La crisis alimentaria
El mundo
está ad portas de una crisis alimentaria
sin
precedentes |
Tanto el
Banco Mundial (BM) como el Fondo Monetario Internacional
(FMI), grandes responsables de la destrucción de los
sistemas de agricultura tradicional en los países pobres,
han debido reconocerlo.
Gracias a las políticas neoliberales y de ajuste
estructural millones de campesinos debieron abandonar la
producción de granos y hoy dependen de las exportaciones de
frutas, flores y agrocombustibles, destinados a los mercados
industrializados, que acaparan la riqueza del planeta. Según
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) la crisis ya ha golpeado a 52 millones
de personas sólo en Latinoamérica. Cunde el hambre,
pues
el precio de alimentos básicos se ha encarecido un 45 por
ciento en los últimos nueve meses. Diciembre pasado registró el alza de precios
mensual más alta en casi 20 años, según datos de la FAO.
Los cereales se
encarecieron un 41 por ciento; mientras lo aceites
vegetales, aumentaban un 60 por ciento, y los productos
lácteos, un 83 por ciento. “La tendencia no
retrocede”, dice el organismo internacional: Desde marzo de
2007 a marzo de 2008, el valor del trigo ha aumentado un 130
por ciento.
Según Marigen Hornkohl, ministra de
Agricultura, la “demanda interna está asegurada hasta
octubre”. Hornkohl confía en que la crisis mundial de
alimentos no afectará mayormente a nuestro país. Asegura que
“rubros tradicionales como son granos y cereales están
siendo desarrollados de manera eficiente, a pesar que no
somos exportadores. El desarrollo de nuestra industria para
cubrir la oferta interna ha sido eficaz. Hoy la demanda
interna de arroz se cubre en un 60% con la producción local,
en condiciones normales. Chile no tiene una crisis
alimentaria, pero producto del contexto internacional que
afecta a los cereales -donde hay una escasez relativa-, el
arroz ha representado una merma en cuanto oferta, lo que se
traduce en un alza de precios. La gente siente que se puede
acabar el producto y ha comprado más de lo normal”, dice.
El precio de alimentos básicos se ha encarecido
un 45 por ciento en los últimos nueve meses |
Otros datos del Instituto Nacional de
Estadísticas (INE) señalan que el alza de alimentos y
bebidas, en 2007, hizo caer las compras en nuestro país, que
exhibe un PIB per capita de 9.884 dólares. Una
reciente encuesta de la Universidad Central arrojó que la
gran mayoría desea que los alimentos sean subvencionados por
el Estado “para que no siga subiendo de precio”: Un 58,7 por
ciento de los habitantes de Santiago respondió que se debe
subvencionar el pan; y un 22 por ciento, la leche; un 10,3
por ciento, el arroz (10,3 por ciento); un 8 por ciento, las
verduras y papas, y un 1 por ciento, la carne. Las
autoridades saben que Chile no tiene asegurada la
soberanía alimentaria en productos como el trigo, arroz y
leche, entre otros. El periodista económico Paul Walder,
dice: “Chile es un importador de alimentos, por lo
que el impacto ya puede observarse en la inflación interna.
Los precios suben y si suben los granos, suben también los
otros alimentos. Chile es una de las economías más
abiertas y entusiastas del libre comercio”.
Según el Programa Mundial para la Alimentación
(PMA), las reservas mundiales de alimentos están en el nivel
más bajo de los últimos 30 años y amenazan con el hambre a
unas 100 millones de personas, “los más pobres de entre los
pobres”. Unos 500 millones de campesinos empobrecidos no
podrán sobreponerse al encarecimiento de la energía y los
fertilizantes. Según la FAO y el PMA, la crisis alimentaria
afectará a más de 850 millones de personas en África,
Asia y Latinoamérica, principalmente,
aumentando las cifras negras de hambre y desnutrición. “Si
sabemos que en los países pobres, el trigo, la soya, el
arroz y el maíz son la base de su alimentación y que, en los
últimos 12 meses, el precio del trigo subió 130 por ciento,
el de la soja un 85 por ciento y el del maíz un 35 por
ciento, mientras que el arroz lo hizo en un 71 por ciento,
no nos puede sorprender que el mundo enfrente una grave
crisis alimentaria. El arroz pasó en pocos meses de 300
dólares la tonelada a unos 1.200 dólares. El PMA evaluó en
un 55 por ciento el aumento de los precios de los productos
alimenticios desde junio de 2007 y algunos expertos estiman
que esta cifra llega al 70 por ciento”, señala el economista
Marcel Claude.
