denuncias de delegados y
delegadas de los sectores de productos tropicales,
especialmente agrodiesel, banano, etanol, azúcar, palma
africana y flores.
Especial análisis mereció la presencia de las
transnacionales en el concierto de la producción y la
comercialización agrícolas, fundamentalmente de Monsanto,
que gracias a las concesiones irresponsables del gobierno
desarrolla megaproyectos de producción agrícola transgénica
y mantiene las patentes de las semillas híbridas, para
garantizarse el control del mercado, la producción y la
distribución, en una franca y descarada acción que violenta
la soberanía alimentaria y contamina biológicamente las
áreas afectadas por sus “semillas del diablo”.
A todo lo anterior se agrega la denuncia sobre la
importación de más de 10 millones de toneladas de productos
agrícolas para la alimentación de los colombianos,
creándonos mayores condiciones de dependencia alimentaria
externa, generando mayor desplazamiento de campesinos,
indígenas y poblaciones afro, pues la falta de estímulos
agropecuarios por parte del Estado a través de créditos o
subsidios, significa su condena a la quiebra y a la miseria,
mientras se incrementa la franja de población
cuya alimentación depende de la producción extranjera.
Para hacer más grave la crisis, el gobierno, a través de su
influencia en el órgano legislativo, ha fomentado leyes y
normas que imponen unas condiciones sanitarias que acorralan
aún más a los pequeños cultivadores y pequeños productores
de leche, huevos, gallinas, carne, especies y productores de
panela de agricultura familiar.
El evento concluyó con la aprobación un plan de unidad de
acción entre organizaciones sociales, sindicales y
políticas, que incluye encuentros regionales y municipales,
para hacerle frente por la vía de la movilización al modelo
económico del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y,
consecuentemente, a la pretendida negociación de los
tratados de libre comercio.
También se adoptó la decisión de participar en la oposición
a la reelección presidencial,
para lo cual se trabajará intensamente en una jornada de
agosto próximo, en la perspectiva de un paro cívico
alimentado por una Minga nacional en octubre.
Lo más importante fue la toma de conciencia expresada por el
conjunto de los delegados y delegadas sobre la necesidad de
romper radicalmente con el aislamiento de la lucha gremial y
con el tradicional apoyo a políticas y políticos causantes
del actual desastre, afiliados a la pretensión de liquidar a
la clase trabajadora, campesina e indígena.
El llamado fundamental del Encuentro estuvo orientado a
promover y fortalecer los procesos organizativos de unión y
movilización en defensa de la soberanía alimentaria y la
producción agropecuaria. Identificar y acordar acciones
conjuntas de incidencia y movilización local, regional y
nacional por el derecho al reconocimiento y protección de la
producción agropecuaria y la alimentación, para el rescate
de la auténtica soberanía alimentaria y la confrontación a
la influencia expoliadora de las transnacionales de la
agricultura y los alimentos en Colombia.
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