Según Jacques Chonchol, economista
agrario, ex ministro de Agricultura del gobierno de
Salvador Allende, existen una serie de factores que
empujan a todo el planeta a una grave crisis alimentaria:
“Uno es el calentamiento global que está afectando
negativamente la producción con sequías e inundaciones. Otro
ha sido el fenómeno de las malas cosechas. Todo esto ha
disminuido los stocks de reserva, que generalmente
representaban el 30 por ciento del abastecimiento mundial.
Han bajado a un 25 por ciento y lo más probable es que sigan
bajando, si no hay una recuperación de la producción.
Actualmente los stocks se estiman en 405 millones de
toneladas, que representan más o menos el consumo mundial de
dos meses. Todo esto lleva a la especulación. Este es un
fenómeno que afecta a todas las materias primas, y por
cierto a los alimentos. Muchos de los capitales flotantes,
especulativos, fondos de todo tipo, que se invertían en
minerales y petróleo, han pasado ahora a invertirse en
cereales”. Y agrega: “La especulación ha elevado los precios
del petróleo, precios que a su vez inciden en un aumento del
costo del transporte de los alimentos. Hay otros más, como
el aumento del consumo de carne en India o China.
Para producir una caloría de carne se necesitan siete
calorías de cereales. Por tanto, una buena parte de los
cereales que se consumen en Occidente hoy no se destinan al
consumo humano, sino a alimentar animales. En la medida que
nuevos países aumentan su consumo de carne, aumenta también
su demanda por cereales”.
Marcel Claude
agrega que según el PMA, “en El Salvador las
comunidades rurales están comprando 50 por ciento menos
comida que hace 18 meses, lo que significa que su consumo
nutricional que ya es muy pobre, se ha visto recortado a la
mitad. La situación está alcanzando a los países de alto
desarrollo, cuyos habitantes ahora invierten 5 por ciento
más de sus ingresos en comprar alimentos. Estados Unidos,
el mayor consumidor mundial, vive la peor alza de precios en
los alimentos en casi dos décadas, incluso algunas grandes
cadenas distribuidoras, como
Wal-Mart
y
Cotsco,
han racionado la venta de productos como el arroz. Las
Naciones Unidas advirtieron que el aumento en el precio de
los alimentos básicos podría continuar hasta el año 2010”,
dice.
Chile
depende en un 50 por ciento de las importaciones de arroz, y
de éstas un 81,9 por ciento provienen de Argentina.
Si el país trasandino cierra o restringe sus envíos para
asegurar el abastecimiento interno, habrá serios problemas.
Según Arroz Aruba que importa “a un costo 60 por ciento
superior al del año pasado, si Argentina restringe
los envíos, no hay otros países donde comprar. Es muy
difícil buscar otros países. Brasil no está
exportando y hacerlo desde Europa es inviable”. La
empresa estima que se registrarán más alzas de precio “de al
menos un 20 por ciento”. Para la industria Arroz Zaror, “el
alza podría llegar hasta a un 30 por ciento”. Según otras
industrias como Cotrisa y Cooperativa Parral, hay otros
factores en juego como “la especulación” y el “rendimiento
menor por hectárea por la sequía”, la peor en las últimas
décadas que sigue afectando a Chile.
Según Jacques Chonchol, las políticas de
liberalización aplicadas en la mayoría de los países han
perjudicado completamente a los pequeños agricultores:
“Muchos han tenido que salir del mercado, por ejemplo en
México pasó con el maíz y el TLCAN. Toda esta
política de libre mercado, que en determinado momento ha
facilitado la importación de alimentos baratos, ha liquidado
a la pequeña agricultura”.
Por cada punto porcentual que sube el índice
mundial de los precios de alimentos, se agregan
16 millones de personas a las cifras negras del
hambre y la desnutrición |
Y a eso se agrega el peligro de los
agrocombustibles. La industria del etanol y de
agrocombustibles utiliza tierra arable para cosechar caña de
azúcar, soja, maíz, palma y semillas de girasol, lo que ha
incrementado los precios de los aceites vegetales:
“Se calcula
que en
Estados
Unidos se han destinado 60 millones de toneladas de maíz a producir
etanol.
A nivel mundial se destinan unos cien millones de toneladas.
A medida que aumenta la asignación de tierras para producir
agrocombustibles es una nueva presión sobre la demanda y los
precios. Mientras más plantaciones se dediquen a producir
etanol, mayor será el impacto sobre los precios”, dice.
El Instituto Internacional de Investigación de
Política Alimentaria (IFPRI), de Estados Unidos
advirtió que de mantenerse la expansión de los
agrocombustibles el encarecimiento puede ser aún mayor.
Aseguran que los mismos le restarán mercado a la agricultura
y que de mantenerse el ritmo de crecimiento de éstos
“programas energéticos” el valor del maíz subirá al menos 26
por ciento para el 2020. El alza llegaría a un 72 por ciento
de duplicarse la expansión de cultivos destinados a
agrocombustibles.
“Debería promoverse una moratoria mundial que
impidiera el uso de recursos tan críticos como la biomasa
pesquera y las reservas de grano para sostener el negocio
lucrativo de los salmoneros y de las trasnacionales que
-como
Monsanto-
inciden a nivel mundial y de manera gravitante en la
producción y disposición de granos como el maíz. Cuando se
trata del uso de granos como el maíz y el trigo que
constituyen la base de alimentación de miles de millones de
personas -generalmente las más pobres- es todo un
contrasentido ético, al igual que la producción de salmones
que destruye una biomasa pesquera natural casi diez veces el
tamaño de la producción salmonera. No está demás recordar
que con los precios actuales del petróleo, el incentivo para
reasignar los granos a la producción de biocombustibles
crece en forma directamente proporcional al aumento del
precio del petróleo”, agrega Marcel Claude.
¿Qué sucederá en Chile y Latinoamérica?
En nuestro país la sequía ya había hecho aumentar los
precios de los alimentos básicos. La tendencia sigue en
alza. Tampoco existe una política real de seguridad
alimentaria. Las cifras están en la mesa y, sin duda, la
verdad es mucho peor que ellas. Por cada punto porcentual
que sube el índice mundial de los precios de alimentos, se
agregan 16 millones de personas a las cifras negras del
hambre y la desnutrición, ha dicho la FAO. Son cifras
oficiales. “Cada cinco segundos un niño menor de diez años
muere de hambre o por sus secuelas inmediatas. Más de seis
millones en 2007. Cada cuatro minutos alguien pierde la
vista debido a la falta de vitamina A.
Hay 854 millones de seres humanos gravemente
infraalimentados, mutilados por el hambre permanente.
Esto ocurre en un planeta que rebosa riquezas. Por tanto,
esta masacre cotidiana por el hambre no obedece a ninguna
fatalidad. Detrás de cada víctima hay un asesino. El orden
mundial actual no sólo es mortífero, además es absurdo. La
masacre está instalada en una normalidad inmóvil. Cualquier
muerte por hambre es un asesinato”, señaló a la prensa el
suizo Jean Ziegler, Relator de Naciones Unidas para
la Alimentación, en un foro internacional.
|
En Santiago,
Arnaldo Pérez
Guerra
Rel-UITA
9 de mayo de
2008 |
|
|
|
Fuentes: Punto Final, El
Mostrador y propias
Fotos: Punto Final
artículos relacionados
Volver
|
UITA - Secretaría Regional
Latinoamericana - Montevideo - Uruguay
Wilson
Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 - 902 1048 -
Fax 903 0905
|